lunes, 23 de noviembre de 2020

Espíritu Grinch

              



                  "Espíritu Grinch".


Mi espíritu navideño murió el día que murió mi madre. So not big expectations for CHRISTMAS anymore. Es así como te das cuenta que lo importante es la gente y el amor, no las festividades o fechas inventadas y mucho menos el lugar o condiciones... En este año donde tantos han sufrido pérdidas, que ha sido tan duro económica y emocionalmente, un año diferentes lleno de cambios y bruscas adaptaciones me parece que no seré el único grinch, eso me hace sentir aliviada, arropada, acompañada de alguna manera. Sí, la vida sigue... No se engañen: no sigue igual, por mucho que lo diga Julio Iglesias. Cuando te arrancan un pedacito de ti, un trozo de alma, un cacho de corazón tu cuerpo sigue viviendo obligatoriamente pero tu cabeza y espíritu un poco menos. Eso es lo que hay que aceptar de la pérdida: que no vamos a ser los mismos, no el hecho de que nuestras personas amadas no nos van a acompañar. Yo vivía por y para mi familia, nuestras reuniones, y por supuesto Navidad con su Noche Buena y su fin de año era la mejor de las épocas, vivía esperándola con ansias. Adoraba las cenas de mi madre, los karaokes ridículos en familia hasta la madrugada, los bailes de mi abuelo y mis tíos, a mi pequeño primo siendo el centro de atención por el que todos babeábamos, los vergonzosos disfraces que me hacía llevar mi madre, todo el montaje del árbol, la repartición de regalos, la expectación por las chuches de Santa, los cuentos para el día después de todos los que terminaron en peda mientras comíamos lo que quedaba del día anterior, y el dormir todos juntos aunque estuviéramos como sardinas enlatadas. Tenía una sensación, un olor, una emoción para describir esas fechas en que todo era felicidad. Hasta que ella murió y justo como no quería mi bella familia se derrumbó, nunca supe que era tan de cartón, tuvimos que perderla a ella para abrir los ojos en muchos sentidos, un año mi padre intentó con su nueva pareja hacer todo igual, pero nada fue lo mismo. Al siguiente mi hermana y yo por nuestra cuenta nos montamos una fiesta, muchos amigos, alcohol y cero familia, bastante buena, hasta que caes en cuenta que no son amistades reales sino de fiesta. En fin, que ahora prefiero resistirme a las comidas que hacen mis tíos donde de casi 20 quedamos 5, donde siempre va mi hermana a su rollo con el novio de turno y yo sola cantando canciones de la década y hablando de enfermedades con mi abuela, me voy más por el llanto, la cobija de mi cama y una peli mala, quizás una pastilla para dormir y que pase lo más rápido posible la pesadilla. Y no sé, tal vez en algún momento cambie y sea uno de esos jóvenes que se van con "amigos" a beber hasta vomitar con las luces agobiantes de cualquier discoteca o bar petado. Ya sin esperar calma, amor, el beso tierno peliculero de abrir el año o el hacer manitas en la cena y sacarte 10 fotos junto al árbol o amanecer en pijamas a juego con un desayuno de teleserie. De momento no espero nada, eso es lo mejor que puedo hacer. Sí han pasado siete años, para mí es como si hubiera sido ayer, es cierto que el dolor amena, pero sigue, y los recuerdos son muy malos amigos...
Más de uno este año estará viviendo esta fase y en la distancia le hará compañía a mi soledad. Yo aunque ella decía que no quería verme llorar no puedo evitarlo y el "sé feliz que eso es lo que ella quisiera" me parece una pantomima qué quieres que te diga. Yo soy... lo que puedo, como puedo, cuando puedo. Y está bien y no estamos locos, todo en la vida es un proceso, tenemos que recordarlos con gozo y no olvidarlos, pero no intentemos fingir que todo sigue igual y menos haciendo lo mismo porque es un inmenso y doloroso fallo. A abrazar la vida nueva, a agradecerles el tiempo que nos acompañaron y a llorarles un poquito, creo que esonle sienta bien al corazón de vez en cuando. ¿Vamos a ser felices? Claro, por momentos como todos, la alegría nuestra no está atrofiada y aunque no lo aplique, sé que sonriendo no les estamos fallando, pero cada quien a su ritmo, a su paso, poco a poco. Que volver a poner en forma un músculo atrofiado es un proceso lento y difícil, y el corazón donde ha muerto nuestro espíritu no queda exento de él. Sin prisa, que todo llega cuando estás listo...