martes, 17 de diciembre de 2019

Diario de una Agorafobia




               Diario de una Agorafobia



No puedo. No puedo más. Estas son las únicas palabras que logro entrelazar desde hace un par de meses. Y no puedo más. Me odio a mí. Odio ser yo. Odio estar en este cuerpo y no poder escapar de él. Odio estar dentro de mi mente y perderme en sus millones de agujeros oscuros. Odio todo, no quiero nada. No quiero vivir, sentir, pensar, no quiero dolor ni felicidad, no quiero nada o sí, solo quiero no querer nada. No entiendo lo que pasa a mi alrededor ni cuándo ni cómo, no entiendo cómo de repente mis manos temblorosas están sangrando, y no sé cuándo sucedió, ni cómo lo hice, ni cómo a llegado la sangre a manchar la pared, no sé en qué instante hice nada o me hicieron algo si he estado aquí todo el tiempo, ¿cómo no lo vi? ¿Acaso no he sido yo la que ha estado aquí? Podría ser que fuera alguien más…, otra, porque hay días en que me siento como un globo que que se va inchando con ansiedad, con miedos, con locura, con depresión, con una ira descomunal sin sentido no sé ni dirigida a qué, y cuando la dirijo a algo, el globo crece a mayor velocidad y escapa de la Tierra, y no sé dónde va, no sé dónde me voy, solo sé que cuando regreso al mundo, es que me doy cuenta que por un momento me fui, que estuve ausente y que no recuerdo ni lo que hice, ni lo que dije, ni lo que pasó, solo recuerdo lo que sentía, mucha rabia, mucho dolor, muchas ganas de gritarlo y llorarlo, de cortarlo, de sacarlo de una vez por todas de dentro de mi sistema porque me está volviendo loca y cada vez se ve menos probable que algún día vuelva a estar cuerda y estable. Siento que este desenfreno que no me permite ni organizar una oración correctamente o pronunciarla, me va a llevar a la tumba. Que de repente este dolor en el pecho me detendrá el corazón, que esta falta de aire no me dejará volver a inhalar, que estos temblores romperán en miles de pedazos mi cuerpo y habrá una gigante explosión de carne, huesos, de orgános, de mi sangre y que solo ahí, solo entonces estaré en paz. Solo así dejaré de vivir en este punto entre rendirme y ver cuánto más puedo aguantar.

Me siento corriendo una maratón a la locura que mientras más lento intento correr más rápidos son mis pasos. Siento que cuando llegue allí mi corazón estallará finalmente y vomitaré todo este estrés, este puto dolor que no se por qué lo siento. Y soy incapaz de decir lo que pasa y todos son incapaces de entenderlo, ni los que quieren lo consiguen. Todo se ve mal, todo está mal, hasta el rosa de mis días lo veo negro. ¿Por qué mi antigua realidad está tan distorsionada? ¿Por qué no quiero ni tenerla delante si ella es la puta luz de mis días? ¿Por qué quiero sacarla de mi existencia si solo con ella exsito? ¿Por qué no puedo? ¿Por qué no puedo con nada? Todo pesa, todo duele, todo es demasiado, todo me aplasta el pecho y desorbita los latidos, me mata el dolor en mi cabeza y solo quiero quitármela de encima.  No quiero vivir más en la niebla, todo se ve borroso ante mis ojos, todo segundo es eterno y desenfocado, todo creo que se pondrá negro de un momento a otro, no tengo equilibrio y sé que me desmayaré en cualquier instante pero no, ni eso pasa para darme paz, ni eso puedo lograr, y es lo único que quiero, nada, ver todo negro de un segundo a otro, entrar en coma, salir de mi cuerpo y volver cuando todo esté en orden. No quiero más esto, no lo soporto, no soy así de fuerte aunque todos se hayan pasado la vida diciéndolo, ojalá me vieran ahora, soy todo lo contrario, soy un fracaso para ustedes y para mí misma. No le veo sentido a lo que hago o  digo pero igual lo ejecuto, es como que alguien piensa, siente y habla por mí y no se cómo echarle de mi cuerpo. Y no puedo dejar de temblar ni para sostener una bendita bebida, hasta mi respiración siento temblar antes de irse de mi cuerpo. Las palabras no puedo decirlas en un tono normal, o no salen o salen tan atropelladas que no se comprenden.  Llega el momento que solo puedo llorar y gritar para sacarlo de mí y ni así se va, solo quiero quejarme hasta que alguien se adueñe de esto, que alguien se lo lleve, que lo aleje de mí, que no quiero esto en mi vida, que no soy yo, y que no puedo pararlo, que necesito que se detenga porque no puedo, no lo aguanto ni un segundo más… 

Con este huracán de locura a veces, solo a veces, siento tocar fondo y es ahí que no tengo energías ni para dejar los ojos abiertos, esta entidad que se apodera de mí... luego del llanto, se va y me deja el alma hecha trozos y a mi cargo el ocuparme de lo que ella acaba de hacer. Y no soy nada, soy solo una bola de miedos y paranoias y neurosis caminando, no sé qué pasa , quién soy, hasta cuándo es todo esto, solo sé que ya no puedo y que tiene que parar y tengo que volver a ser yo misma, aunque tampoco nunca fui de lo mejor como para extrañar aquello, pero reconozco que era mejor que esto. Cualquier cosa lo es.

viernes, 6 de septiembre de 2019

Tenía que ser ella


     


   

                  "Tenía que ser ella".


A veces nos encerramos tanto en nuestros paraísos personales, esos que nos creamos como supervivencia de un mundo que ya dejamos de comprender porque no nos quiere entender, que olvidamos echarle un vistazo a la realidad y preguntarnos si estamos de acuerdo con ella, si quisiéramos cambiarla y por dónde comenzaríamos. (Tal vez es este otro mecanismo de defensa, como el que utiliza nuestro cerebro para no confinarnos a la ansiedad absoluta de siempre vivir inconformes y queriendo lo que no se puede.) Yo, hoy no puedo decir que vivía feliz, conforme o que tenía una vida de ensueño, pero tenía mi pequeña isla inmune a la realidad, sí, tenía. Tenía porque un día a las orillas de mis playas llegó una ola, que admiré encantada avecinarse, hasta que se transformó en el oleaje que desató una tormenta. Azotó cada una de las palmeras y no destruyó mi isla, pero la agrietó hasta precipitarme a la realidad. Una realidad que decía, que nada de mi vida era como parecía, pero no, no piensen que esto significa que vino a hacer mal, por el contrario, es en las lluvias de este huracán inadvertido, donde tengo pensado dar hasta mi último baile. Lo que ocurre es que con ella descubrí todo lo que me hacía falta. Fue como instantáneamente darme cuenta de que había algo que me ausente, nunca lo había percibido, nunca lo había necesitado, pero ahora que lo tenía, podía percibir que siempre hubo una pieza de inexistente en mí... Solo balanceándome en sus vientos pude sentir toda la felicidad de la que carecía mi vida, fue como explicarme en cada ráfaga "¿cómo podía considerar a aquello felicidad? Felicidad es esto, nada más". Ella me abrió los ojos a la realidad, a las miserias de mi vida, a lo mucho que me conformaba, a las aspiraciones muertas. Y tuvo que llegar dicho fenómeno para recordármelo, pero claro, tras mi exilio a la isla se ocultaban grandes motivos, no todos deciden autodesterrarse del mundo, y quien lo hace no lo hace solo porque sí. 



Mis motivos..., asumo fueron las decepciones de la humanidad y la muerte de la fe por la vida.
Hubo un punto de inflexión en mí, donde comprobé eso de que la muerte no se lleva consigo solo una vida, la mía se fue en el mismo viaje. Rompí cadenas con cada cosa que había conocido hasta el momento, todo absolutamente, me convertí en alguien nueva, en quién creo debí de haber luchado por ser siempre. Pero ese proceso fue largo, y con aquella perdida solo vinieron millones de catástrofes de toda índole y en todo sentido, más de las que cualquier ser humano podría soportar, supongo que tras la última, vino la decisión de tomar distancia de una cruda realidad con la que nunca tuve buena relación, una verdad que creía me odiaba. No fue una decisión tomada a sangre fría, sino una que ni me di cuenta había tomado, hasta que llegó a susurrármelo ella con marejadas. Mi vida se había quedado inerte, desvanecida, mi vida se había quedado sin vida en algún momento en el que estuve demasiado ocupada para percibirlo. ¿Por qué? Simplemente porque había existido hasta entonces creyendo en tantas cosas, que ver que solo existía una espera interminable, me hizo seguir esperando, pero ya convencida de que nunca llegarían. La felicidad, los amores bonitos, las almas gemelas, la persona indicada, el sentir sin sufrir heridas..., se volvieron solo ideas, ya no eran sueños, ni deseos, ni búsquedas, eran cosas que tenía asumidas como inexistentes, como la vida después de la muerte. Quizás la imposibilidad de descifrar el código de Houdini debió haberme preparado para ello, pero no lo hizo, lo hizo esa pérdida, lo hizo esta, porque era la mía. Porque si ella no volvió a mí ni al menos un instante, es imposible que las almas se queden en algún sitio, y desde que nací esa había sido mi convicción y esperanza más absoluta.
¿Cómo tiras para adelante cuando en lo que más creías es lo que tan grandemente te falla? Manera no había, ni de creer, ni de soñar, ni de volar, solo era asumir que los mejores momentos de mi vida, ya habían pasado y me los repasaba mentalmente noche a noche para saborear un poco la alegría, hasta que solo fueron infelicidad y dolor por discernir tanto del presente que me carcomía las paredes estomacales. Mejor olvidar el pasado feliz, porque no volverá, y las comparaciones más que odiosas, te hunden en la miseria. Dejando atrás la única época de júbilo conocida y asumiendo que en adelante nada mejor llegaría, comencé a vivir en piloto automático. Sin sentido, con cortas y esporádicas alegrías que me autocreé a consciencia, pero que me salvaban del acantilado del suicidio del que además fui muy cobarde para atreverme a lanzarme. Así que en vez de saltar, me escapé a mi paraíso desierto de pensamientos y culpas y "hubieras", dibujándome una vida, cualquiera, pero una. A partir de ahí, todos te ven y sienten orgullo y te llaman fuerte, pero tú no lo entiendes, porque en el fondo sabes que eres lo contrario. Sabes las millones de noches que pasaste a solas en llantos desconsolados, sabes las frustraciones que viviste cuando nada para mejorarte estaba al alcance de tus manos, cuando sabías que el único modo de aliviar tu dolor era imposible, cuando soñabas que vivías una pesadilla y despertabas aun en ella, cuando sabes que es imposible arrancar el dolor sin extirparse los recuerdos. Por eso cuando todos te ven fuerte, tú te ves como una basura, porque ya no puedes extrañar, ya ni el dolor más grande que sufriste, lo sufre, ya no te afecta, eres un robot que no echa de menos los días que debería desear seguir teniendo...
Pero justo cuando te das  asco completamente por la necesidad de convertirte en eso que nunca fuiste como único remedio y crees tener por dentro la más oxidada de las maquinarias, la que nadie más que tú misma ha logrado echar a andar, la pones en marcha a consciencia, y sin percibirlo un día cambiaron los vientos y las piezas siguieron su propio ritmo. Y te sorprendes, y te quedas perdida porque fuera de tu paraíso no sabes andar, porque estás acostumbrada a caminar por la arena y tus piernas en el pavimento de las calles de la verdad, se sienten más extrañas que las de Ariel al estrenarlas. Y vuelves a sentir, y vuelve a doler, porque nunca habías estado sin control, porque nunca había alguien más piloteando contigo, y te crees que te van a destruir, que no se puede sentir de nuevo, que no se puede dar ese poder, que no puedes permitir que inmunicen el sistema que tantos años te costó crear, pero ya lo hiciste, desde que sentiste ese miedo, ya le habías dado todos los permisos de secuestrarte el alma, porque ya estabas sintiendo todo lo demás... Y estás feliz, pero has estado tan entrenada para lo contrario que no sabes ni cómo se hace, no recordabas qué era eso, no recordabas qué era vivir sin tormentos, sin buscarte las espaciadas alegrías, sin ser responsable tú misma de tus horas felices, y esa fragilidad te asusta y desorienta, pero aquella tormenta se siente tan perdida como tú, porque jura haber estado durante más años, en busca de una isla donde descansar, aunque nunca pensó que se ubicaría en el Pacífico..., ella hubiera elegido una más cerca al Mediterráneo, pero como yo no elegí su llegada, ella tampoco pudo elegir su destino... 
Simplemente..., las cosas pasan, y hay que tomarlas como vienen y vivirlas con fuerzas, sin miedos. En la vida no hay nada seguro, solo la muerte, ¡no le rindamos homenaje en el día a día! Me costó entenderlo, a mi tormenta también, veníamos cargadas de tantas grietas que lo único que podíamos hacer era destrozarnos en el caos más absoluto... Bueno, ahora solo puedo decir: qué bien se siente no pensar y dejar que las cosas te sorprendan, porque cuando decidimos ambas perder el control y tomar todos los riesgos, encontramos la calma que jamás sospechamos ansiar. 



Ahora tenemos un mar entero a nuestra disposición…, uno sereno, sin prisas, ni presiones, donde sentimos que tener todo el camino por delante, pues ninguna desea huir después de al borde del abismo habernos encontrado. Un mar al que nos llevaron todos los errores pasados, para e que nos diseñó cada una de nuestras experiencias, uno en el que no hay que intentarlo tanto para que nadie se quede, en el que no nos desarma ningún tipo de tempestad aunque no tengamos nada asegurado, en el que nos entendemos sin comprendernos de todo y en el que no es necesario desvelar cada truco porque adoramos el misterio. Un mar en el que quisiéramos permanecer siempre, en el que no necesitamos controlar nada más que ser nosotras mismas, en el que nos abatimos y calmamos juntas porque el orgullo no es la prioridad. Un mar con azufre de realidad, en el que aun así, sin esfuerzo dejó de tener importancia el resto de la raza humana, el mundo tal y como lo conocíamos. Un mar al que elegimos una y otra vez abrazar cuando la crueldad exterior nos desarma o nos hace sonreír, porque en sus aguas habita lo mejor del universo, eso que te da una y otra vez la fe, esa hada que te revitaliza los sueños con objetividad, la misma que te hizo volver a creer, porque si ella existe, ¿cómo no va a existir la magia? Y es que parece utópicamente poética la verdad, y darte cuenta de que aquella que viste avecinarse como tu destrucción, fue la única dispuesta a quedarse y repararte. Después de haberte tú, pasado la vida reparando corazones ajenos sin mirar el tuyo (y también haberlo querido hacer con el de ella cuando todavía era una ola) y de todas, solo esa tormenta perfecta se preocupó por el tuyo. Te cambió la vida. Te devolvió todo aquello que solo habían quedado como ideas descartadas, e hizo sentir que hay alguien perfecto para ti aunque parezca el más imperfecto a primera vista, que cada quién tiene un sitio al que llegar que desde siempre le ha estado esperando seguramente sin haberlo percibido, que el amor si es amor no duele, solo alegra, solo es lindo, solo es una apasionada calma, el amor para ser amor, tenía que ser con ella...


jueves, 18 de julio de 2019

Llamarle por su nombre




           Llamarle por su nombre


El amor no depende del tiempo, de agujas de reloj ni fechas de calendario. El amor depende de química, de conexión, el amor... depende de ella.
Porque ahora entendí, qué era esa palabra. (Esa palabra que usamos tanto a la ligera describiendo cualquier sentimiento de ilusión, que solo es eso, ilusión, ganas de amar, pero no amor.) Que puede ser bonita, que no tiene que ser dramática, que va a doler, pero no del modo feo. Que te va a hacer sentir frágil mientras te hace fuerte. Que te va a ser bien con su caos, que te va a abrazar su desorden, que te va a dejar sin palabras por tener demasiadas en la mente cada vez que le ves a la cara. Que te hará temblar, que te pondrá nerviosa pero te hará sentir cómoda, como en casa. Que cuando sepas que eres correspondida, ya no querrás correr más, ahora querrás acariciar cada paso, porque sabes que ya no hay prisa, que ya llegaste a donde tenías que llegar. Que cerraste, que después de ella no habrá nada, por eso, la vas a cuidar, la vas a respetar, le vas a demostrar cuánto la amas cada día, cada instante, porque aunque tengas seguridad no deberías estar confiada, eso solo hace que nos creamos que ese estado de bienestar, es normal, que lo tendremos siempre y con cualquiera, pero no es así. Es con ella.
Ella que hace del amor enseñanza y aprendizaje... Porque a su lado el amor es entender la seriedad de la discusión y aun así detenerla solo para decirle que es la más tierna del mundo. Es verle a los ojos y desenfocar todo lo demás. Es perder el control de espacio, tiempo, gravedad y propia conciencia por atender su sonrisa. Es querer ser su princesa consentida y el príncipe encantador que enfrenta dragones en su nombre. Es que te duela no haberla salvado de su pasado, es que te mate no haber llegado antes, aunque sabes que todo lo que ambas caminaron, las dirigía directamente a los brazos de la otra. Es querer defenderla como si llevaran la misma sangre pero disfrutar sus guerras de almohadas y llenarla de mordidas. Es ser dos locas capaces de cualquier fechoría y dos damas que se gritan todo desde las pestañas. Es que todo lo que no te guste lo adores porque lo tiene ella. Es que no se pueda discutir en serio. Es que te derrita en una palabra y te deshaga los dramas a sonrisas. Es que no te pueda hacer enojar aunque te esfuerces. Es que esté hecha de todo lo que te gusta y disgusta pero sea perfecta, es como otro pedacito de ti pero en un universo paralelo. Es que diga la frase que llevas años repitiendo sin que nadie te entienda y te suenen todas las campanas de alaerta ciclónica de una vez, y que aunque quieras correr, sientes que te tienes que quedar. Es que sean el mejor equipo pues su único plan es hacer feliz a la otra. Es que te diga "idiota" y te estremezca como el mejor de los halagos. Es que quieras ser la mejor para ella, porque con ella eres la parte de ti que no permites que el mundo vea, que el mundo no se permite ver, que el mundo no te permite, por lo quebes la que más ella ama. Es ser y sentir sin etiquetas, regirte a ser tú y ella: ella, no lo que nadie diga que aparentan. Es que solo se necesiten la una a la otra y que se vaya la humanidad al carajo. Es jugar como adolescentes y respetarse como un matrimonio. Es que sean felices de que una sola persona en el mundo las entienda y a pesar de que ella te vea como una puta loca, también te sienta coherente. Es lanzarse a la piscina con toda la ropa puesta en medio de la noche o solo tomar su mano caminando bajo la envidiosa Luna. Es querer besarle de la espalda al alma. Es no querer irte nunca de sus huesos. Es querer que inhale tu rostro como tu sus besos. Es disfrutar una calmada, loca, extraña y caótica armonía a su lado, que les hace sentir que siempre han estado conectadas. Que cada paso, que cada error, que cada acto, beso, golpe, llanto, risa, amor, desamor, triunfo y agonía..., era necesaria. Cada una les enseñó y guió a donde están y lo saben, y lo sienten cada vez más. Es que haga tangible aquello en lo que no creías. Es conocer la realidad de algo de lo que solo tenías la idea etérea que te había esbozado Disney. Es tener algo de lo que jamás podrás prescindir en adelante. Es tener tristeza de tanta alegría, es entender por primera vez esa frase. Es estar dispuesta a todo si es a su lado por temeroso que parezcaEs conocerla sin querer descifrarla. Es que te entienda sin comprenderte. Es que pueda estar horas haciéndote el amor o una tarde entera besándote sin más intención que memorizar tus labios con su lengua. Es no cuestionar "¿por qué no coincidimos antes?", es saber que solo ahora sería su momento continuo. Es más que haberse reconocido, haberse esperado sin saberlo. Es sentir que estás en el lugar indicado.... (el que ni buscaste pero necesitabas) porque es en el que único tienes el cielo, sin que nunca ella se atreviera a prometértelo.
Ps: Y perdona que te diga amor, pero dijiste que te llamara por tu nombre.

sábado, 13 de julio de 2019

Kiwi





                           Kiwi


Usted estaba atorada en un juego de su teléfono móvil, cuya música me estaba enloqueciendo. Levanté la vista de mi lectura, y me fijé que era uno de estos de acertar varias respuestas a una misma pregunta. Se encontraba en la sesión de frutas con semillas y solo le quedaba una para avanzar de nivel. Se veía frustrada por los constantes intentos denegados de los que no desistía, y chasqueó con hastío la lengua. Yo había jugado en aquella aplicación millones de veces con mis amigas por aburrimiento, como todos supongo a día de hoy, como usted, que aparentemente prefería perderse en los mundos de "yupi" que establecer una conversación con la joven pasajera de al lado, con la que le quedaban 6 horas por delante. Yo sabía la respuesta, mas por repentina timidez, no me atreví a darle la palabra que ya rondeaba mi mente y solucionaría su problema. Pero cuando la vi al punto del colapso mental, se escapó de mi boca la palabra <<kiwi>> sin que pudiera evitarlo. Usted no entendió, y se volteó a verme por primera vez en el vuelo (aunque yo la había observado desde que llegó cargada de equipajes al aeropuerto, como supongo hicieron todos), y yo aun fingiendo estar pendiente de mi libro, le expliqué en un murmuro que esa era la respuesta que buscaba. Usted la probó (juraría que más por demostrarme mi error que por confianza) y al ver que no me había equivocado, hizo un ademán de sorpresa, y musitó un <<gracias>> casi mudo y sin contacto ocular. Aquel agradecimiento fue el peor que había recibido en mi vida, por su tono de voz, pareció hasta molestarle ofrecerlo y eso atrapó severamente mi atención (como a cualquier chica caprichosa, creí). Y más que solo un parecer, era la realidad, pude confirmarlo tiempo después. Porque a medida que la fui conociendo (sí, eso no acabaría allí), fui aprendiendo de usted, de sus rarezas y sus porqués.

Usted era una mujer que le costaba más que agradecer, necesitar. Asumía ser independiente y precisar de otro ser humano la corroía, lo supe el día que tuvo temperatura, por irse de parranda a solas hasta las tantas, y solo me permitió llegar a la entrada de su casa y dejar en el felpudo (cuya extraña frase era "fuck off"), los botes de sopa casera (que me tomaron siglos en aprender a hacer) y el jarabe para la tos que la ayudaría a dormir. Ahí me di cuenta que el suyo, era uno de esos... Uno de esos corazones quebrados que un día aprenden, con solo una pieza a latir como uno entero. Uno de esos que no aceptan piezas de repuesto, uno de esos necios, con miedo. Uno de esos frágiles con ansiedad de acero. Uno de los enjaulados, de los renegados, de los vencidos. Uno de esos que se niegan a amar a la correcta porque ayer amaron de más a la equivocada... Y el suyo (no se si por vocación o por obra del destino) no fue el primero que encontré en dicho estado, pero desde que me dió semejante basura de agradecimiento, y sentí que era otra alma blindada que lloraba a solas, desde que me dolió su frialdad y su distancia, me di cuenta que más que hacer a otro más sentir calidez, era al último al que se lo quería enseñar. Era ese, el suyo, en el que quería quedarme.

No, no es fácil de repente encontrarte palpitando por alguien que no se permite ni bombear sangre. No es fácil hacerle ver intenciones sinceras en ti, y menos aun que las desarrolle ella. Afortunadamente también sabía que tampoco era fácil dejarse... ser... Pero le aseguro señora, que de haber sentido el ritmo dentro de mi pecho cuando se acercaba al suyo, mucho antes, hubiese sabido desde entonces que mis ganas siempre fueron: reintegrar esa vieja maquinaria, aunque le tuviera que entregar todas mis piezas. Era un pecado que un artefacto tan hermoso y límpido estuviera en desuso cuando hay miles en función con un 2% de belleza. ¿Por qué usted no se iba a permitir volver a sentir algo bonito? Le adelanté que si algo cuesta, es porque algo vale. 

Por un tiempo pensé que quizás era yo, que el problema era que no era lo suficiente para hacerla sonreír de nuevo, pero el real asunto, era que como el llanto, ocultaba también la risa. Viví a su lado, paso a paso, como el andar de un infante mientras todo lo que me pedía el cuerpo era correr bajo la lluvia de su mano y robarle un beso para que luego me regalara cientos. Y al parecer, mi paciencia fue premiada (esa que me inventé por usted y desconocía tener) pues un día empezó a a dejar que le sacara carcajadas, que le explotara la vida por los ojos, que me ocupara y preocupara por sus fracturas. (No sé cómo no vio antes que su reticente dolor solo me brotaba lágrimas.) Y lo agradezco, pues no hay nada que me rompa más, que ver a un alma hermosa dejarse marchitar sin que nadie se atreva a regarla. Pero con usted (la más rebelde de todas) entendí que no es sencillo echar agua a una flor que autodecidió dejarse secar. Que toma tiempo y esfuerzo hacerle entender que vale la pena sentir el rocío y que no todas vienen a robarle sus pétalos, algunas queremos solo darle más color. Porque si como yo, lo que más amas es a las flores renuentes, todo lo que deseas es tomarte el trabajo de cuidarlas hasta verlos brotar más vivos que antes, y entonces, mantenerlos enteros y protegidos siempre. ¿Por qué les cuesta a ustedes tanto entenderlo? ¿Por qué no pueden comprender que venimos a curar heridas y no a abrirlas? 

Vale, digamos que entiendo también la complicación que conlleva reconstruir un corazón. Hacerlo volver a funcionar con menos piezas que las que tuvo de inicio, que eso hace difícil entonces que quieran volver a prestar piezas, volver a correr el riesgo, volver a atreverse. ¡Pero yo vine con ansias de regalarle todas las mías! Me parece una aberración, la condena a dejar de funcionar una maquinaria que fue creada justo para eso. Y el camino fácil es ese: detenerla, ¿pero quién dijo que los caminos fáciles son los correctos? ¿Quién dijo que la vida es de los que los paraliza el miedo? ¿Quién dijo que por negarse a que funcione no va a llegar el día en que otro corazón haga girar sus engranajes oxidados en contra de la voluntad de usted? Y está trillada la frase, pero es real: la vida es de los valientes, y ser valiente no es tener miedo a que se estropee tu maquinaria, sino, con todos ellos permitirle realizar sus funciones.

Creo que nadie debería declararse naturaleza muerta teniendo la oportunidad de ser la flor más hermosa de cualquier jardín. Cuando yo le ofrecía el mío, ella estaba a punto de hacerlo y aunque a veces sentí que simplemente tal vez yo no era la fruta correcta de su juego, hoy la admiro. Admiro su fortaleza, esa con la que resplandece despúes de elegirme sin saber a ciencia cierta si sería yo la indicada. Y aunque me enamoré de su corazón roto, de sus grietas, de sus piezas oxidadas, y sus pétalos a medio marchitar, no era correcto sentir que ya no tendría un intento más, que ya nadie tendría espacio en su vida, que ya no habría lugar a momentos felices por haber elegido un mal mecánico en su momento que más que reparaciones, robó material de trabajo.

En la vida ocurre de todo, nos encontramos con miles de personas y acontecimientos de los cuales debemos dejar ir los que nos maten para así permitir quedarse a los que nos den la vida. Y con cada uno de ellos, recibir el aprendizaje que trae. Su error, había sido creer que la lección que dejó una jardinera a sueldo, era cerrarse al mundo. Pero no señora, la enseñanza era que debía exponerse al mundo, a pesar de saber que este podría destrozarla, porque siempre es mejor elegir a nuestro propio verdugo, que entregarnos al que escoja la vida. Le agradezco que haya sido fuerte para reconstruirse, que me haya demostrado que no necesitaba de mi mano para hacerlo, que no se haya cerrado a nuevas vivencias y que entendiera que la solución, no era también quebrar a quienes como yo, solo quisimos rescatar la esencia, que logramos oler en usted, bajo miles de capas de acero.
Al final terminé aprendiendo de usted, yo que llegué con intenciones de enseñarle. Pues como dice, yo no tenía que darle mis piezas para reemplazar las suyas rotas, sino que era mejor lo que conseguimos: hacer ambas maquinarias funcionar en conjunto con la creación de una unión inquebrantable... Estoy orgullosa y feliz por usted, y por mí. Hoy sigue brotándome lágrimas, pero solo de alegría, de maratones de cosquillas, tardes de besos locos y noches de velar sus sueños en mi almohada. Gracias por aparecer con la misma arrogancia hace diez años en aquel avión. Gracias por dejarme vivir la metamorfosis de un corazón moribundo. Gracias por dejarse ser, por volver a amar, por hacerme la afortunada, por palpitar conmigo y atreverse a morder la manzana de lo prohibido...
¡Y pensar que todo empezó por un kiwi!

domingo, 7 de julio de 2019

A veces, casi nunca, raramente, pero llega...







A veces, casi nunca, raramente, pero llega...


¿Alguna vez has conocido a alguien que te hace sentir que hay una persona indicada esperando para cada uno y que tú acabas de tropezarte a la tuya?
Es tan malditamente alucinante que ni los pensamientos ni palabras son suficientes, porque hay tanto por digerir, tanto por decir que es imposible comenzar por nada. Simplemente es sentir que eso que ustedes tienen, eso que nunca ni tuviste ni viste ni soñaste, lo debería tener cada persona. Es la sensación constante de haber sido creada para ella y ella para ti aunque tardaron años en encontrarse. Es saber que cada cosa que has hecho en tu vida ha sido para acercarte a ella, ha sido preparándote para su llegada. Es que cada cosa que ella sueña lejanamente es de lo que has vivido y nadie entiende. Es que busca las cosas que nadie miraba en ti y estabas a punto de cambiar para encajar y te alegras de no haberlo hecho. Es sentir que fueron moldeadas a la medida en cada paso para pertenecerse un día.
Es entender de qué se trata amar a alguien y en qué consiste una pareja sin necesidad de serlo. Es que suceda lo que no esperabas que pasara porque no es que sea algo que habías perdido la esperanza de encontrar, es que es una cosa que ni sabías que existía pero de pronto está ante tus ojos, y aunque tardaste en descubrirlo, te das cuenta que cada engranaje gira a su favor forzándote a sus brazos. Es que no pueda ser más perfecta aun siendo todo lo que nunca buscaste y no pueden entenderse mejor. Es sentir que pueden hablar toda la vida sin cansarse porque de inmediato fluyó la energía la comunicación la compenetración en la primera charla. Porque las dos están locas pero sus locuras se complementan en su diferencia, porque las dos son maduras y conscientes pero desde diferentes puntos de vista, porque son dos polos opuestos pero miran del mismo modo a la misma dirección.
Ella es todo lo que nunca he conseguido y yo todo lo que ella quisiera poder ser. Y no diré lo típico, porque no es cierto, no la conocí y supe que era la indicada, no sentí la alineación de los planetas por nuestro encuentro, no se me enloqueció el estómago, no ese día. De a poco, sigilosamente, sin sospecharlo, mi corazón y mi estómago se agarraban las manos dando vueltas en una montaña rusa interna que no supe quién, cuándo o cómo se accionó. Una inestabilidad eufórica y ansiosa se apoderó de mí y mientras más intentaba apagar la atracción, más velocidad tomaba, y lo supe, simplemente un día lo supe: era imposible correr lejos de ella aunque ella ni siquiera supiera que participábamos en una carrera... Pues con el tiempo te das cuenta, que todas tus idas de olla, todas tus locuras y a lo que todos le llaman complicaciones, se hacen lo más común y sencillo entre las dos, porque las que no comparte, las comprende y viceversa.
Por eso, sí, ella tiene razón: no hay nadie más en el mundo que nos soporte además nosotras que somos insoportablemente desquiciadas, pero, ¿acaso necesitamos a alguien más? No necesito una tribu que me comprenda o soporte, I just need her... Y cada día confirmo eso, que fuimos hechas para aguantarnos mutuamente, por eso teníamos que equivocarnos tanto y sentir que nadie nos soportaba, para poder disfrutar de la sensación que es que alguien lo haga...
Es que lo mejor del mundo es, escucharla con temor decir lo que cree que es una barbaridad incomprensible, y que sea exactamente el mantra que tú has tenido. Es como, escucharte explicándote el porqué piensas como piensas y eres como eres, es como una conversación en tercera persona contigo mismo, y a la vez no, porque también ella tiene sus propios mantras que no van contigo ni con lo que querías en alguien a tu alrededor, pero maldita sea, ¡en ella es perfecto! Es de este tipo de mujeres que le teme a todo y no le teme a nada. Que es como es y punto, que no le van las falsas modestias ni las hipocresías ni las máscaras ni las verdades a medias. De estas mujeres que te gritan a la cara lo que le pasa a todos por la mente y ninguno quiere confesar, y tú eres de las que no confiesa, pero la oyes y pasas de todo porque piensas igual y ser uno mismo nunca debería estar mal. (Es una mujer con mucho por enseñar pero dispuesta a seguir aprendiendo por ti, de ti, contigo...) Es cierto, la honestidad sin filtro a veces hiere, y da miedo saberlo, pero solo porque el mundo nos ha acostumbrado a las caricias con mentiras al punto de que las verdades las sentimos como bofetadas, por eso a veces cerramos los ojos y los oídos ante la realidad y creamos nuestra isla aparte sostenida por autoengaños. Yo me consuelo por ahora en saber que todo lo que hace y dice es puramente real porque así es ella, y agradezco que por ahora todo lo que tenga por hacer y decir sea para bien, pero me aterra el día que tenga que escucharla decir una verdad no tan bonita, porque sí, porque todo pasa y todo se acaba y algún día (aunque es lo que menos quiero) ella se sentirá diferente y tendré que pagar el precio... Pero también siento que no hay nada que pueda contra nosotras, que somos una combinación mortal, exactamente, que o vivimos de una puta vez o acabamos matándonos.
Pero se siente bien, equilibradas las neurosis, y realmente entiendes lo que es ser un equipo, dos partes de una misma cosa, lo que es disfrutar con una sola persona el tratarse como amigas, como hermanas, como pareja, como colegas, como consejeras, como mala influencia, como todo. Es querer protegerla, hacerle bien y verla feliz aunque un día eso no sea contigo. Porque quieres hacerle el amor desmedidamente, pero también quieres hacerle café en las mañanas (with the coffee maker), convertirla en la musa a que le dedicas tus mayores obras y andar de su mano por la playa devolviendo medusas al mar... Es sentir que tienes a alguien no que saca la mejor versión de ti, es alguien que te saca a ti, y punto, y que te ama por cada espacio sea mejor o peor aunque a veces no entiendas que adore lo que todos han odiado y lo que tu no soportas de ti y te haga verla más loca. Pero es que no es que te acepte con tus manías, o que te ame a pesar de tu pasado y tus defectos, es que te ama por eso mismo, y ahí simplemente descubres que por eso: todos no somos perfectos para todos, porque nadie ama las mismas cosas... Es que todo te gusta si es en ella y con ella y de ella, y por su parte también. Que son dos huracanes caóticos llenos de calma que solo se liberan dentro del otro sin acabar de entender el fenómeno que lo causa pero sin quererlo tampoco. Es que los días no son ni fugaces ni eternos, simplemente son juntas o no. No es pesado, aunque la distancia lo haga difícil, el disfrutarla, el tener esta espera porque igual la viven juntas y también de algun modo se vuelve hasta bonita en vez de una condena.
Tenerle es entender que la palabra amor es muy grande, que debes manejarla con cuidado y que debiste haberlo hecho, porque no es algo que se te hace fácil decirle a alguien en una semana sin siquiera tenerla delante o asumir que es lo que te pasa con una mujer de la que malamente conoces dos cosas. No es eso. No es que el amor tenga explicación ni que tengas que tener una lista que te haga comprender por qué la amas, pero, sabrás que es amor cuando se vuelve algo que te da pánico hasta pensar, que no esperabas ni querías sentir. Es de repente una palabra que deseas borrar del diccionario, quizás porque conoces sus consecuencias, es una palabra que se te queda en el medio del pecho atorada, que la sientes respirar y hasta palpitar y querer saltar sobre ella de solo verle a los ojos cuando brillan al mirarte, pero no sale, no corre ligeramente fuera de tus labios como otras veces... La sientes, pero no puede salir. ¿Por qué? ¿Cobardía de sentirlo? ¿No saber llevarlo? ¿No ser correspondido? ¿Sentirte débil? Tal vez solo saber que hay que usarla correctamente y no estás segura o no quieres estarlo porque te entra pánico la idea de poder estarlo sintiendo... ¿Pero a qué se debe ese temor? ¿Por que esa contención? ¿Por qué mientras más lo sientes menos lo puedes decir? Quizás somos un poco idiotas...
Si es que ves tu futuro en sus ojos y lo quieres taaanto que desde la confianza de que todo puede estar perfecto, te estás muriendo de miedo. Porque sí, porque estás acostumbrada a llevar cosas temporales que se romperán de un modo u otro (y desde el inicio lo sabes) y puedes con eso, porque el ciclo de tu vida se ha basado en la recuperación entre dolor y dolor, porque ya ni crees saber amar sin grietas porque a eso te agarrabas en otros amores, porque hay cosas que parecen demasiado bellas para ser verdad y al final creo que todos somos pesimistas y aunque estemos pisando el puto arco iris vamos a estar buscando la tormenta y de no verla, le gritaremos que llegue y arrastre con nosotros lejos... Porque quizás necesitamos una excusa de la vida más allá de ser unos cobardes. Porque a lo mejor es demasiado para que te toque a ti aunque es lo que siempre has querido, porque no sabes si ya tenía que llegarte, si algún día te tocaba que llegara,porque creías que solo estaría en tu mente. Porque estás acostumbrada a fracasar en cada cosa de tu vida, y no eres la única, cada persona a tu alrededor que te conoce, ya da por sentado que esta es una historia más, así que mientras más les intentas convencer de que no, más te acaban haciendo creer que así la debes sentir y por primera vez, tú que amas volar entre las nubes, te decides a sentir en tus pies la humedad de la tierra. Tú misma cortas la cuerda y quieres solo sentir el crudo pavimento porque quizás desvistiendo arco iris tengas razones crudas para decir: no. ¿Seremos masoquistas? Quizás sólo queremos saber que la felicidad y los sueños existen, que están ahí, y son un objetivo de vida, pero nunca los queremos cumplir, porque nos aterra, que aquella única cosa que te ata al optimismo se te desvanezca ante los ojos, porque entonces ¿a qué te agarras? Sí, tal vez sale bien, pero aunque queremos un cuento de princesas no creemos en los felices por siempre. Tal vez por eso cuando la vemos llegar en nuestra dirección con la perfecta banda sonora a piano y su cabello moviéndose al viento en cámara lenta mientras sus ojos te gritan que te aman, lo mejor que se te ocurre es salir corriendo...
Y no quisiera que fuera así, y quisiera tener mi fe completa, y quisiera que realmente sucediera pero me aterraaaaa. No se si son los cambios, si es la perfección, si es una nueva vida, si es la mejoría y la falta de costumbre a tener algo por lo que sonreír a cada segundo. Pero el miedo está ahí, no se va. Y mi miedo me da más miedo porque, joder, quiero esto pero mi consciencia me advierte una escapada, y ya no se si prefiero que sea mía o de ella... Aunque no quiero ninguna. Tal vez mi karma es ser una pesimista que vive
compadeciéndose de ella misma por todas las decisiones que jamás tomó por miedo a que saliera bien y por una vez ser feliz de nuevo. Quizás me siento culpable de poder sentir alegría después de todas las razones que me la han robado. Porque pienso en mi felicidad, y veo que solo la disfrutaré yo, que solo la veré yo, que todos tendrán algo contra ella, que nadie la entenderá, pero también sé que mi felicidad depende de mí y que no necesito la aprobación de un mundo que no pide consejos para vivir y que siempre estará buscando el incendio en la casa ajena. Entonces me siento fuerte, y siento que a su lado... a su lado somos imparables, pero sigue aterrándome.
Por una vez creo tener el melodrama con la ideal combinación, con la madurez necesaria para echarlo a rodar pero ¿sabré llevarlo por siempre aunque lo quiera? ¿Y qué hago si se cansa ella? ¿Qué hago si se estropea todo con quien sientes que es la única indicada? ¿A partir de ahí como vives sabiendo que ya no tienes a quién buscar porque ya la habías encontrado? ¿Qué me hago si un día deja de sentir? ¿Y si un día se le olvida todo y descubre que si para mí ella era la correcta yo para ella era la equivocada? ¿Y si no esperamos de nuestra vida lo mismo? ¿Y si ella solo necesita a alguien que arrastrar a la de ella? ¿Y si no se manejarlo? ¿Y si me hiere? ¿Y si lo arruino? ¿Y si se acaba? ¿Y si me duele? ¿Y si a ella no?
—¿Y si todo sale bien amor y perdemos la oportunidad de una vida?

viernes, 5 de julio de 2019

Usted













Usted... 

¿Por qué me mira como si fuera la cosa más bella del mundo
si no soy un espejo?
Amo ver esa mirada que me da
cuando se me queda mirando.
Amo huir a nuestro mundo
sujeta de la cuerda de luz
que me arroja su pupila.
Amo las maravillas
que se hacen dos retinas a miles de kilómetros.
Amo que en nuestros iris
nos hayamos tenido a dos metros,
hayamos danzado,
tomado las manos
y hasta atrevido a besarnos.
¡Y todavía cree que necesito
conocer su aroma para el amor!
Ay señora..., señora mía.
Usted no sabe nada de mis fantasías,
pero fuera de ellas sigo llamándole mía
como sigue usted aceptando mis osadías.
Debería saber que sus sueños
le susurraron la verdad a los míos,
y que yo guardaré el secreto
de sus terrores nocturnos a los días,
pero no,
no me pida la creencia de su agnosticismo por distancia
mirándome de esa manera.
Porque si en verdad fuera yo un espejo,
oh, si fuera un espejo,
¡ni usted misma se convenciera!

jueves, 13 de junio de 2019

Insomnios de "darme cuentas"




    Insomnios de "darme cuentas"...


Me he dado cuenta que a veces lo que buscas no es lo que necesitas. Que aquello que te niegas a mirar es lo que te encaja el alma. Que solo los tontos no se hacen preguntas. Que común no significa ni correcto ni feliz. Que la emoción la sacas de donde no esperas nada. Que no valen los listados de características ideales en tu otra mitad, porque al final es todo lo contrario. Que para que funcione no tienen que ser iguales sino tener las mismas ganas. Que tener miedo a sentir es ya estar sintiendo. Que hay cosas que no se pueden evitar como otras que no se fuerzan. Que el amor surge solo pero si no lo cuidas se va. Que rehusarse al amor es ya estar medio muerto. Que mientras más buscas menos encuentras. Que el amor no te acomoda el alma, te la pone de cabezas. Que hay risas que no entienden distancias, ni sueños que no puedan romperla. Que hay palabras que saben a caricias y latidos que avecinan tormentas. Que los sentimientos no entienden de relojes ni cordura ni fechas de calendario. Que te quiero aquí, es te quiero a mí. Que amar no te debilita pero con ella puedes ser fuerte. Que no todos los desastres son desastrosos ni lo normal lo más ansiado. Que hay que salir de uno mismo para aceptarse por dentro. Que su "buenos días" puede acalmar demonios y su desaparición, invocarlos. Que los años no van por fuera ni determinan actitudes. Que todos queremos la felicidad de maneras distintas. Que nuestros propios prejuicios nos pueden brindar sorpresas. Que si mucho molesta lo que se sale de lo premeditado todavía más nos alegra lo inesperado. Que lo que no va con lo que crees, es lo que va contigo. Que por lo que no esperas, te encuentra. Que lo que mas odias de ti es por lo que más te aman. Que lo que no consigue entender, yo ni me lo quiero explicar. Que todo lo que se ve de mal a mi me parece bien. Que el camino del amor está cubierto de errores. Que difícil no es imposible. Que amar no es imponer. Que vivir demasiado no te enseña cómo hacerlo. Que no buscarle no te hace la más fuerte. Que necesitar, no es depender. Que dar nunca es querer recibir. Que el amor siempre tiene pasión. Que la ternura también rima con deseo. Que la ansiedad quema por dentro y que los sentimientos son agujas de reloj. Que las puertas que cerramos son las que debemos abrir. Que destruir no es necesariamente malo. Que nunca es tarde para soñar pero hay sueños que nunca deberían ser realidad. Que tenemos que reconciliarnos con nosotros antes de pedirle al destino. Que si nos amoldamos al mundo perdemos el rumbo. Que el dolor no se detiene aunque reniegues. Que es cierto que siempre hay un roto para un descocido. Que una buena pareja la forma la inigualdad de dos piezas de puzzle. Que en la imposición no hay respeto ni en la planificación realidad. Que no nos desnudamos por dentro con cualquiera. Que las conexiones no se entienden. Que las emociones desconocen silencios. Que en los esfuerzos hay intenciones. Que sentimos aun sin pensar. Que el amor es cura y enfermedad y viene sin prospectos pero con demasiados efectos secundarios. Que si le pensamos rodeados de amigos como en soledad, ya nos podemos dar por perdidos. Pero sobre todo me he dado cuenta esta noche, que mi insomnio... lleva nombre de mujer.

Hablemos de amor






               "Hablemos de Amor".


¿Sabes lo que es que un sentimiento te coma viva? ¿Que te trepe desde las paredes del estomago hasta el cerebro? ¿Que no te deje dormir ni pensar ni comer ni vivir?¿Que no puedas manejarlo? ¿Que mientras más lo quieras dominar más te controle? ¿No saber cómo ni cuándo pasó pero ya no poder dejarlo atrás? ¿Conocer en lo que te metes pero no conseguir salir? ¿Que los latidos se te hagan lágrimas de miedo? ¿Que te aterre ser la única experimentándolo porque sabes las madrugadas que vas a pagar? ¿Decir "OMG no puedo creer q esté pasando por lo mismo" pero no tener fuerzas para huir? ¿Vivir alimentando una ilusión a consciencia? ¿Querer correr y no moverte a la misma vez? ¿Querer leer la próxima página pero no atreverte a pasarla? ¿Desear hacerle entender lo especial que la ves sin querer que lo sepa? ¿Querer hablarle y no vocalizar verbo alguno? ¿Que de pensarle te tiemble hasta el alma? ¿Querer vivir algo más pero no poder dejar de disfrutar ese instante? ¿Solo verte con ella sin haberla visto? ¿Amar sin querer hacerlo? ¿Conocer que te va a doler y querer sufrirlo? Yo sí, pero para mi pesar, lo aprendí contigo, peor aún, sé que tu no estabas lista para enseñármelo... Aun así, te quiero en mi vida y ahí te voy a dejar. Para que el día que por otra tú lo sepas, tener el placer de que me hables de amor. Cause girl, you would be fucked up! Y yo te entenderé como nadie. Porque el amor..., el amor es como la ira y los románticos somos personas con problemas de contención de la misma. No podemos callar esa voz dentro que nos dice <<hazlo aunque no sea lo mejor, o será peor todavía>>. Amamos hasta conscientes de que no seremos amados, y aunque después de que se disuelva nos preguntemos <<¿qué diablos me pasaba por la cabeza en ese instante?>>. Porque sí, porque está en nuestra naturaleza y al final la cabra siempre tirará al monte cada vez a mayor velocidad. Así que mejor no renegar de lo que tenemos destinado a enfrentar.

sábado, 8 de junio de 2019

Un café de otro mundo

          
       


         "Un café de otro mundo".


Y aquí estoy yo. En medio de la galería. Frente a la pintura de un pequeño marciano. Y sintiéndome más extraterrestre que él.
Muchos dirían ¡qué triste tanta soledad!Así, aislado en la penumbra filatélica, a solas, quizás hasta incomprendido.
Pero yo no. Yo lo envidio. Envidio su soledad, el no estar rodeado de restricciones... El tener su propio mundo lejano.
<<Juraría que en su semblante puedo discernir una sonrisa>>, aprecio. Intento imitarlo y parece inútil. No tengo fuerzas, menos aun, motivos.
Paradójicamente piensl que llegué hasta aquí para no pensar. Pero me equivoqué, porque cualquier expresión artística nace de las entrañas de un ser con mucho por decir y mucho que hacernos reflexionar... Así, acabo envuelta en el bucle de pensamientos que venían aturdiéndome desde siempre. Todavía más, desde varias semanas atrás, cuando volví a verle, volví a "incomprensiblemente" estremecerme, volví a necesitarle ilógicamente y volví a alejarme negándole el café con el típico "si acaso un día de estos, te aviso".
Pero toda mi vida había sentido estar fuera de lugar. Subsistir nadando a contra corriente. Intentando seguir la sincronización de la danza que me rodeaba, pero sin éxito. Nada que hacía era entendido, y es que no se si me habrán intercambiado en el cunero o que simplemente nací con la batalla intrínseca de encontrar mi tribu. Tampoco me llamaría la oveja negra de la familia (aunque si es por ser oveja sería arco iris) pero sí la que no encaja si no imita al rebaño. Y fue extremadamente cómodo vivir la mayor parte de mis años de eso, de seguir lo que me decían era y no correcto sin intenciones de preguntar "por qué". En muchos sentidos te facilita la existencia, en muchos más, te la imposibilita.
El día que dejé de tener directora de orquesta, fui incapaz de retomar la melodía, y claro, con 16 años crear una nueva composición, parecía imposible. Así que no lo intenté. Sobreviví copiando recuerdos de viejos acordes que cada vez se desperdigaban más en mi memoria..., mientras murmuraba inconsciente en mi cabeza, un ritmo constante, hostigador y sin dudas, tenebroso. Un ritmo que apareció en creccendo en mis horas hasta incapacitarme de escuchar otra cosa...
Esa lírica incitadora me provoca, me aturde, me tiene de pie frente a esta imagen que parece captar solo mi atención.
De repente se cruza bajo mis párpados la constante inquietud de su mirada y la muerte de los destellos de su iris ante mis reiteradas negativas... Y ya estoy harta, ¡no necesito otra mirada sobre mí! ¡No me importan las demás (que sé recibiremos)! Me importa..., me importa: ¡esa! Me marcho a toda prisa. Solo escucho mis tacones golpeando el pavimento y rezo por estar aun a tiempo... Con una delatadora agitación en las manos, marco su número de teléfono.
—¿Marta...? —verifiqué nerviosa y carraspeé—. ¿Quieres ir a por ese café?
Era una pregunta, una simple pregunta pero para mí, significaba todo. Con esa interrogante, comienzo a seguir aquel ritmo que se escuchaba más fuerte que antes... Ese del que renegaba. Ese que me limitaba. Que me destruía.
Aunque comprendí que la libertad no reside en el aislamiento sino en la inclusión, supe, allí, frente aquel marciano, que no importa estar a solas, incomprendido, fuera de lo normativo... Siendo uno mismo, no precisamos de un común espacio terrestre que compartir con una tribu de cartón que nos tolera, pero no nos entiende. Necesitamos realidad, libertad y una convivencia pacífica con nuestros propios demonios... Lo demás, llegará...
Y a pesar de que la respuesta de Marta, fue un "es demasiado tarde", pude seguirlo, ejecutarlo y danzarlo... Porque también hay que entender que desaprovechar el tiempo, nos pasa factura. Que todo y todos, no esperan para siempre. Y que debemos aceptarnos y vivirnos bien, por nosotros, no por nadie más. Aunque jamás bebimos de aquel café, disfruto esa melodía que me hizo desearlo en primer lugar, colmada de sonrisas de infante sin inocencia. Y me doy cuenta que antes, cuando me preguntaban si era feliz o solo que recordara un día en que lo hubiese sido, un instante de felicidad, no lo hallaba. Hoy cargo miles por contar y sé, no serán los últimos porque hoy, soy todo lo que quiero: yo misma.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Ustedes / Nosotras





                 Ustedes / Nosotras


Odio a las mujeres que solo por verte la cara de "nena", creen que lo eres. Las que te etiquetan sin una conversación previa. Las que se guían por convencionalismos baratos. Las invidentes espirituales. Las que no se arriesgan. Las que generalizan por la generación. Las que solo buscan revitalizarse con neófitas almas "ingenuas". Las que piden emoción y se alejan de los desafíos. Las que juegan a vivir y se quedan donde solo pueden morir. Las mujeres que creen que los años significan sabiduría. Que la edad es directamente proporcional a la madurez. Que solo es interesante quien lleva arrugas en el rostro. Las que asumen por tu juventud que escuchas One Direction y tu actriz favorita es Dakota Johnson o Jennifer Lawrence cuando idolatras a Pimpinela, ABBA y Air Supply y sabes que como Bette Davis y Greta Garbo no habrá más ninguna.

¡Porque no! No señoras, ni los años son experiencias ni el tiempo sabiduría.

El mundo es un abanico de diferencias, un abanico por el que pasa la vida y nos hace mayores pero no necesariamente grandes. Las que hoy viven de prisa, no tienen conversación, carisma, ansias de saber, nada por decir, ni más conocimiento del estrictamente reglamentario, porque presencie un par de inviernos, no se volverá lo contrario. Será la misma, con menos visión, menos memoria, más peso, marcas, canas..., pero la misma.  Porque todos podríamos vivir lo mismo sin iguales resultados, porque somos DISTINTOS. El que a ustedes les llamen "señoras" y a nosotras "muchachas", no dice nada. Porque aunque vivir como si fuesemos a morir mañana alegan que no es la respuesta, hacerlo como si la muerte no existiera, tampoco lo es. Porque hay experiencias talladas bajo la piel y olvidos que no desvanecen los años. Porque hay cicatrices que no te ajan y canas que no se peinan, sino que bombean sangre. Y yo, amo a las mujeres, como aquella, que son capaces de verlo.


viernes, 8 de marzo de 2019

Almas Robóticas





                        Almas Robóticas



Solo un robot podría no apreciarla... Solo estos son capaces de divisar la mejor de las creaciones humanas y decir que no es importante, que la vida sin ella es la misma, que no es necesaria. Es lógico, ¿cómo valorar la pura expresión de sentimiento cuando están despoblados de dicha virtud? Mal afortunados, ¿para qué reñirles si no hay mayor castigo que vivir sin emociones? Esquemáticamente, sin noción del mundo real al que llaman (equívocamente) utópico. Lo único que merece la pena pelear, es el derecho al respeto. Si no comprendes porque estás escaso de magia y sobrepasa los límites de tu imaginación, calla, acepta aunque no compartas, defiende la maquinaria sin denigrar al lienzo.  Que no seas capaz (aun repitiendo constantemente su total contradicción) de hallar el hechizo en tus metálicas piezas, no te concede derechos para hacer sentir a quien subsiste en un vuelo infinito, de vivir en la manera errada. Que la magia se acaba, que es falsa, que no existe, que no es más que "copos de luna pulverizados" que un soplido de viento arrastrará con él, que hay que pisar tierra firme y dejar de mirar las nubes... Quizás para tu modo de vida sean consejos aplicables, ¡pero no para el nuestro! Si nunca has tenido una pasión tan grande en tu vida, no debes agredir a quienes vivimos por ella. Cuando la dejes entrar a tus días, te darás cuenta de lo feliz que se puede llegar a ser, mas nunca por desconocimiento deshonres.
Es triste (para mí hasta inconcebible) saber que subsisten personas sin fantasías, que no sueñan con tocar las nubes, que no valoran a las hadas ni a la fuerza que mueve el mundo. ¿Cómo puede serles irrelevante en la vida si es vida pura? Desde una melodía de Bach hasta una escultura de Miguel Ángel, desbordan los alientos que son pecado desapercibir. ¿Cómo no ver su valor? Da igual que sea una conocida o no, que valga millones o nada, que sea de las obligatorias a leer en la escuela o la que sólo leyó su familia, cada una es nuestro tesoro personal, nuestro logro, y ellas, son el mapa emocional de nuestro viaje. Nos dejan una sensación inigualable, no puedes quitarle los ojos de encima pensando "¿realmente todo esto salió de mí?". El acorde final de nuestra canción, es como el primer llanto de tu primogénito. Les dimos vida, los creamos, los trajimos a este mundo desde nuestras entrañas. ¡Nuestras obras son nuestros hijos! Hay quien vive para crear, hay quien crea para vivir. Pero debemos coexistir respetuosamente, si nosotros empatizamos con sus elecciones (aunque no las compartimos), permítanse hacerlo con las nuestras. No traten de entendernos, sólo de no discriminarnos. Porque sólo los de mundo interior ausente (eso que te permite ser feliz en plena convivencia solitaria), no ven nada en la comunicación de quien lo plasma inmortalmente y sería una pena formar parte de esa lista. Si careces de este poder y las ganas de obtenerlo, considérate desdichado, autoproclámate un alma robótica, mas, permítenos a los hechizados, continuar viviendo de "ensueños". Porque, ¿qué sería de la vida sin arte? Es lo único que nos pertenece, lo que no nos pueden arrebatar, aquello que hasta después de la muerte, seguirá viviendo.

martes, 26 de febrero de 2019

Juguetes

     

            
                     Capítulo IV - "Juguetes".
                            (Donna y Alex)

La idiota fui yo, creí haber hayado a la persona correcta y sólo me dejé ser un juguete perfecto entre sus manos. Ese que siempre quiso y jamás pensó obtener como fiel compañero de andadas, uno que anhelaba tanto que (quisiera yo pensar) su obtención inesperada le hizo tan torpe como para quebrarlo en cientos de pedazos. Ese al que se aferró, con el que pasó tantas tardes de domingo jugando hasta que reunió el valor para probar uno nuevo. Ese al que hizo creer en ventaja por la experiencia en el juego, pero no fue así. Desde un total arbitraje estuvo manipulada la partida, pues a punto de cruzar la meta, me sacó de competencia para conquistar el primer puesto en solitario (espero que el premio al menos haya valido la pena).
Tal como lo planeó aquí estoy, aquí está el juguete abandonado, el que ya no es más su predilecto, el que pensó ser todo para ella hasta que la realidad le dio de bruces; aquí está a la espera del próximo infante ansioso para el que logre ser todo. Esta vez será uno que merezca, uno que este no necesite jugar con nadie más, que me haga partícipe consciente de la partida, que pueda recorrer conmigo todos sus mundos imaginarios donde cumplir cada rol inimaginable. Anhelo que le baste solo conmigo, que a mí me baste solo con él, que cuando aparezca otro, sepa valorar todo lo que no apreciaste tú, por encima de la novedad y que tenga la delicadeza suficiente para controlar descuidos de neófito que me hagan quebrar nuevamente.
Sé que fui la ingenua que creyó en su bondad, quien no supo ver más allá de las mismas intenciones, pero nunca viene mal una nueva lección de vida. Hoy sé que llegaré a mi meta, pero no de sus juegos, sino, del más hermoso de todos, el que no se gana en solitario. Ese día que le encuentre, solo seré otro ejemplo de que todos los fracasos, solo son la forma que haya la vida para equilibrar el valor que le damos a las alegrías. Todo llegará en el momento correcto y de inmediato lo sabré, pues ya aprendí que no debemos conformarnos con quien pone en peligro nuestra integridad o vive intentando ganar para demostrar banalidades, que quizá sea más sencillo si parezcamos juguetes pero que en saber que no lo somos, consiste nuestra fortaleza, la que sólo amará quien merezca conocernos las flaquezas.
...
Qué graciosa es la vida..., ha pasado más de un año y ya... ni eres..., hace mucho. Lo mejor de todo, sigo aturdiendo pensamientos. Aun cuando quisiste haberme superado, recaíste, recaíste solitariamente y me di el placer de tomar el lugar de la niña con ansias por jugar. Te cuento que la encontré hace casi un año (a veces el amor de tu vida aparece tras tu mayor error). A esa que me enseñó la felicidad real,  la que me mostró que el amor sincero nunca duele, que sí existía alguien que no se aprovecharía de conocer mi fragilidad sino que me valoraría por vivir como si no la tuviera. Lo siento, pero no me aturde mi venganza y menos, tu dolor. Ni el mío ni yo jamás significamos nada para ti y realmente es imposible recoger los frutos que no fueron sembrados. Así que..., ¡qué bien que no seas feliz! Impunemente no jugarías conmigo, debiste haberlo sabido.

Ojalá





                         Capítulo III - "Ojalá".
                         (Donna y Madeleine)


Ojalá pudiéramos llorar y llorar hasta quedarnos vacíos, hasta el punto de olvidar qué brotó la primera lágrima... Ojalá su caída significara la huida del dolor... Ojalá valieran de algo más que torturarnos y recordarnos que sentimos por un corazón ingrato... Ojalá con llorar una noche entera solucionáramos todo... Ojalá al amanecer, teniendo ya secas las cuencas de los ojos, pudiéramos decir que ya estamos bien, que ya no sentimos igual. Pero no es cierto, seguimos igual, latiendo por quien no debemos y ni llenando los océanos de lágrimas cambiaremos ni nosotros, ni ellos ni las malditas complicaciones de la vida y la sociedad... Ojalá no tuviese que continuar resignada a llevarle en silencio bajo mi pecho mientras voy de otra mano viéndola pasar de la de siempre... Ojalá todo fuera más fácil... Ojalá no haberle devuelto aquella mirada... Ojalá nunca... Ojalá otra... Ojalá...

Tantos <<ojalá>> que se quedan en deseos lanzados al viento que nunca serán realidad. Nunca terminamos de llorar, nunca se acaba el dolor, siempre vendrá algo por lo que sufrir (o así me siento hoy). Veo la vida como un camino por atravesar lleno de espinas, algunos, con la obligación de no alcanzar a ver la rosa, nuestros ojos están demasiado empañados porque nuestra piel es más sensible a las heridas de contacto. Esos que lo atraviesan suspendidos por el simple aroma de sus pétalos, son afortunados, esos, no se dejan lastimar ni por la mayor de la espinas, ojalá fuéramos todos así, al menos por un día... En este instante, donde no se divisan las rosas, el deseo continuo de tener las cuencas y el alma secas por el resto del camino, seguirá siendo otro incumplido <<ojalá>> por asumir.

domingo, 3 de febrero de 2019

Kan Matkub




            Capítulo II - "Kan Maktub".
                     (Donna y Hera)


Fue una misma noche cuando el descubrimiento de dos sentimientos totalmente opuestos, se abrieron paso en aquel sueño. Experimenté la felicidad intensa jamás conocida besando unos labios inadvertidos, y supe que había encontrado lo que ni percibía estar buscando. Disfruté tanto como pude... Le besé, me besó, abracé fuertemente su cuerpo para perderlo dentro del mío y tomé su mano en un oscuro camino sin saber dónde llevaba (eso no era lo importante). Me sentía inexplicablemente eufórica, por primera vez con la sensación de estar rellena de helio y que su mano era la cinta que sostenía mi vuelo. Me había mostrado ante alguien espectacular que se sentía mi mundo y en ese momento, yo parecía lo más importante del suyo. A lo lejos se veían unas luces transportadoras a las que me acerqué siguiendo los pasos de quién simulaba una ansiosa Dorothy por el camino de baldosas amarillas. Pensé que ya todo estaba bien, nos habían arropado diferentes amistades (en la mayoría suyas) que nos alababan, mas de repente..., le pierdo.
Nadie parecía notar su ausencia ni mi búsqueda de vuelta a la oscuridad. Abrir los ojos y no verle tampoco a mi lado fue cómo si arrancasen de raíz la más preciada rosa de mi jardín, como si se llevasen algo que ya me pertenecía. Honestamente fue el dolor más grande que nunca sentí, el de perder lo nuevo, los recién descubiertos sentimientos. Sentí cómo quedó un inmenso vacío que me hacía desfallecer, seguidamente lo creí una sátira de la vida que me volvía un personaje absurdo y de inmediato sintiéndome la boca arder, entré en pánico. ¿Qué acababa de suceder? ¿A qué se debían esas lágrimas? ¿Cómo le besé si había exiliado de mi vida consciente cada resquicio de duda? ¿Cómo hiciste para colarte en mi fase MOR? ¿Por qué se sintió tan bien? Sobre todo, ¿por qué ahora me sentía tan mal? Abrumada y perdida me preguntaba si su presencia fue causante de mi confusión o la más clara anulación de las dudas existentes.
Pronto esas interrogantes fueron despejadas..., me di cuenta que esa oscuridad abundante en mi sueño sin su presencia, no era más que el dibujo de mi realidad. Y tras aquella angustia inexplicable, cerrar los ojos era sinónimo de volver a tener a esa silueta culpable que no podía dejar escapar. Vivía ocupando cada pensamiento, cada suspiro porque sabía que le encontraría más allá de lo etéreo, que me había adelantado el destino para que tomara calmada la ruta. Me mostró que la felicidad, aquella que en conciencia creí haber tenido, no tenía comparación con la que aún me estaba esperando, la que viví por cortos instantes, pero la que no dejé de perseguir en pensamientos. Mas, también me hizo saber, que aquella angustia desgarradora podía venir de su mano. El destino proclamaba una boca enaltecida donde no había punto medio, o conocía la felicidad extrema o la más rotunda desgracia. Tan difícil como hermoso. Si perdía lo hallado, la pena desarmaría mi alma en pedazos pero aún así, no me importó.
– Ni el dolor, ni la angustia, ni lo que tuviese que sufrir importaban porque solo por tenerte, valdría la pena todo –me explicaba.
Tú, vales la pena y el no haber detenido mi búsqueda logró que cada día viendo tus ojos amanecer, sienta que vuelvo a descubrir el universo. Agradezco el fenómeno ancestral que te hizo danzar en mis pestañas demostrándome que era hora de despertar y vivir lo anhelado, sin eso, no me hubiese atrevido a admitir mi verdad (o quizás hubiese tardado más años). Me diste el valor faltante demostrándome que yo también deseaba que mi vida tuviera alegrías y sin lograr dejar esa nueva necesidad dentro de mí, mi búsqueda tomó sentido. A veces me crees desquiciada y te preguntas, "¿cómo por un sueño alguien es capaz de replantearse totalmente la verdad de su existencia?", "¿cómo este hace que le dé un vuelco a su vida persiguiendo nuevas metas?" Acaricio tu mejilla y sólo puedo darte la misma respuesta.
– Es simple, mi convicción: tú.
Tú has sido la respuesta a cada pregunta y fuiste mi última duda. Algunos le damos vital importancia a esas experiencias extrasensoriales que somos incapaces de controlar, creemos en que tienen un sentido y para mí, son el faro guía de nuestro destino. El solo soñar con lograr perderme en la profundidad de tus verdes ojos, ser los labios que te besaran y saber que estabas a solas en un mundo a mi espera, me daba fuerzas para no caer en la alienación. Creí haberte encontrado en varias ocasiones llevándome siempre chascos que me hacían preguntarme si estarías pasando algo igual. Podías estar sufriendo, entregándote a otro cuerpo pensando que era el mío y aunque quizás eras feliz sin mí (cosa que no quería pensar), tal vez aun no sabías que me estabas esperando, pero lo hacías. La primera vez que me crucé tus ojos, me llamaste loca con toda la razón. Sostenías mi libro favorito y no se me ocurrió nada más patético que decirte en plena librería "¿qué tal tu vida sin mí?". Tu mirada desconcertada buscaba la cámara oculta y ante su ausencia proseguí con un "te conozco desde hace años, aunque tú no me conoces aun" y al "¿de dónde?" (sonando como un cliché galán) respondí con poco procesado "de mis sueños". Dudé tras esa frase si aun viviendo para encontrarte no estaba lista para ello, mas tu automática risa alegando mi locura, silenció todos mis miedos. Supe que ese sería el primer día del resto de nuestra vida.
Conocía el precio de perderme en tu intenso tímido mirar, pero debe tener propiedades magnéticas porque no dejé de explorarlo. Sabía que en un paso más, pagaría siendo la única culpable (yo fui quién corrió el riesgo), pero no me importó nada, ni nadie y por fin tengo lo que buscaba. Quizás también fue su gusto a café..., pero desde entonces me volví una adicta declarada de tus besos. No sé qué será de mí sin ellos... Sé que tú no crees en los sueños, en las almas gemelas, en los amores de otras vidas o el destino más allá de fortuitos accidentes, pero te confieso, aquellas lágrimas de angustia me persiguen cada día más. Que antes de tenerte era más valiente, que es imposible me arrebaten el éxtasis de las manos (¿por qué ahora permitiría que se fuese de mi vida lo que tanto he querido?), pero aún así, me aterra el irónico destino, pues por mucho tiempo también creí imposible tu hallazgo y aquí estamos hace seis años. Si se cumplió su inicio, ¿por qué no también su final? Tal vez debí saborear la gloria de tenerte solo para perderte, pero tampoco habrá sido en vano. Mi consuelo serán los momentos que te tuve y la persona que me hiciste descubrir que soy. Tu marcha no sería más que la muestra de que aun siendo tú mi destino, yo no seré el tuyo, que sólo nos tocaba enamorarnos, mas no pertenecernos.
– Debo aceptarlo, contra eso no se lucha –le dije yo asustada.
Pidió encontrara la calma como lo esperaba, aunque no vi venir su repentina confesión.
– Yo también andé de tu mano en esa oscura noche. Llevas mucho más de seis años, siendo la superheroína de todas mis historias.
En ese momento tuvo sentido su frase "somos dos sueños hechos realidad". Y aunque sigo viviendo con miedos (cualquiera que ame lo entenderá), confío más que nunca en que todo está escrito.

martes, 29 de enero de 2019

Un lugar en el mundo

     



         Capítulo I " Un lugar en el mundo".
                                (Donna)


Para unos diferente, especial, otros me creen loca, y sin duda la más bella descripción hasta hoy dada "arrojada a este mundo en un soplido de viento". Mejor o peor de lo que muchos quisieran, al fin y al cabo: yo, quizá sólo incomprendida o desconocida. ¿Pero saben qué? Creo que a todos nos llega (o al menos debería) un punto inflexión, ese momento en la vida donde ya nos aburrimos de que nuestro autorretrato sea el espejo de la opinión pública. Lo cual sólo nos hace creer que somos quienes ellos quieren que seamos, pero no nosotros mismos. Por miedo, jamás debemos abandonarnos, es una autotraición que debería ser penada. Este punto, confieso que tardé en hallarlo (muchísimo), 19 años exactamente. Ocurrió tras las justas palabras del entonces ser más apreciado en mi vida: "¿quieres que te lleve a un psicólogo que te analice? Tú no estás bien, no puedes ser normal". ¡Gracias genia! No, no soy normal (eso sería un completo aburrimiento), teniendo en cuenta que para ella serlo es vivir tratando de pasar desapercibida vistiendo sentimientos ajenos. Así que no, gracias, quiero seguir "estando mal". De este lado "erróneo y antinatura" todo se saborea mejor, y al menos tengo la oportunidad de sentir, de vivir más allá de límites establecidos por mentes con barreras medievales.
Realmente, debemos darnos cuenta que somos perfectos cada quien a su forma, que no importa lo que piensen de nosotros, debemos ser auténticos y no dejarnos llevar por lo que quieren reflejemos. Ser fiel a uno mismo es un filtro de personas, los que nos quieran verdaderamente serán los únicos que se queden, que se acerquen, los que hagan lo opuesto, nunca merecieron ser pasajeros de nuestro viaje. Nos damos cuenta que sólo alababan la falsa cobertura que creamos para quedar bien en un mundo de cartón, nosotros, nunca les importamos. Quién ama lo hace incondicionalmente y ninguno merecemos otra clase de amor que aquella que estamos dispuestos a dar. En la oscuridad de en un alter-ego no encontramos lugar en el mundo (al menos no el nuestro), imposible, el camino a la felicidad. Cada imperfección es la esencia de nuestra verdad y justamente lo que nos lleva a la perfección, no es algo que rechazar, sino algo por lo que enorgullecernos. Por ejemplo, yo sé que soy un conjunto de adjetivos que harta estoy de escuchar, y los reconozco, pero dije "basta ya". Han pasado dos años de que llegué a dicha conclusión y no me arrepiento en lo absoluto. Créanme que de cambiar intenté millones de veces inútilmente , fue lo que me enseñó mamá: ser lo más soportable posible al mundo aunque para facilitarles mi presencia tuviese que ahogar mi persona; pero tarde o temprano... todos salimos a flote.
Hoy te digo mamá, que nunca lo he creído fácil, pero un día decidí resignarme a vivir en la superficie donde sólo quién lo desee podrá lidiar conmigo. Te cuento que ahí encontré miles de amigos con "desordenes mentales" a niveles excedentes de los propios, y me encanta. Que aprendí que la mejor versión de uno mismo es la que nos viene de fábrica, no la moldeada socialmente. Que ya no quiero cambiar. Que "respétate primero y los demás lo harán también", se ha convertido en mi filosofía de vida. Y que aun así, no imaginas cómo cuestan a cada segundo esas preguntas lacerantes "¿qué creerías de mi vida?, ¿qué sería de ella contigo?, ¿fueras de los que se quedaron?". Todos me ofrecen respuestas divergentes, y es una convicción que jamás llegaré a tener, ninguno podemos hablar por ti. Pero yo me aferro a la que me permite conciliar el sueño, me hubiese roto el alma desarmar el lazo que nos unía. Y es que sí, finalmente te confieso la carga más pesada de mi ser: me siento culpable de no tenerte. Mis doctrinas me arrastran a la creencia de que tuviste que irte para llegar yo... Lo siento mamá, juro que no fue mi intención... y amaría que aun me amases. Siento absurdo el tener que transformarnos para merecer amor, quien lo haga no nos está amando a nosotros, sino a los opuestos con agudas carencias afectivas que les ofrecemos. ¡Sé quién eres! ¡Mantente real! De nada nos sirven los admiradores arrastrados por generalismos banales. Debemos mostrar orgullo por nuestra singularidad sea cual sea la situación, porque todo pasa, todo cambia y todo llega. No debemos pensar que existimos solo porque sí, que debemos cambiar para encajar. ¡No! Todo tiene un por qué y cada quien un papel que cumplir en esta vida. Tal vez aún no sepamos exactamente cuál (todos hemos estado perdidos), pero no debemos ser impacientes ni ceder a sus prejuicios. Nos sorprenderá un día en que diremos "todo tuvo sentido". Porque cada paso fiel que anduvimos nos llevó al encuentro de ese destino. No creamos que somos una casualidad (no existe tal cosa), todos somos inanimadas intenciones del universo con objetivos trazados. Sólo nos resta ser pacientes y auténticos, para ocupar nuestro reservado: lugar en el mundo.


Claire Garbo

Índice

En este blog próximamente he decido comenzar a subir lo más variado de mis creaciones en un orden cronológico. Podrán encontrar desde relatos e historias cortas hasta poesía. Todos tienen relación y un personaje principal que los enlaza. Siempre junto al título encontrarán la especificación de sobre quién habla el personaje.... Historias, personajes y amores diferentes padecidos por una misma loca que si no escribe se ahoga: Donna Hepburn.

I - Un lugar en el mundo (D)
II - Kan Matkub (Estaba Escrito) (D y H)
III - ¿Por qué? (D y A)
IV - Juguetes I (D y A)
V - Je regrette (D y A)
VI - De romántica empedernida a desalmada irremediable (D y M)
VII - Ojalá (D y M)
VIII - ¿Cúal eres tú? (D)
IX - Amor sin fugas (D y C)
X - De la mano de Susan Alves (S, H y J)
XI - Ojalá, corazón cobarde (D y L)
XII -  Pensándole siempre (D y M)
XIII - Amor hoy de ayer (D y M)
XIV - Sensaciones Atrapadas (D, L y A)
XV -Tras mis párpados (D y M)
XVI - Lalaland (D y L)
XVII - A qué saben las nubes (D y S)
XVIII - 1625 Km (D y S)
XIX - Memorias de la imposible (D y B)
XX - Sólo de aquella (D y M)
XXI - Juguetes II (D y A)


(Puede en un futuro variar el título de alguna de estas obras pero siempre será aclarado). 

domingo, 27 de enero de 2019

Autorretrato.





Duermo los días y vivo las noches, no tengo cosquillas, no babeo ante cachorrillos o bebés ajenos, no amo el chocolate, no me gustan los perfumes dulces, el exceso de maquillaje ni GAME OF THRONES. Soy extremadamente controladora, dramática, posesiva, irritable, atea, engreída, opuesta, ilusa, anárquica, intolerante, analítica, autodestructiva, incontrolable, sensible, negativa, ingenua, presumida, impaciente, solitaria, inestable, distraída, explosiva, antisocial, vergonzosa, indecisa, tan enamorada como desalmada y por lo general demasiado expresiva. Tan nerviosa como para pasar los momentos serios con risas y dar malas noticias sonriente. Tan tierna , graciosa o seductora como lo consigas. Tan contradictoria que mi película favorita es del género que más odio, la escritora que más admiro escribe del modo que más critico y lo que más amo en el mundo es a lo más le temo... Tanto que presumo rudeza y soy de cristal, confianza y vivo de inseguridades, dolor por lo que no duele e irreverencia a lo que me desarma. Soy de arrepentirme más por lo hecho que por lo que no, difícilmente concluyo algo (nunca ha ocurrido), no tengo horarios, sentido de orientación, rango de dulce o salado y mi paladar no describe nada más preciso que "algo le falta". Adoro los corazones rotos creyéndome capaz de devolverles esperanzas, me gusta hablar (y hasta discutir) a solas, siempre se me ocurren los buenos argumentos de las peleas fuera de tiempo y no consigo imaginarme de mayor. Recuerdo tener un problema con alguien pero nunca recuerdo qué fue, si me siento mal no me gusta que me intenten hacer sentir bien, no le doy al sexo más valor del merecido ni lo veo como diversión por lo que soy incapaz de llegar a ese punto con alguien que desconozca o que no esté emocionalmente vinculada pero se me revuela el corazón entre letras a extremos médicos. Me gustan los postres como entrantes, comer tic tacs de naranja a toda hora, el café con más azúcar que café y la pasta en plena madrugada. Ser detallista más que lo sean conmigo, cruzar los límites de lo prohibido, jugar en la línea de peligro y vivir a destiempo en el borde de la realidad. Celo hasta lo desconocido y me imagino hasta lo improbable. Celo a muerte hasta a personajes cinematográficos. Si te amo, celo tu pasado, el aire que respiras, la vida de la que no formé parte, las lágrimas que no pude limpiar, las sonrisas que no pude disfrutar y los pensamientos que no me pudiste dedicar. Vivo poniendo mis sentimientos a prueba y las fronteras de mi cordura, no se reaccionar a las sorpresas (por ello las odio) y por el contrario de muchos, veo la mejor edad en una mujer a partir de los 40. Cada vez que logro algo que anhelaba lo dejo de lado, si no veo en un programa alguien que llame mi atención directamente no lo veo, todo lo aprecio luego de pasar de moda y decir odiarlo y siempre termino amando más, aquello que en principio detesté. Pasé de querer cuatro criaturas a no querer ninguna, de la más valiente a la más temerosa, de odiarla a hacerla mi mejor amiga. Creo en el amor a primera vista, en que se puede amar sin conocerse y extrañar a los labios que no se han besado. Que existen bien intencionadas personas (quizás esto demasiado), sirenas, vida extraterrestre, espíritus, vida después de la muerte y disfruto lo sobrenatural sin buscarle explicaciones científicas. Creo en el destino y no en la casualidad, en que nuestros pasos siempre nos llevan a un camino anteriormente premeditado y no a uno decidido. Creo en los cuentos de hadas, los amores de telenovela, en el "vivieron felices por siempre" aun sin creer en una felicidad más allá de momentos felices. Puedo ver mi película favorita más de 30 veces en 60 días y sentir cada vez que es la primera, escuchar desde Dusty Springfield hasta Mon Laferte y terminar internada en un hospital por un dolor más que físico, emocional. Puedo enamorarme de personajes de televisión más que de cualquier ser humano y mi alma literaria consigue sacar una novela de un cruce de miradas y dejarme años padeciéndolo. Puedo pasar horas en cualquier sitio hablando de arte o analizando el comportamiento humano, tener la mayor discusión y a los 20 minutos tratarte mejor que nunca, conocer perfectamente a una persona como nadie sin necesidad de que me importe más de la cuenta, estar años enamorada y decirle a todos menos a esa persona o pasar otro entero con un único pensamiento dominando cada acción. Prefiero andar con una persona que tener una "pandi", pasar los días encerrada en casa dentro de un libro que la mejor salida con amistades, los paseos casuales a los elegantes, vivir historias de amor utópicas que condenarlas a caminos reales no marcados por mí, crear antes que vivir. Prefiero lo malo conocido que lo bueno por conocer aun pareciéndome absurdamente estúpido. Paradójicamente me desestabiliza perder el control y no tener todo psicológicamente preparado pero amo el resultado de mis actos impulsivos. Mi mejor amiga es quién más claro tiene mis defectos y quién más los recalca (creo que justo por ellos le agrado, aunque lo va a negar). Cuando estoy triste escucho la música más deprimente hasta sentir mis lágrimas y no puedo conformarme con pocas creyendo que así vaciaré el dolor. Si no me quieres te quiero, pero si me quieres te odio. Adoro viajar en carretera y odio llegar al destino, amo el arte y odio a la mayoría de sus creadores. Veo todo lo relacionado con ataques de tiburones y asesinos en serie pero soy incapaz de atrapar un mosquito. Odio que me rectifiquen y amo rectificar. Soy extremadamente egoísta pero amo más de lo concebible, una poesía sacó mis lágrimas pero nunca antes me había gustado, no comparto pero me gusta que me compartan, amo el mar pero no resisto mucho tiempo en él. Busco ser la protectora de la relación pero amo ser protegida, me quiero creer madura pero no me apetece madurar, recuerdo lo más absurdo pero lo más importante lo borro, si decido acabar algo es para siempre, pero no respeto si lo decide alguien más. No olvido un mínimo detalle sobre algo que dijo quien me interesa pero fácilmente podría olvidar su rostro, detesto estudiar, las clases, la escuelas pero idolatro a las académicas. Detesto tanto ser el centro de atención como pasar desapercibida, no me gusta salir pero sí las invitaciones, amo ver los problemas y obviar darles solución. Sólo me enamoran las relaciones contrariadas y no hago nada por hacerlas posibles, porque perderían la gracia. Una vez que algo me gusta no lo dejo hasta odiarlo y graciosamente luego me vuelve gustar y lo vuelvo a odiar y entro en un círculo vicioso que nunca acaba, por lo que cuando una persona cree haberme conocido es cuando menos lo hace. Me molesta la presencia humana, las hipocresías y ser educada con personas idiotas (por lo que no lo hago), no disimulo el malhumor o desagrado ni me inmuto en agradarle a nadie y odiooo a quien lo hace. Nací con un odio intrínseco por los hombres sin que me hicieran daño. No lidio con los que  sobrevaloran la cultura y se burlan de quienes se preocupan por tenerla. Odio que me conozcan pero me gusta que intenten descifrarme. Odio el Sol, madrugar, que me despierten y despertar a solas aun odiando compartir mi cama. Odio haberme convertido en el ser que más he aborrecido en mi vida y no poder evitarlo, odio salir a bailar pero si me nace el deseo en medio de la calle no me corto y no tolero más de tres días fuera de mi cuarto aunque esté en el paraíso. Odio la puntualidad, la sensualidad forzada, que me hagan favores, regalos o me ayuden. Me resulta extraño que me quieran..., no me gustan los abrazos, las muestras de cariño me parecen símbolo de debilidad y aun sintiendo el deseo no logro llevarlas a cabo pero me pierden los susurros en voces graves y los besos en el cuello. Pero sobre todo, lo más irónico, es que detesto compartir mis obsesiones después de hacer que se enamoren de ellas. Así soy yo..., dueña de un carácter con suficientes razones para que lo odies o del cual enamorarte irracionalmente.
Claire Garbo.