sábado, 8 de febrero de 2020

Bestias al fin y al cabo






              "Bestias al fin y al cabo."


Yo soy, o era (ya ni sé), creyente en eso del amor verdadero, del real, del que no tiene comparación a ninguna otra experiencia, que te demuestra el significado de esta palabra, esa alma gemela, esa otra mitad que después de encontrarla se queda para siempre. Hay otras que creen, que el para siempre no existe, ni dicho amor eterno, que se viven solo varios amores por algún tiempo, hasta que por regla, se acabe el sentimiento y se pase a vivir lo mismo con el siguiente. Yo me he negado tanto a esta segunda teoría…, pero hoy creo que podría ser posible vivir de varios amores que cada cual en su momento y a su manera nos haga felices. ¿Qué por qué? Creo que por ella. Sí, la conocí y me enseñó que el amor y la felicidad eran tan opuestos a lo que yo creía y buscaba, que iban más allá, pero… todas las certezas, las alegrías y el sentimiento de que no había nadie más en el universo  que pudiera ni lejanamente captar mi atención, bueno, eso ya no es tan así. Y comienzo a creer, que el ser humano por naturaleza, por torpeza, no sabe valorar ni cuidar el amor como algo tan mágico como es, por eso, aunque sea tu alma gemela, quien lleva toda su vida esperándote, buscándote, llorándote en las noches a solas, clamando tu presencia, termina por destrozarla, por destrozarse mutuamente, porque al final eso somos, torpes animales que no respetan la maravilla de las cosas… 
Como simples mortales que somos, cual rey Midas con su oro, convertimos nos basta un solo toque para convertir: en efímero lo eterno.

Piezas Rotas




                       "Piezas Rotas."


Apenas y tenemos algo en común, podría decirse que nada, que somos polos opuestos, que ella es todo lo que siempre repudié, de lo que me alejaba y criticaba, y yo, resulté ser lo que ella buscaba desde el primer instante. Con el tiempo descubrí que no éramos tan opuestas, ni ella tan mala ni radical como se describía aunque ama que el mundo la crea. No pude dejar de hablarle después que tocó mi punto débil: el amor, el alma gemela, la pareja perfecta, la otra mitrad... Aquella aparente macarra que no le daba importancia a nada, ni creía en el compromiso, creía en esas cosas más que nada en el mundo, y encima, había pasado su vida buscándolo. Qué casualidad, ¿no? Bueno, por decir algo porque en las casualidades no creo, eso no fue más que un maldito truco del destino para que me acercara al fuego sin miedo a quemarme, y así hice. (Qué raro que ahora esté escribiendo esta queja sobre ello cuando algo tan involutivo siempre lo idealicé como la mayor expresión de romanticismo existente.) De cualquier modo, aquel amor por la inocencia y los cuentos de hadas no fue lo que nos unió, nos unieron nuestras oscuridades, los descocidos que llevábamos en el alma, los fantasmas que las rellenaban y las cicatrices que fingíamos no estaban ahí. Sentíamos haber encontrado alguien que nos entendía, que comprendía y compartía cada puta tara y locura que teníamos, porque la que no tenía yo, la tenía ella, o las dos, y si no, al menos la entendíamos. Eso nos hizo sentir en casa, en un sitio donde no había nada que forzar, donde no había que hacerse entender, que encajar. No nos dimos cuenta de algo, o ella no se dio cuenta, no sé, y es que eso que nos unió siempre tuvo más probabilidades de separarnos que de acercarnos. ¿Sabes por qué Stef? Porque el hecho de que tenga tus locuras, y tú las mías, que entienda lo que experimenta tu cuerpo y mente con solo un pensamiento y una película inventada, no significa que me guste, que no tengo límite, que soy inmune al acto que esto te hace realizar. Por eso por mi parte, he intentado que el que me entiendas sea para bien, para comunicarme y sentirme a salvo, pero jamás para aprovecharme de tu comprensión hasta llegar a tu punto máximo, probando a suertes, si vas a aguantar o no, teniendo seguridad de que lo harás “porque lo entiendes”. Y eso siento que haces tú, pero no, no funciona así. Y yo, ya no sé, no sé si vas a seguir toda la vida poniendo esto aprueba, sin control ni medida, ni sé si yo lo voy a soportar siempre, o sí lo sé, y tú también: no, no lo voy a aguantar. Y qué pena…, que pena que hayamos sido reducidas a lo que sea que somos ahora, esperaba que sabiendo que este comportamiento solo evitaría que me quedase para siempre (como en todo momento quise) pudieras modularlo. Veo que no, y me duele, porque yo sé me veía hasta viejita a tu lado… Será que aquello del inicio, esa luz y belleza que creamos de tanto oscuridad solo fue un espejismo, y que en realidad, dos piezas rotas, nunca formarán una figura completa… Es una lástima, porque también siempre he sabido, que serías el gran dolor de mi vida, el amor que me iba a irónicamente, hacer querer dejar de creer en él y en buscarlo, aun sosteniendo tu mano, sentía el hueco inmenso que se crearía cuando ya no la tuviera.