jueves, 18 de julio de 2019

Llamarle por su nombre




           Llamarle por su nombre


El amor no depende del tiempo, de agujas de reloj ni fechas de calendario. El amor depende de química, de conexión, el amor... depende de ella.
Porque ahora entendí, qué era esa palabra. (Esa palabra que usamos tanto a la ligera describiendo cualquier sentimiento de ilusión, que solo es eso, ilusión, ganas de amar, pero no amor.) Que puede ser bonita, que no tiene que ser dramática, que va a doler, pero no del modo feo. Que te va a hacer sentir frágil mientras te hace fuerte. Que te va a ser bien con su caos, que te va a abrazar su desorden, que te va a dejar sin palabras por tener demasiadas en la mente cada vez que le ves a la cara. Que te hará temblar, que te pondrá nerviosa pero te hará sentir cómoda, como en casa. Que cuando sepas que eres correspondida, ya no querrás correr más, ahora querrás acariciar cada paso, porque sabes que ya no hay prisa, que ya llegaste a donde tenías que llegar. Que cerraste, que después de ella no habrá nada, por eso, la vas a cuidar, la vas a respetar, le vas a demostrar cuánto la amas cada día, cada instante, porque aunque tengas seguridad no deberías estar confiada, eso solo hace que nos creamos que ese estado de bienestar, es normal, que lo tendremos siempre y con cualquiera, pero no es así. Es con ella.
Ella que hace del amor enseñanza y aprendizaje... Porque a su lado el amor es entender la seriedad de la discusión y aun así detenerla solo para decirle que es la más tierna del mundo. Es verle a los ojos y desenfocar todo lo demás. Es perder el control de espacio, tiempo, gravedad y propia conciencia por atender su sonrisa. Es querer ser su princesa consentida y el príncipe encantador que enfrenta dragones en su nombre. Es que te duela no haberla salvado de su pasado, es que te mate no haber llegado antes, aunque sabes que todo lo que ambas caminaron, las dirigía directamente a los brazos de la otra. Es querer defenderla como si llevaran la misma sangre pero disfrutar sus guerras de almohadas y llenarla de mordidas. Es ser dos locas capaces de cualquier fechoría y dos damas que se gritan todo desde las pestañas. Es que todo lo que no te guste lo adores porque lo tiene ella. Es que no se pueda discutir en serio. Es que te derrita en una palabra y te deshaga los dramas a sonrisas. Es que no te pueda hacer enojar aunque te esfuerces. Es que esté hecha de todo lo que te gusta y disgusta pero sea perfecta, es como otro pedacito de ti pero en un universo paralelo. Es que diga la frase que llevas años repitiendo sin que nadie te entienda y te suenen todas las campanas de alaerta ciclónica de una vez, y que aunque quieras correr, sientes que te tienes que quedar. Es que sean el mejor equipo pues su único plan es hacer feliz a la otra. Es que te diga "idiota" y te estremezca como el mejor de los halagos. Es que quieras ser la mejor para ella, porque con ella eres la parte de ti que no permites que el mundo vea, que el mundo no se permite ver, que el mundo no te permite, por lo quebes la que más ella ama. Es ser y sentir sin etiquetas, regirte a ser tú y ella: ella, no lo que nadie diga que aparentan. Es que solo se necesiten la una a la otra y que se vaya la humanidad al carajo. Es jugar como adolescentes y respetarse como un matrimonio. Es que sean felices de que una sola persona en el mundo las entienda y a pesar de que ella te vea como una puta loca, también te sienta coherente. Es lanzarse a la piscina con toda la ropa puesta en medio de la noche o solo tomar su mano caminando bajo la envidiosa Luna. Es querer besarle de la espalda al alma. Es no querer irte nunca de sus huesos. Es querer que inhale tu rostro como tu sus besos. Es disfrutar una calmada, loca, extraña y caótica armonía a su lado, que les hace sentir que siempre han estado conectadas. Que cada paso, que cada error, que cada acto, beso, golpe, llanto, risa, amor, desamor, triunfo y agonía..., era necesaria. Cada una les enseñó y guió a donde están y lo saben, y lo sienten cada vez más. Es que haga tangible aquello en lo que no creías. Es conocer la realidad de algo de lo que solo tenías la idea etérea que te había esbozado Disney. Es tener algo de lo que jamás podrás prescindir en adelante. Es tener tristeza de tanta alegría, es entender por primera vez esa frase. Es estar dispuesta a todo si es a su lado por temeroso que parezcaEs conocerla sin querer descifrarla. Es que te entienda sin comprenderte. Es que pueda estar horas haciéndote el amor o una tarde entera besándote sin más intención que memorizar tus labios con su lengua. Es no cuestionar "¿por qué no coincidimos antes?", es saber que solo ahora sería su momento continuo. Es más que haberse reconocido, haberse esperado sin saberlo. Es sentir que estás en el lugar indicado.... (el que ni buscaste pero necesitabas) porque es en el que único tienes el cielo, sin que nunca ella se atreviera a prometértelo.
Ps: Y perdona que te diga amor, pero dijiste que te llamara por tu nombre.

sábado, 13 de julio de 2019

Kiwi





                           Kiwi


Usted estaba atorada en un juego de su teléfono móvil, cuya música me estaba enloqueciendo. Levanté la vista de mi lectura, y me fijé que era uno de estos de acertar varias respuestas a una misma pregunta. Se encontraba en la sesión de frutas con semillas y solo le quedaba una para avanzar de nivel. Se veía frustrada por los constantes intentos denegados de los que no desistía, y chasqueó con hastío la lengua. Yo había jugado en aquella aplicación millones de veces con mis amigas por aburrimiento, como todos supongo a día de hoy, como usted, que aparentemente prefería perderse en los mundos de "yupi" que establecer una conversación con la joven pasajera de al lado, con la que le quedaban 6 horas por delante. Yo sabía la respuesta, mas por repentina timidez, no me atreví a darle la palabra que ya rondeaba mi mente y solucionaría su problema. Pero cuando la vi al punto del colapso mental, se escapó de mi boca la palabra <<kiwi>> sin que pudiera evitarlo. Usted no entendió, y se volteó a verme por primera vez en el vuelo (aunque yo la había observado desde que llegó cargada de equipajes al aeropuerto, como supongo hicieron todos), y yo aun fingiendo estar pendiente de mi libro, le expliqué en un murmuro que esa era la respuesta que buscaba. Usted la probó (juraría que más por demostrarme mi error que por confianza) y al ver que no me había equivocado, hizo un ademán de sorpresa, y musitó un <<gracias>> casi mudo y sin contacto ocular. Aquel agradecimiento fue el peor que había recibido en mi vida, por su tono de voz, pareció hasta molestarle ofrecerlo y eso atrapó severamente mi atención (como a cualquier chica caprichosa, creí). Y más que solo un parecer, era la realidad, pude confirmarlo tiempo después. Porque a medida que la fui conociendo (sí, eso no acabaría allí), fui aprendiendo de usted, de sus rarezas y sus porqués.

Usted era una mujer que le costaba más que agradecer, necesitar. Asumía ser independiente y precisar de otro ser humano la corroía, lo supe el día que tuvo temperatura, por irse de parranda a solas hasta las tantas, y solo me permitió llegar a la entrada de su casa y dejar en el felpudo (cuya extraña frase era "fuck off"), los botes de sopa casera (que me tomaron siglos en aprender a hacer) y el jarabe para la tos que la ayudaría a dormir. Ahí me di cuenta que el suyo, era uno de esos... Uno de esos corazones quebrados que un día aprenden, con solo una pieza a latir como uno entero. Uno de esos que no aceptan piezas de repuesto, uno de esos necios, con miedo. Uno de esos frágiles con ansiedad de acero. Uno de los enjaulados, de los renegados, de los vencidos. Uno de esos que se niegan a amar a la correcta porque ayer amaron de más a la equivocada... Y el suyo (no se si por vocación o por obra del destino) no fue el primero que encontré en dicho estado, pero desde que me dió semejante basura de agradecimiento, y sentí que era otra alma blindada que lloraba a solas, desde que me dolió su frialdad y su distancia, me di cuenta que más que hacer a otro más sentir calidez, era al último al que se lo quería enseñar. Era ese, el suyo, en el que quería quedarme.

No, no es fácil de repente encontrarte palpitando por alguien que no se permite ni bombear sangre. No es fácil hacerle ver intenciones sinceras en ti, y menos aun que las desarrolle ella. Afortunadamente también sabía que tampoco era fácil dejarse... ser... Pero le aseguro señora, que de haber sentido el ritmo dentro de mi pecho cuando se acercaba al suyo, mucho antes, hubiese sabido desde entonces que mis ganas siempre fueron: reintegrar esa vieja maquinaria, aunque le tuviera que entregar todas mis piezas. Era un pecado que un artefacto tan hermoso y límpido estuviera en desuso cuando hay miles en función con un 2% de belleza. ¿Por qué usted no se iba a permitir volver a sentir algo bonito? Le adelanté que si algo cuesta, es porque algo vale. 

Por un tiempo pensé que quizás era yo, que el problema era que no era lo suficiente para hacerla sonreír de nuevo, pero el real asunto, era que como el llanto, ocultaba también la risa. Viví a su lado, paso a paso, como el andar de un infante mientras todo lo que me pedía el cuerpo era correr bajo la lluvia de su mano y robarle un beso para que luego me regalara cientos. Y al parecer, mi paciencia fue premiada (esa que me inventé por usted y desconocía tener) pues un día empezó a a dejar que le sacara carcajadas, que le explotara la vida por los ojos, que me ocupara y preocupara por sus fracturas. (No sé cómo no vio antes que su reticente dolor solo me brotaba lágrimas.) Y lo agradezco, pues no hay nada que me rompa más, que ver a un alma hermosa dejarse marchitar sin que nadie se atreva a regarla. Pero con usted (la más rebelde de todas) entendí que no es sencillo echar agua a una flor que autodecidió dejarse secar. Que toma tiempo y esfuerzo hacerle entender que vale la pena sentir el rocío y que no todas vienen a robarle sus pétalos, algunas queremos solo darle más color. Porque si como yo, lo que más amas es a las flores renuentes, todo lo que deseas es tomarte el trabajo de cuidarlas hasta verlos brotar más vivos que antes, y entonces, mantenerlos enteros y protegidos siempre. ¿Por qué les cuesta a ustedes tanto entenderlo? ¿Por qué no pueden comprender que venimos a curar heridas y no a abrirlas? 

Vale, digamos que entiendo también la complicación que conlleva reconstruir un corazón. Hacerlo volver a funcionar con menos piezas que las que tuvo de inicio, que eso hace difícil entonces que quieran volver a prestar piezas, volver a correr el riesgo, volver a atreverse. ¡Pero yo vine con ansias de regalarle todas las mías! Me parece una aberración, la condena a dejar de funcionar una maquinaria que fue creada justo para eso. Y el camino fácil es ese: detenerla, ¿pero quién dijo que los caminos fáciles son los correctos? ¿Quién dijo que la vida es de los que los paraliza el miedo? ¿Quién dijo que por negarse a que funcione no va a llegar el día en que otro corazón haga girar sus engranajes oxidados en contra de la voluntad de usted? Y está trillada la frase, pero es real: la vida es de los valientes, y ser valiente no es tener miedo a que se estropee tu maquinaria, sino, con todos ellos permitirle realizar sus funciones.

Creo que nadie debería declararse naturaleza muerta teniendo la oportunidad de ser la flor más hermosa de cualquier jardín. Cuando yo le ofrecía el mío, ella estaba a punto de hacerlo y aunque a veces sentí que simplemente tal vez yo no era la fruta correcta de su juego, hoy la admiro. Admiro su fortaleza, esa con la que resplandece despúes de elegirme sin saber a ciencia cierta si sería yo la indicada. Y aunque me enamoré de su corazón roto, de sus grietas, de sus piezas oxidadas, y sus pétalos a medio marchitar, no era correcto sentir que ya no tendría un intento más, que ya nadie tendría espacio en su vida, que ya no habría lugar a momentos felices por haber elegido un mal mecánico en su momento que más que reparaciones, robó material de trabajo.

En la vida ocurre de todo, nos encontramos con miles de personas y acontecimientos de los cuales debemos dejar ir los que nos maten para así permitir quedarse a los que nos den la vida. Y con cada uno de ellos, recibir el aprendizaje que trae. Su error, había sido creer que la lección que dejó una jardinera a sueldo, era cerrarse al mundo. Pero no señora, la enseñanza era que debía exponerse al mundo, a pesar de saber que este podría destrozarla, porque siempre es mejor elegir a nuestro propio verdugo, que entregarnos al que escoja la vida. Le agradezco que haya sido fuerte para reconstruirse, que me haya demostrado que no necesitaba de mi mano para hacerlo, que no se haya cerrado a nuevas vivencias y que entendiera que la solución, no era también quebrar a quienes como yo, solo quisimos rescatar la esencia, que logramos oler en usted, bajo miles de capas de acero.
Al final terminé aprendiendo de usted, yo que llegué con intenciones de enseñarle. Pues como dice, yo no tenía que darle mis piezas para reemplazar las suyas rotas, sino que era mejor lo que conseguimos: hacer ambas maquinarias funcionar en conjunto con la creación de una unión inquebrantable... Estoy orgullosa y feliz por usted, y por mí. Hoy sigue brotándome lágrimas, pero solo de alegría, de maratones de cosquillas, tardes de besos locos y noches de velar sus sueños en mi almohada. Gracias por aparecer con la misma arrogancia hace diez años en aquel avión. Gracias por dejarme vivir la metamorfosis de un corazón moribundo. Gracias por dejarse ser, por volver a amar, por hacerme la afortunada, por palpitar conmigo y atreverse a morder la manzana de lo prohibido...
¡Y pensar que todo empezó por un kiwi!

domingo, 7 de julio de 2019

A veces, casi nunca, raramente, pero llega...







A veces, casi nunca, raramente, pero llega...


¿Alguna vez has conocido a alguien que te hace sentir que hay una persona indicada esperando para cada uno y que tú acabas de tropezarte a la tuya?
Es tan malditamente alucinante que ni los pensamientos ni palabras son suficientes, porque hay tanto por digerir, tanto por decir que es imposible comenzar por nada. Simplemente es sentir que eso que ustedes tienen, eso que nunca ni tuviste ni viste ni soñaste, lo debería tener cada persona. Es la sensación constante de haber sido creada para ella y ella para ti aunque tardaron años en encontrarse. Es saber que cada cosa que has hecho en tu vida ha sido para acercarte a ella, ha sido preparándote para su llegada. Es que cada cosa que ella sueña lejanamente es de lo que has vivido y nadie entiende. Es que busca las cosas que nadie miraba en ti y estabas a punto de cambiar para encajar y te alegras de no haberlo hecho. Es sentir que fueron moldeadas a la medida en cada paso para pertenecerse un día.
Es entender de qué se trata amar a alguien y en qué consiste una pareja sin necesidad de serlo. Es que suceda lo que no esperabas que pasara porque no es que sea algo que habías perdido la esperanza de encontrar, es que es una cosa que ni sabías que existía pero de pronto está ante tus ojos, y aunque tardaste en descubrirlo, te das cuenta que cada engranaje gira a su favor forzándote a sus brazos. Es que no pueda ser más perfecta aun siendo todo lo que nunca buscaste y no pueden entenderse mejor. Es sentir que pueden hablar toda la vida sin cansarse porque de inmediato fluyó la energía la comunicación la compenetración en la primera charla. Porque las dos están locas pero sus locuras se complementan en su diferencia, porque las dos son maduras y conscientes pero desde diferentes puntos de vista, porque son dos polos opuestos pero miran del mismo modo a la misma dirección.
Ella es todo lo que nunca he conseguido y yo todo lo que ella quisiera poder ser. Y no diré lo típico, porque no es cierto, no la conocí y supe que era la indicada, no sentí la alineación de los planetas por nuestro encuentro, no se me enloqueció el estómago, no ese día. De a poco, sigilosamente, sin sospecharlo, mi corazón y mi estómago se agarraban las manos dando vueltas en una montaña rusa interna que no supe quién, cuándo o cómo se accionó. Una inestabilidad eufórica y ansiosa se apoderó de mí y mientras más intentaba apagar la atracción, más velocidad tomaba, y lo supe, simplemente un día lo supe: era imposible correr lejos de ella aunque ella ni siquiera supiera que participábamos en una carrera... Pues con el tiempo te das cuenta, que todas tus idas de olla, todas tus locuras y a lo que todos le llaman complicaciones, se hacen lo más común y sencillo entre las dos, porque las que no comparte, las comprende y viceversa.
Por eso, sí, ella tiene razón: no hay nadie más en el mundo que nos soporte además nosotras que somos insoportablemente desquiciadas, pero, ¿acaso necesitamos a alguien más? No necesito una tribu que me comprenda o soporte, I just need her... Y cada día confirmo eso, que fuimos hechas para aguantarnos mutuamente, por eso teníamos que equivocarnos tanto y sentir que nadie nos soportaba, para poder disfrutar de la sensación que es que alguien lo haga...
Es que lo mejor del mundo es, escucharla con temor decir lo que cree que es una barbaridad incomprensible, y que sea exactamente el mantra que tú has tenido. Es como, escucharte explicándote el porqué piensas como piensas y eres como eres, es como una conversación en tercera persona contigo mismo, y a la vez no, porque también ella tiene sus propios mantras que no van contigo ni con lo que querías en alguien a tu alrededor, pero maldita sea, ¡en ella es perfecto! Es de este tipo de mujeres que le teme a todo y no le teme a nada. Que es como es y punto, que no le van las falsas modestias ni las hipocresías ni las máscaras ni las verdades a medias. De estas mujeres que te gritan a la cara lo que le pasa a todos por la mente y ninguno quiere confesar, y tú eres de las que no confiesa, pero la oyes y pasas de todo porque piensas igual y ser uno mismo nunca debería estar mal. (Es una mujer con mucho por enseñar pero dispuesta a seguir aprendiendo por ti, de ti, contigo...) Es cierto, la honestidad sin filtro a veces hiere, y da miedo saberlo, pero solo porque el mundo nos ha acostumbrado a las caricias con mentiras al punto de que las verdades las sentimos como bofetadas, por eso a veces cerramos los ojos y los oídos ante la realidad y creamos nuestra isla aparte sostenida por autoengaños. Yo me consuelo por ahora en saber que todo lo que hace y dice es puramente real porque así es ella, y agradezco que por ahora todo lo que tenga por hacer y decir sea para bien, pero me aterra el día que tenga que escucharla decir una verdad no tan bonita, porque sí, porque todo pasa y todo se acaba y algún día (aunque es lo que menos quiero) ella se sentirá diferente y tendré que pagar el precio... Pero también siento que no hay nada que pueda contra nosotras, que somos una combinación mortal, exactamente, que o vivimos de una puta vez o acabamos matándonos.
Pero se siente bien, equilibradas las neurosis, y realmente entiendes lo que es ser un equipo, dos partes de una misma cosa, lo que es disfrutar con una sola persona el tratarse como amigas, como hermanas, como pareja, como colegas, como consejeras, como mala influencia, como todo. Es querer protegerla, hacerle bien y verla feliz aunque un día eso no sea contigo. Porque quieres hacerle el amor desmedidamente, pero también quieres hacerle café en las mañanas (with the coffee maker), convertirla en la musa a que le dedicas tus mayores obras y andar de su mano por la playa devolviendo medusas al mar... Es sentir que tienes a alguien no que saca la mejor versión de ti, es alguien que te saca a ti, y punto, y que te ama por cada espacio sea mejor o peor aunque a veces no entiendas que adore lo que todos han odiado y lo que tu no soportas de ti y te haga verla más loca. Pero es que no es que te acepte con tus manías, o que te ame a pesar de tu pasado y tus defectos, es que te ama por eso mismo, y ahí simplemente descubres que por eso: todos no somos perfectos para todos, porque nadie ama las mismas cosas... Es que todo te gusta si es en ella y con ella y de ella, y por su parte también. Que son dos huracanes caóticos llenos de calma que solo se liberan dentro del otro sin acabar de entender el fenómeno que lo causa pero sin quererlo tampoco. Es que los días no son ni fugaces ni eternos, simplemente son juntas o no. No es pesado, aunque la distancia lo haga difícil, el disfrutarla, el tener esta espera porque igual la viven juntas y también de algun modo se vuelve hasta bonita en vez de una condena.
Tenerle es entender que la palabra amor es muy grande, que debes manejarla con cuidado y que debiste haberlo hecho, porque no es algo que se te hace fácil decirle a alguien en una semana sin siquiera tenerla delante o asumir que es lo que te pasa con una mujer de la que malamente conoces dos cosas. No es eso. No es que el amor tenga explicación ni que tengas que tener una lista que te haga comprender por qué la amas, pero, sabrás que es amor cuando se vuelve algo que te da pánico hasta pensar, que no esperabas ni querías sentir. Es de repente una palabra que deseas borrar del diccionario, quizás porque conoces sus consecuencias, es una palabra que se te queda en el medio del pecho atorada, que la sientes respirar y hasta palpitar y querer saltar sobre ella de solo verle a los ojos cuando brillan al mirarte, pero no sale, no corre ligeramente fuera de tus labios como otras veces... La sientes, pero no puede salir. ¿Por qué? ¿Cobardía de sentirlo? ¿No saber llevarlo? ¿No ser correspondido? ¿Sentirte débil? Tal vez solo saber que hay que usarla correctamente y no estás segura o no quieres estarlo porque te entra pánico la idea de poder estarlo sintiendo... ¿Pero a qué se debe ese temor? ¿Por que esa contención? ¿Por qué mientras más lo sientes menos lo puedes decir? Quizás somos un poco idiotas...
Si es que ves tu futuro en sus ojos y lo quieres taaanto que desde la confianza de que todo puede estar perfecto, te estás muriendo de miedo. Porque sí, porque estás acostumbrada a llevar cosas temporales que se romperán de un modo u otro (y desde el inicio lo sabes) y puedes con eso, porque el ciclo de tu vida se ha basado en la recuperación entre dolor y dolor, porque ya ni crees saber amar sin grietas porque a eso te agarrabas en otros amores, porque hay cosas que parecen demasiado bellas para ser verdad y al final creo que todos somos pesimistas y aunque estemos pisando el puto arco iris vamos a estar buscando la tormenta y de no verla, le gritaremos que llegue y arrastre con nosotros lejos... Porque quizás necesitamos una excusa de la vida más allá de ser unos cobardes. Porque a lo mejor es demasiado para que te toque a ti aunque es lo que siempre has querido, porque no sabes si ya tenía que llegarte, si algún día te tocaba que llegara,porque creías que solo estaría en tu mente. Porque estás acostumbrada a fracasar en cada cosa de tu vida, y no eres la única, cada persona a tu alrededor que te conoce, ya da por sentado que esta es una historia más, así que mientras más les intentas convencer de que no, más te acaban haciendo creer que así la debes sentir y por primera vez, tú que amas volar entre las nubes, te decides a sentir en tus pies la humedad de la tierra. Tú misma cortas la cuerda y quieres solo sentir el crudo pavimento porque quizás desvistiendo arco iris tengas razones crudas para decir: no. ¿Seremos masoquistas? Quizás sólo queremos saber que la felicidad y los sueños existen, que están ahí, y son un objetivo de vida, pero nunca los queremos cumplir, porque nos aterra, que aquella única cosa que te ata al optimismo se te desvanezca ante los ojos, porque entonces ¿a qué te agarras? Sí, tal vez sale bien, pero aunque queremos un cuento de princesas no creemos en los felices por siempre. Tal vez por eso cuando la vemos llegar en nuestra dirección con la perfecta banda sonora a piano y su cabello moviéndose al viento en cámara lenta mientras sus ojos te gritan que te aman, lo mejor que se te ocurre es salir corriendo...
Y no quisiera que fuera así, y quisiera tener mi fe completa, y quisiera que realmente sucediera pero me aterraaaaa. No se si son los cambios, si es la perfección, si es una nueva vida, si es la mejoría y la falta de costumbre a tener algo por lo que sonreír a cada segundo. Pero el miedo está ahí, no se va. Y mi miedo me da más miedo porque, joder, quiero esto pero mi consciencia me advierte una escapada, y ya no se si prefiero que sea mía o de ella... Aunque no quiero ninguna. Tal vez mi karma es ser una pesimista que vive
compadeciéndose de ella misma por todas las decisiones que jamás tomó por miedo a que saliera bien y por una vez ser feliz de nuevo. Quizás me siento culpable de poder sentir alegría después de todas las razones que me la han robado. Porque pienso en mi felicidad, y veo que solo la disfrutaré yo, que solo la veré yo, que todos tendrán algo contra ella, que nadie la entenderá, pero también sé que mi felicidad depende de mí y que no necesito la aprobación de un mundo que no pide consejos para vivir y que siempre estará buscando el incendio en la casa ajena. Entonces me siento fuerte, y siento que a su lado... a su lado somos imparables, pero sigue aterrándome.
Por una vez creo tener el melodrama con la ideal combinación, con la madurez necesaria para echarlo a rodar pero ¿sabré llevarlo por siempre aunque lo quiera? ¿Y qué hago si se cansa ella? ¿Qué hago si se estropea todo con quien sientes que es la única indicada? ¿A partir de ahí como vives sabiendo que ya no tienes a quién buscar porque ya la habías encontrado? ¿Qué me hago si un día deja de sentir? ¿Y si un día se le olvida todo y descubre que si para mí ella era la correcta yo para ella era la equivocada? ¿Y si no esperamos de nuestra vida lo mismo? ¿Y si ella solo necesita a alguien que arrastrar a la de ella? ¿Y si no se manejarlo? ¿Y si me hiere? ¿Y si lo arruino? ¿Y si se acaba? ¿Y si me duele? ¿Y si a ella no?
—¿Y si todo sale bien amor y perdemos la oportunidad de una vida?

viernes, 5 de julio de 2019

Usted













Usted... 

¿Por qué me mira como si fuera la cosa más bella del mundo
si no soy un espejo?
Amo ver esa mirada que me da
cuando se me queda mirando.
Amo huir a nuestro mundo
sujeta de la cuerda de luz
que me arroja su pupila.
Amo las maravillas
que se hacen dos retinas a miles de kilómetros.
Amo que en nuestros iris
nos hayamos tenido a dos metros,
hayamos danzado,
tomado las manos
y hasta atrevido a besarnos.
¡Y todavía cree que necesito
conocer su aroma para el amor!
Ay señora..., señora mía.
Usted no sabe nada de mis fantasías,
pero fuera de ellas sigo llamándole mía
como sigue usted aceptando mis osadías.
Debería saber que sus sueños
le susurraron la verdad a los míos,
y que yo guardaré el secreto
de sus terrores nocturnos a los días,
pero no,
no me pida la creencia de su agnosticismo por distancia
mirándome de esa manera.
Porque si en verdad fuera yo un espejo,
oh, si fuera un espejo,
¡ni usted misma se convenciera!