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sábado, 13 de julio de 2019

Kiwi





                           Kiwi


Usted estaba atorada en un juego de su teléfono móvil, cuya música me estaba enloqueciendo. Levanté la vista de mi lectura, y me fijé que era uno de estos de acertar varias respuestas a una misma pregunta. Se encontraba en la sesión de frutas con semillas y solo le quedaba una para avanzar de nivel. Se veía frustrada por los constantes intentos denegados de los que no desistía, y chasqueó con hastío la lengua. Yo había jugado en aquella aplicación millones de veces con mis amigas por aburrimiento, como todos supongo a día de hoy, como usted, que aparentemente prefería perderse en los mundos de "yupi" que establecer una conversación con la joven pasajera de al lado, con la que le quedaban 6 horas por delante. Yo sabía la respuesta, mas por repentina timidez, no me atreví a darle la palabra que ya rondeaba mi mente y solucionaría su problema. Pero cuando la vi al punto del colapso mental, se escapó de mi boca la palabra <<kiwi>> sin que pudiera evitarlo. Usted no entendió, y se volteó a verme por primera vez en el vuelo (aunque yo la había observado desde que llegó cargada de equipajes al aeropuerto, como supongo hicieron todos), y yo aun fingiendo estar pendiente de mi libro, le expliqué en un murmuro que esa era la respuesta que buscaba. Usted la probó (juraría que más por demostrarme mi error que por confianza) y al ver que no me había equivocado, hizo un ademán de sorpresa, y musitó un <<gracias>> casi mudo y sin contacto ocular. Aquel agradecimiento fue el peor que había recibido en mi vida, por su tono de voz, pareció hasta molestarle ofrecerlo y eso atrapó severamente mi atención (como a cualquier chica caprichosa, creí). Y más que solo un parecer, era la realidad, pude confirmarlo tiempo después. Porque a medida que la fui conociendo (sí, eso no acabaría allí), fui aprendiendo de usted, de sus rarezas y sus porqués.

Usted era una mujer que le costaba más que agradecer, necesitar. Asumía ser independiente y precisar de otro ser humano la corroía, lo supe el día que tuvo temperatura, por irse de parranda a solas hasta las tantas, y solo me permitió llegar a la entrada de su casa y dejar en el felpudo (cuya extraña frase era "fuck off"), los botes de sopa casera (que me tomaron siglos en aprender a hacer) y el jarabe para la tos que la ayudaría a dormir. Ahí me di cuenta que el suyo, era uno de esos... Uno de esos corazones quebrados que un día aprenden, con solo una pieza a latir como uno entero. Uno de esos que no aceptan piezas de repuesto, uno de esos necios, con miedo. Uno de esos frágiles con ansiedad de acero. Uno de los enjaulados, de los renegados, de los vencidos. Uno de esos que se niegan a amar a la correcta porque ayer amaron de más a la equivocada... Y el suyo (no se si por vocación o por obra del destino) no fue el primero que encontré en dicho estado, pero desde que me dió semejante basura de agradecimiento, y sentí que era otra alma blindada que lloraba a solas, desde que me dolió su frialdad y su distancia, me di cuenta que más que hacer a otro más sentir calidez, era al último al que se lo quería enseñar. Era ese, el suyo, en el que quería quedarme.

No, no es fácil de repente encontrarte palpitando por alguien que no se permite ni bombear sangre. No es fácil hacerle ver intenciones sinceras en ti, y menos aun que las desarrolle ella. Afortunadamente también sabía que tampoco era fácil dejarse... ser... Pero le aseguro señora, que de haber sentido el ritmo dentro de mi pecho cuando se acercaba al suyo, mucho antes, hubiese sabido desde entonces que mis ganas siempre fueron: reintegrar esa vieja maquinaria, aunque le tuviera que entregar todas mis piezas. Era un pecado que un artefacto tan hermoso y límpido estuviera en desuso cuando hay miles en función con un 2% de belleza. ¿Por qué usted no se iba a permitir volver a sentir algo bonito? Le adelanté que si algo cuesta, es porque algo vale. 

Por un tiempo pensé que quizás era yo, que el problema era que no era lo suficiente para hacerla sonreír de nuevo, pero el real asunto, era que como el llanto, ocultaba también la risa. Viví a su lado, paso a paso, como el andar de un infante mientras todo lo que me pedía el cuerpo era correr bajo la lluvia de su mano y robarle un beso para que luego me regalara cientos. Y al parecer, mi paciencia fue premiada (esa que me inventé por usted y desconocía tener) pues un día empezó a a dejar que le sacara carcajadas, que le explotara la vida por los ojos, que me ocupara y preocupara por sus fracturas. (No sé cómo no vio antes que su reticente dolor solo me brotaba lágrimas.) Y lo agradezco, pues no hay nada que me rompa más, que ver a un alma hermosa dejarse marchitar sin que nadie se atreva a regarla. Pero con usted (la más rebelde de todas) entendí que no es sencillo echar agua a una flor que autodecidió dejarse secar. Que toma tiempo y esfuerzo hacerle entender que vale la pena sentir el rocío y que no todas vienen a robarle sus pétalos, algunas queremos solo darle más color. Porque si como yo, lo que más amas es a las flores renuentes, todo lo que deseas es tomarte el trabajo de cuidarlas hasta verlos brotar más vivos que antes, y entonces, mantenerlos enteros y protegidos siempre. ¿Por qué les cuesta a ustedes tanto entenderlo? ¿Por qué no pueden comprender que venimos a curar heridas y no a abrirlas? 

Vale, digamos que entiendo también la complicación que conlleva reconstruir un corazón. Hacerlo volver a funcionar con menos piezas que las que tuvo de inicio, que eso hace difícil entonces que quieran volver a prestar piezas, volver a correr el riesgo, volver a atreverse. ¡Pero yo vine con ansias de regalarle todas las mías! Me parece una aberración, la condena a dejar de funcionar una maquinaria que fue creada justo para eso. Y el camino fácil es ese: detenerla, ¿pero quién dijo que los caminos fáciles son los correctos? ¿Quién dijo que la vida es de los que los paraliza el miedo? ¿Quién dijo que por negarse a que funcione no va a llegar el día en que otro corazón haga girar sus engranajes oxidados en contra de la voluntad de usted? Y está trillada la frase, pero es real: la vida es de los valientes, y ser valiente no es tener miedo a que se estropee tu maquinaria, sino, con todos ellos permitirle realizar sus funciones.

Creo que nadie debería declararse naturaleza muerta teniendo la oportunidad de ser la flor más hermosa de cualquier jardín. Cuando yo le ofrecía el mío, ella estaba a punto de hacerlo y aunque a veces sentí que simplemente tal vez yo no era la fruta correcta de su juego, hoy la admiro. Admiro su fortaleza, esa con la que resplandece despúes de elegirme sin saber a ciencia cierta si sería yo la indicada. Y aunque me enamoré de su corazón roto, de sus grietas, de sus piezas oxidadas, y sus pétalos a medio marchitar, no era correcto sentir que ya no tendría un intento más, que ya nadie tendría espacio en su vida, que ya no habría lugar a momentos felices por haber elegido un mal mecánico en su momento que más que reparaciones, robó material de trabajo.

En la vida ocurre de todo, nos encontramos con miles de personas y acontecimientos de los cuales debemos dejar ir los que nos maten para así permitir quedarse a los que nos den la vida. Y con cada uno de ellos, recibir el aprendizaje que trae. Su error, había sido creer que la lección que dejó una jardinera a sueldo, era cerrarse al mundo. Pero no señora, la enseñanza era que debía exponerse al mundo, a pesar de saber que este podría destrozarla, porque siempre es mejor elegir a nuestro propio verdugo, que entregarnos al que escoja la vida. Le agradezco que haya sido fuerte para reconstruirse, que me haya demostrado que no necesitaba de mi mano para hacerlo, que no se haya cerrado a nuevas vivencias y que entendiera que la solución, no era también quebrar a quienes como yo, solo quisimos rescatar la esencia, que logramos oler en usted, bajo miles de capas de acero.
Al final terminé aprendiendo de usted, yo que llegué con intenciones de enseñarle. Pues como dice, yo no tenía que darle mis piezas para reemplazar las suyas rotas, sino que era mejor lo que conseguimos: hacer ambas maquinarias funcionar en conjunto con la creación de una unión inquebrantable... Estoy orgullosa y feliz por usted, y por mí. Hoy sigue brotándome lágrimas, pero solo de alegría, de maratones de cosquillas, tardes de besos locos y noches de velar sus sueños en mi almohada. Gracias por aparecer con la misma arrogancia hace diez años en aquel avión. Gracias por dejarme vivir la metamorfosis de un corazón moribundo. Gracias por dejarse ser, por volver a amar, por hacerme la afortunada, por palpitar conmigo y atreverse a morder la manzana de lo prohibido...
¡Y pensar que todo empezó por un kiwi!

jueves, 13 de junio de 2019

Hablemos de amor






               "Hablemos de Amor".


¿Sabes lo que es que un sentimiento te coma viva? ¿Que te trepe desde las paredes del estomago hasta el cerebro? ¿Que no te deje dormir ni pensar ni comer ni vivir?¿Que no puedas manejarlo? ¿Que mientras más lo quieras dominar más te controle? ¿No saber cómo ni cuándo pasó pero ya no poder dejarlo atrás? ¿Conocer en lo que te metes pero no conseguir salir? ¿Que los latidos se te hagan lágrimas de miedo? ¿Que te aterre ser la única experimentándolo porque sabes las madrugadas que vas a pagar? ¿Decir "OMG no puedo creer q esté pasando por lo mismo" pero no tener fuerzas para huir? ¿Vivir alimentando una ilusión a consciencia? ¿Querer correr y no moverte a la misma vez? ¿Querer leer la próxima página pero no atreverte a pasarla? ¿Desear hacerle entender lo especial que la ves sin querer que lo sepa? ¿Querer hablarle y no vocalizar verbo alguno? ¿Que de pensarle te tiemble hasta el alma? ¿Querer vivir algo más pero no poder dejar de disfrutar ese instante? ¿Solo verte con ella sin haberla visto? ¿Amar sin querer hacerlo? ¿Conocer que te va a doler y querer sufrirlo? Yo sí, pero para mi pesar, lo aprendí contigo, peor aún, sé que tu no estabas lista para enseñármelo... Aun así, te quiero en mi vida y ahí te voy a dejar. Para que el día que por otra tú lo sepas, tener el placer de que me hables de amor. Cause girl, you would be fucked up! Y yo te entenderé como nadie. Porque el amor..., el amor es como la ira y los románticos somos personas con problemas de contención de la misma. No podemos callar esa voz dentro que nos dice <<hazlo aunque no sea lo mejor, o será peor todavía>>. Amamos hasta conscientes de que no seremos amados, y aunque después de que se disuelva nos preguntemos <<¿qué diablos me pasaba por la cabeza en ese instante?>>. Porque sí, porque está en nuestra naturaleza y al final la cabra siempre tirará al monte cada vez a mayor velocidad. Así que mejor no renegar de lo que tenemos destinado a enfrentar.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Ustedes / Nosotras





                 Ustedes / Nosotras


Odio a las mujeres que solo por verte la cara de "nena", creen que lo eres. Las que te etiquetan sin una conversación previa. Las que se guían por convencionalismos baratos. Las invidentes espirituales. Las que no se arriesgan. Las que generalizan por la generación. Las que solo buscan revitalizarse con neófitas almas "ingenuas". Las que piden emoción y se alejan de los desafíos. Las que juegan a vivir y se quedan donde solo pueden morir. Las mujeres que creen que los años significan sabiduría. Que la edad es directamente proporcional a la madurez. Que solo es interesante quien lleva arrugas en el rostro. Las que asumen por tu juventud que escuchas One Direction y tu actriz favorita es Dakota Johnson o Jennifer Lawrence cuando idolatras a Pimpinela, ABBA y Air Supply y sabes que como Bette Davis y Greta Garbo no habrá más ninguna.

¡Porque no! No señoras, ni los años son experiencias ni el tiempo sabiduría.

El mundo es un abanico de diferencias, un abanico por el que pasa la vida y nos hace mayores pero no necesariamente grandes. Las que hoy viven de prisa, no tienen conversación, carisma, ansias de saber, nada por decir, ni más conocimiento del estrictamente reglamentario, porque presencie un par de inviernos, no se volverá lo contrario. Será la misma, con menos visión, menos memoria, más peso, marcas, canas..., pero la misma.  Porque todos podríamos vivir lo mismo sin iguales resultados, porque somos DISTINTOS. El que a ustedes les llamen "señoras" y a nosotras "muchachas", no dice nada. Porque aunque vivir como si fuesemos a morir mañana alegan que no es la respuesta, hacerlo como si la muerte no existiera, tampoco lo es. Porque hay experiencias talladas bajo la piel y olvidos que no desvanecen los años. Porque hay cicatrices que no te ajan y canas que no se peinan, sino que bombean sangre. Y yo, amo a las mujeres, como aquella, que son capaces de verlo.