Mamá:
Llevo varios años escribiendo, y esta es la primera vez que te lo hago a ti directamente. Porque sÃ, en cada letra has estado presente, para la mayorÃa has sido el motor, pero aunque muchas veces recomiendan los psicólogos este tipo de terapias, nunca me pareció necesario o más bien, te recordaba con tanto rencor que fingÃa que fingÃa que no habÃa nada que decir, que no hacÃas falta porque nada habÃa pasado, pensaba que nunca estuviste. Escribo por impulso, por necesidad de hablar, de organizar mis emociones y canalizarlas de tal manera que seguir viviendo sea posible, pero siempre con mucha emoción, hoy no es tanto el impulso, hoy no me tiemblan los dedos en el teclado por rapidez y necesidad de desbocarme, hoy lo hacen de incertidumbre, necesidad y debilidad. Es la primera vez que reconozco necesitar una madre… No ha sido un buen dÃa, nada especial (bueno o malo) ha ocurrido, pero desde anoche mis emociones y yo estamos revueltas sin saber porqué. Quizás esta sea la razón o no, quizás simplemente sea mi forma de encontrarla, a través de ti…
Por miedo a la decepción, a no saber seguir siendo consciente de tu desaprobación, no he querido pensar en lo que soy y la forma en que me ves. Cuando me obligó la vida a conocerme y hacerme una mujer, crear o desvelar mi identidad, muchos me amenazaron y ofendieron en tu nombre. “Tú mamá no te permitirÃa esto”, “Ya te hubiera encerrado”, “No te aprobarÃa”, “No le iba a gustar”… Me dijeron que ser yo, era ofenderte a ti, y habÃa vivido 19 años intentando lo imposible por conseguir lo contrario, pero yo sentà lo mismo, sentà que mi vida y quién soy serÃa faltarte el respeto, y eso ayudó mucho en que mi subconsciente dándolo por hecho me preparara para vivir de la manera que he tenido que hacerlo respecto a todos los que me han hecho eso: obviándote. No te tengo conmigo hace 8 años y aunque no estoy orgullosa puedo decir, que no lo percibà cada uno de ellos, de hecho apenas me di el golpe hace 2 años. Mis emociones y pensamientos me traicionaron, boicotearon mi sistema nervioso y me hicieron vivir tu pérdida a la fuerza como si hubiera ocurrido en ese instante, desde entonces no me he recuperado. Me di cuenta que te habÃa olvidado, que no recordaba lo que era vivir con mamá, lo que era esa vida que ya nunca más tendrÃa. Te culpé, no de dejarme sola o causarme el más grande dolor como tú temÃas, te culpé por no dejarme ser. No lo termino de sanar, lo admito. Tal vez por eso no estoy preparada para decirte adiós, y no lo quiero hacer pero quiero dejar ir el dolor, la culpa y el rencor. Una de mis médicos me forzó a ello y no he pasado un rato tan raro y difÃcil. Según ella, una biodescodificadora de gran fama aquà en la ciudad, no soy libre ni feliz porque te sigo llevando atada a mà y no es bueno para ninguna de las dos, que visto de negro porque te hago luto, que voy tatuada de ti y que cada decisión de mi vida es por tu causa. No estuve ni estoy de acuerdo con su diagnóstico porque sÃ, no te quiero decir adiós pero nunca te he querido tener presente. Nunca he querido visitar tu tumba. Ni pensar: ¿qué harÃa mi mamá en este caso?, ¿qué me dirÃa ella?, ¿qué opinarÃa? AsÃ, creo que la vida se hace más cuesta arriba.
No sé ya ni qué estoy diciendo ni porqué empecé a escribir esto, todos los pensamientos que tenÃa se disipan y mezclan en mi mente. Quiero paz, eso quiero. Esta vez no quiero pedirte perdón por ser yo, por ser tu deshonra y todo lo que no querÃas que fuera, hoy te digo que te perdono yo y por primera vez: te amo. (Perdona también por eso, por no saber ser cariñosa y seguir sintiendo vergüenza de expresar mis sentimientos. Si te tuviera delante, te sorprenderÃa mi abrazo, quizás seguirÃa siendo singular, pero no por quedarme inmóvil sino porque no te soltarÃa.) No quiero seguir culpándote de mis decisiones. Si no fui yo misma antes es porque no estaba preparada, como para todo tardé en darme cuenta y en querer abrir los ojos, en sentir fuertemente la necesidad de salir del caparazón. Te fuiste en mi adolescencia, cualquier niño en mi caso teniendo una madre como tú o una de carácter más dócil, por aquella época, hubiese sufrido lo mismo que yo e igualmente se habrÃa contenido. SÃ, es difÃcil la vida sin ti. Ahora me doy cuenta porqué tenÃas miedo. Diariamente guiabas mis pasos por mi bien, por mi tranquilidad, para facilitarme las cosas, hacerme una buena persona, no para crear una niña ideal a tu gusto. Aunque decÃas que eso era y eso intenté, en el fondo no lo hacÃas por eso, me querÃas mucho para cortarme las alas de esa manera. Cuando pasan los años la vida se complica, hay que tomar decisiones importantes, hay que crecer, saber estar en el mundo, hacerse de su rinconcito, formarse en una mujer de bien, hay que saber no rendirse, tener claro los sueños, luchar por ellos, hacer cada dÃa algo por llegar a ellos, y no perder la fe y las ganas es titánico. ¡Quién me iba a decir a mà que me estabas ahorrando estos dolores de cabeza en vez de transformarme!
De no necesitarte o recordar una vida contigo (sigo sin hacerlo del todo) he pasado a pensar: qué bonita la vida con mamá… No lo niego, envidio a todos los que aun la tienen y me pregunto qué se sentirá, tal vez no sepan el privilegio que es, como nunca lo he sabido yo y hasta a veces quisiera que todos estuvieran en mi posición porque me parece injusto. Las 5 etapas del duelo y yo no nos llevamos bien aparentemente, porque vale, ya no pienso que tú tenÃas que dejarme sola para que yo madurara y aprendiera a decidir, pero sà pienso que no merecÃas irte ni por mi culpa ni por nada. Me alegro que hayas disfrutado y vivido a tu gusto, después que te fuiste he descubierto que podÃas haberlo hecho más, que por mi hermana, por mÃ, por la sociedad, por la mentalidad que tu madre te implantó también a ti, te cohibiste de tomar decisiones que te hubieran alegrado aun más los dÃas. DecÃas que era la niña que toda mamá quisiera tener pero yo me siento lo contrario. Me siento egoÃsta de no saber ver quién eras, conocer a la mujer más allá de la madre, me arrepiento de no haberlo hecho, me arrepiento de no haber escuchado tus consejos para el futuro por sentir que te tendrÃa siempre y que aquello que me recomendabas no serÃa algo inmediato, cuánto me equivoqué. Debà haberte pedido un libro de instrucciones porque sin mamá, la vida no es lo mismo. La gente se queja de sus madres, que son pesadas, que se meten en sus asuntos, que se repiten mucho, vivir sin eso es terrorÃfico, es andar sin Norte. Asà me siento yo, asà me sentà cuando te fuiste, sabÃa en ese momento lo que estaba perdiendo. Ni siquiera en tus últimos dÃas, relacioné a la muerte contigo, creà que te tendrÃa siempre. HabÃamos planeado que yo cuando me casara vivirÃa contigo y mi papá, porque yo no querÃa separarme de ti, porque necesitaba tus orientaciones, que me ayudaras a vivir como siempre hacÃas. Soy un alma indecisa de por sÃ, y ahora sin brújula, a veces se torna imposible el camino. Considero que con los años he aprendido, sé que no soy la misma que dejaste y que a pesar de todo, tu ausencia me ha servido para conocerme y crecer sola, no tenÃa otro remedio pero ojalá hubiese tenido elección. Sigo siendo indecisa y un poco inmadura, mis emociones me pueden, nunca quito por entero la vista del pasado, prácticamente vivo en el futuro y tengo que aprender a disfrutar el presente, pero por otra parte, a diferencia de la gente de mi edad, tengo claro lo que quiero y quien soy y en eso soy estable y segura, no le temo a la soledad, a conocerme o estar conmigo misma. Una vez que me encontré, no he vuelto a perder el rumbo. A pesar de todo la complicación que consigo traen los años hace que una mente que no para, como la mÃa, explote. Un dÃa parece que hay tanto qué escoger, otro que no hay elección, en ambos me doy cuenta que lo que necesito es tu voz. Es sentarme en tu cama como solÃa hacer, contarte que no puedo con la vida y que me ayudes a calmarme, que me insufles fuerzas, que me digas que no es oscuro el camino, que como decÃas “la vida no es blanca o negra, tiene muchos colores y cada dÃa tiene más de uno”, que me aferre a los bonitos. Me encantarÃa poder llamarte o correr a ti también cuando reviento de felicidad, tanto que salto, que mi voz se transforma, que se atropellan mis palabras, que me creo capaz de todo.
La gente dice que soy fuerte, que he logrado mucho, que mi hermana y yo somos un ejemplo de superación. Vamos, que todo el mundo sabe que éramos dos niñas inútiles que poco futuro tenÃan de no ser por ti, supongo que ver que no morimos es su sinónimo de fortaleza, pero solo ella y yo sabemos lo que somos. Aunque ni se lo diga ni se lo vaya a decir, sÃ, a veces no la aguanto ni la entiendo, pero estoy orgullosa de ella, ya quisiera yo poder tener ese coraje que desde chica nos demostró enfrentándose hasta a ti. Ha crecido, ha hecho una vida, a mi parecer ha querido seguir tus pasos en algunas cosas, ha sido independiente y no nos ha necesitado para nada. DeberÃa yo aprender a no necesitar a nadie verdaderamente, porque lo que hasta hoy hago solo es una pose, porque aunque no sean tú y mucho menos la sombra de lo que fingÃan ser, preciso de mi familia a mi lado, no sé independizarme emocionalmente de ellos y labrar mi camino. No tengo el valor de Paula en ese sentido. Sé que no es fácil para ella, además creo que tiene un plus de dificultad porque sé que sà se ha acordado de ti siempre. En un inicio lo hablábamos mucho, ambas deseábamos que todo fuera un sueño, que aparecieras por arte de magia a decir que habÃa sido un chiste y que nos resolvieras la vida, y el problema con el que estábamos lidiando en el omento. Yo, intenté quitarle eso, me dolÃa, me mutilé e intenté cercenarla, porque aquello no era más que un sueño, no volverÃas nunca y la vida ya no serÃa fácil, resolver un problema jamás volverÃa a ser tan fácil como decir: mami…, todo dependÃa de nosotras. Pensar que nunca habÃas estado y que siempre me tocó arreglármelas sola, fue necesario para sobrevivir, no sé si fue la mejor manera pero lo hice inconscientemente.
Te vi en sueños, en cada rincón tantas veces, hasta mirándome al espejo, hasta que un dÃa la forma en que te vi fue muy dolorosa y te rogué que no lo hicieras más. Desde entonces te sigo sintiendo en mi cuarto, sentándote en mi colchón, cubriéndome con las sábanas y susurrando mi nombre, pero solo te he visto en sueños, como una más del grupo de personas o en terribles pesadillas sobre la realidad de que has muerto… Pero yo querÃa hasta morir contigo, cuando te marchaste solo pensaba en ir en tu búsqueda pero pocas veces tuve el valor, todo quedó siempre en mi mente y un absurdo intento adolescente. Me siento mala persona pero cuando supe que mi abuelo estaba muriendo, solo querÃa decirle que si te veÃa te dijera que por favor vinieras a verme, que ya no tenÃa miedo. ¡Pobre de mi abuelo que no pensé en él! Pero solo habÃan pasado 6 meses sin ti… Mami, yo querÃa irme del mundo como llegué, junto a ti. Que me ayudaras en cada paso y decisión, que estuvieras en mi boda, que opinaras de mi novia, que la regañaras de vez en cuando o me ayudaras a convencerla de algo, que fueras mi cómplice, que conocieras a mis amistades, las cosas que disfruto, que fuéramos a comer juntas, seguir conociéndote en otras facetas, hacer viajes familiares, seguir teniendo navidades y dÃas de la madre que no sean un constante deseo porque todo el mundo lo esté pasando igual de mal…
Muchos años me he sentido libre de no tener quién me dijera lo que hacer, parecÃa una fortuna que pocos disfrutaban en la adolescencia, no he hecho ninguna locura pero te sorprenderÃa saber que demasiadas veces yo, la niña perfecta, fui nombrada la mala compañÃa, la huérfana que corrompÃa a los amigos, la nuera que nadie querÃa tener, la gordita del salón de la que no querÃan ver a sus hijos cerca. No entiendo porqué, ni faltaba el respeto, ni era un monstruo ni he ido desfasada, solo no tenÃa una madre ni las mismas limitaciones que el resto. Aunque te digo, que gente que tenÃa menos libertad que yo, hacÃa de todo y más y no pasaba nada. Pero bueno, que la vida es injusta no es nada nuevo. Ahora busco todo lo contrario a aquella libertad. Tu juicio me sigue aterrando pero quisiera que me vieras hoy, no pretendo enorgullecerte porque lograrÃa solo lo contrario (aunque la gente por quedar bien siempre dice la frasecita de “estarÃa orgullosa de ti”, ¡qué saben ellos! No sabe nadie). Pero tengo ese deseo, te sorprenderÃa ver cómo ha cambiado todo, como nada salió como pensabas, como todos dejaron caer sus caretas, como no existe más mà la vida en rosa ni la familia perfecta... Parece que como Benjamin Button, voy para atrás en desarrollo, crecimiento y madurez emocional, porque me vuelvo a sentir una niña, perdida, que solo quiere que su mamá le ponga el modo fácil al juego de vivir, que le sane las heridas, que prometa todo va a estar bien, que la tome de la mano y le diga: como vas, vas bien y tal como eres, está perfecto. Pero nuevamente me toca dejar de soñar simplemente le gana al paso del tiempo. Espérame que solo nos separaron para encontrarnos.
Hermosas palabras mery sientete orgullosa de la persona que eres hoy que a pesar de momentos que te ha impuesto la vida has sabido levantarte, y seguir adelante besos anyelin cuidate mucho
ResponderEliminarMuchas gracias mi niña 💜
ResponderEliminar