lunes, 20 de septiembre de 2021

Memorias de lo imposible

 


                                                      Memorias de lo imposible 


Extraño verte concentrada revisando exámenes, sentada a mi lado sumergidas en conversaciones que nos alejaban de nuestro alrededor, nuestros almuerzos en la biblioteca siempre haciéndome bajar la voz porque me era (y continúa siendo) difícil dejar de reír nerviosamente al escucharte hablarme tan cerca. Extraño hasta las pláticas sobre tus nuevos amores, me eran suficiente, yo adoraba la oportunidad de tener toda tu atención. Recuerdo que llegabas a mí con restos de lágrimas en los ojos y el corazón agitado, extraño ser quién te entiende, quien como tú tener la mínima discusión te desestabiliza y te duele. ¿Sabes? Amaba poder ser a quien corrías por socorro... Siempre sentí que eras mi escape del mundo, la oportunidad de ser el tuyo (aunque solo asi fuera en mi cabeza) me hacía creerme especial. Extraño poder andar los pasillos siempre con la posibilidad de encontrarte, nuestras horas al teléfono cada noche (aunque estuviese por llover siempre llamabas aun para avisar y no quedarme a tu espera), tus mensajes repentinos. Esos hermosos regalos que como niña apenada me entregabas sintiéndolos pequeños..., si supieras que para mí son los más preciados recuerdos de aquellos tiempos. Extraño a la tonta que fui, a todo lo que me negué a ver, a lo que fingí no ocurrir, a lo que me creí no tener oportunidad de vivir... 

Extraño tu humor impredecible, tus cambios drásticos, y después de echar horas descifrándolos aprendí, que hay cosas que de permanecer misteriosas son más hermosas... No mentiré, sigo tratando de descifrarte aun. Y es que cada vez se me hace más difícil contener el deseo, increíblemente los años solo te vuelven más tuya, más secreta y más ansiada a mi curiosidad neófita. Extraño nuestras salidas nocturnas, siempre me hacían sentir más que cualquier estudiante, dolía saber que con otros, hacías lo mismo. Espero que al menos esas visitas a tu casa, a mi casa, a cualquier sitio luego de la escuela (aunque solo fuésemos a caminar), sí lo hicieras solo conmigo. ¿Porque sabes algo más? Más que extrañarte, más que me duela tu recuerdo (memorias de lo imposible), me duele saber que tantos años de sentirme especial solo valen para saber exactamente cómo serás con tu nueva y anual "conexión especial". Por eso pararon mis postreras visitas, las sorpresas que solo hacia creyendo te importaban. Al llegar, aunque exigías mi atención rotunda, me demostrabas que la tuya menos que compartida, ya no era mía, ya había alguien nuevo. 

Adoraba ser defendida por ti, estar bajo tu protección y escuchar tu opinión sobre mí significaba el mundo. ¿Por que hoy te duele que mi opinión no sea la que deseeas? ¿Por que la realidad de que no eres una romántica movida por el amor sino por otras cosas (que a lo largo de la vida para algunos cobran mas valor) te duele? ¿Qué importa lo que una "niña" idiota que hace más de 3 años no tienes ni que darle clases piense de ti? 

No sé, puede que me consuele en que no lo ves, pero realmente creo que no lo quieres hacer. Es absolutamente imposible que tras seis años aun no sepas que los temblores de mis manos no son normalmente así, que tu presencia los intensifica, que así como ves mis manos mantienes mi corazón. Que el mejor recuerdo que guardo de todo un año, fue la casualidad de cruzarnos casualmente (aun sin creer en esta) un 14 de febrero y por primera vez sin cambiar el lenguaje, escucharte un "Te Amo". Puede que esté loca que todo sea menos de lo que quisiera..., pero si es así, ¿por que haces lo que haces y dices lo que dices? Pensé que sabiendo mis intereses cambiarías y te alejarías, que sería tu conformación de que no éramos para nada normales ni yo, ni mi actitudes (por ello me costó demasiado decirte). Para mi sorpresa solo dijiste "lo sé, por eso siempre fui cómo fui contigo". 

No entiendo todos tus "te extraño", todos tus "te deseo lo mejor", "la vida no es como queremos", "mi vida es complicada", "¿sigues igual de linda?". No entiendo las justificaciones que jamás he pedido. Es como las disculpas previas a la metedura de pata. No entiendo cómo nunca era bueno para mí ningún chico, me alegraba que pensaras eso, me consolaba en lo que deseaba fuesen migas de celos. ¿Entonces si nadie es bueno para mí porque para ti lo son todos? ¿Por qué te llego a ver bajo la esperanza de al menos un día no permanecer oyendo lo que te hace sufrir quien esté a tu lado y eso no sucede? Siempre hay alguien, y no, nunca es bueno para ti. Otra vez, ¿por qué yo no y tú sí? Lo más razonable que suelen decir es que sabes lo que provocas y quieres seguir haciéndolo por vanidad, no por interés. Yo no sé qué pensar, me combina contigo, no con la idea que tengo de ti, no con lo que sólo yo conozco de ti... 

So..., hay mucho que no entiendo. ¿Por qué yo solo puedo concentrarme en ti mientras tú no te cierras puertas? ¿Por qué cuando lo más importante en tu vida "es vernos" si pareces lograrlo te echas atrás? ¿Por qué hoy tanto y mañana tan poco? ¿En serio? ¿Porque tu vida es complicada? Siempre lo fue, nunca importó, los momentos se hacen, claro, solo si se quiere. Y a veces creo que no te das cuenta de que me daña, de que a mí sí me importa, de que alejarme no fue una decisión tomada en vano, que verte tan dispuesta me da la vida y tu arrepentimiento me la destroza. ¿Entiendo correctamente o como mi mente literaria desea? Necesito saber, no soporto más la duda que consume mis días. 

Eres la única persona con quien he mantenido contacto de mi vida académica en general... Es tan gracioso haberte conocido en la escuela pero no justamente porque eras mi profesora. Claramente imagino que no recuerdas ni ese día, pero tus pocas palabras esa tarde que te conocí, me persiguen y persiguieron con tu imagen tooodo aquel verano que tuve que esperar para volver a recorrer los pasillos buscando un "inesperado" encuentro. Lo inesperado fue comenzar el curso contigo cruzando la puerta de mi clase buscando algo con la frase "yo seré su nueva profesora". Siempre he odiado la escuela, en ese instante confieso, la amé un poco. Y hoy, cada día deseo volver a aquel tiempo en que verte no era casualidad ni el resultado de noches buscando excusas, verte era la más adorada obligación. Tanto que cuando no lo haría, ir a "estudiar" no era lógico, así que fiel a mi pensar, no lo hacía... Gracias a Dios que era buena en tu materia, sino, con lo imposible que me era concentrarme viéndote en tu ruda postura llamando la atención con tus ojos sobre tus lentes que siempre tras la regañiza me regalaban una sonrisa que me suavizaba la imagen que ofecías al mundo, la hubiese perdido al seguro. Eso es algo más que no comprendo. Si hasta el dia de hoy sigues diciendo que he sido tu mejor alumna, ¿por qué tanto esfuerzo pusiste en que aceptara tus clases extra (en las que jamás estudiamos)? ¿Otra paranoia mía? ¿U otro interés oculto tuyo? El caso es que como siempre no pregunté mucho y tomé la oportunidad de verte un poco más porque no hacerlo siempre dolió. Recuerdo unas vacaciones a las que nos fuimos en los peores términos. Tú decias que yo ya no te prestaba atención o no era de la mejor manera contigo pero, ¿cómo esperabas que actuara si solo hablabas de mi padre como tu único interés? ¿Imaginas lo horrible que fue eso? Deseaba castigarte como tu a mí... Pero soy débil, te extrañé y volver a clases para descubrir tu ignorancia y mi reemplazo, me lo recordó. Solo conseguiste herirme más y hacer de mis días un intento inagotable por recuperarte de algún modo. Siento que no te recuperé por entera..., y sospecho que jamás supiste el porqué. Recuerdo mis notas, mis búsquedas, mis palabras dedicadas, mensajes... y tu ley del hielo que me sacaba las lágrimas. No te duró mucho, en menos de una semana habías vuelto a dejarme notas, a decir que me querías (aclarando no saber por qué lo necesitaba saber a diario), había vuelto yo con más fuerzas que nunca a retener tu atención. 

Siempre hablabas bien de mi amiga, salía con nosotras de hecho (cosa que siempre odié de ella), y lo último que quisiste oír al contarte mi verdad, fue que realmente mi primera pareja fue ella. Ella que siempre se sintió celosa de ti, de que aun estando con ella tú eras dueña de mi atención. Primero hasta que yo, supo de mi interés por ti. Así que tan poco evidente no es, sólo tú te niegas a verlo hoy, quizás. ¿Por qué si tan bien te parecía nuestra amistad eso te molestó? 

Te juro que no entiendo nada..., a veces creo ni querer saber pero realmente sí, solo me asusta que se desbaraten mis teorías y ni etérea te pueda retener...

Bien, creo que el punto de todo esto es tener un espacio en calma donde pensarte libremente sin ser cuestionada. Y decirte que aunque nunca me atreví ni a creerlo posible, te amo y te extraño... Extraño muchas cosas, tantas que de sólo recordar una se me inunda la mente de mil razones más por las que hacerlo..., ¿pero sobre todo sabes que extraño? Aquella sensación que sólo he tenido contigo. Esa de no poder extrañarte por tener la certeza de que nunca sería necesario, siempre estarías en mi vida. Hoy, a todas horas, pago la condena improbable. Y ya no quiero hacerlo más. ¿Será que por creadora del veneno también conoces el antídoto? Si es así te pido me lo regales, lo beberé, lo prometo, pero antes, una vez más estoy dispuesta a volver con la vida destrozada por unas horas a tu lado, inmortalizando tus detalles. Lo cumpliré tras averiguar si tus cabellos siguen rubios, si sigues teniendo cada vez más libras de menos, si se acentuaron tus ojeras, si tu risa cobró más armonía, si sigues escasa de tiempo y con las uñas a medio pintar y aun necesitando clases de tecnología móvil. Parece nada, pero para una condenada a extrañarte, esos recuerdos que quemo en cada cigarrillo, son todo... Tras saciar mis dudas y recolectar las últimas memorias, las condenaré a lo mejor para las dos: lo imposible.


No hay comentarios:

Publicar un comentario