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jueves, 13 de junio de 2019

Hablemos de amor






               "Hablemos de Amor".


¿Sabes lo que es que un sentimiento te coma viva? ¿Que te trepe desde las paredes del estomago hasta el cerebro? ¿Que no te deje dormir ni pensar ni comer ni vivir?¿Que no puedas manejarlo? ¿Que mientras más lo quieras dominar más te controle? ¿No saber cómo ni cuándo pasó pero ya no poder dejarlo atrás? ¿Conocer en lo que te metes pero no conseguir salir? ¿Que los latidos se te hagan lágrimas de miedo? ¿Que te aterre ser la única experimentándolo porque sabes las madrugadas que vas a pagar? ¿Decir "OMG no puedo creer q esté pasando por lo mismo" pero no tener fuerzas para huir? ¿Vivir alimentando una ilusión a consciencia? ¿Querer correr y no moverte a la misma vez? ¿Querer leer la próxima página pero no atreverte a pasarla? ¿Desear hacerle entender lo especial que la ves sin querer que lo sepa? ¿Querer hablarle y no vocalizar verbo alguno? ¿Que de pensarle te tiemble hasta el alma? ¿Querer vivir algo más pero no poder dejar de disfrutar ese instante? ¿Solo verte con ella sin haberla visto? ¿Amar sin querer hacerlo? ¿Conocer que te va a doler y querer sufrirlo? Yo sí, pero para mi pesar, lo aprendí contigo, peor aún, sé que tu no estabas lista para enseñármelo... Aun así, te quiero en mi vida y ahí te voy a dejar. Para que el día que por otra tú lo sepas, tener el placer de que me hables de amor. Cause girl, you would be fucked up! Y yo te entenderé como nadie. Porque el amor..., el amor es como la ira y los románticos somos personas con problemas de contención de la misma. No podemos callar esa voz dentro que nos dice <<hazlo aunque no sea lo mejor, o será peor todavía>>. Amamos hasta conscientes de que no seremos amados, y aunque después de que se disuelva nos preguntemos <<¿qué diablos me pasaba por la cabeza en ese instante?>>. Porque sí, porque está en nuestra naturaleza y al final la cabra siempre tirará al monte cada vez a mayor velocidad. Así que mejor no renegar de lo que tenemos destinado a enfrentar.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Ustedes / Nosotras





                 Ustedes / Nosotras


Odio a las mujeres que solo por verte la cara de "nena", creen que lo eres. Las que te etiquetan sin una conversación previa. Las que se guían por convencionalismos baratos. Las invidentes espirituales. Las que no se arriesgan. Las que generalizan por la generación. Las que solo buscan revitalizarse con neófitas almas "ingenuas". Las que piden emoción y se alejan de los desafíos. Las que juegan a vivir y se quedan donde solo pueden morir. Las mujeres que creen que los años significan sabiduría. Que la edad es directamente proporcional a la madurez. Que solo es interesante quien lleva arrugas en el rostro. Las que asumen por tu juventud que escuchas One Direction y tu actriz favorita es Dakota Johnson o Jennifer Lawrence cuando idolatras a Pimpinela, ABBA y Air Supply y sabes que como Bette Davis y Greta Garbo no habrá más ninguna.

¡Porque no! No señoras, ni los años son experiencias ni el tiempo sabiduría.

El mundo es un abanico de diferencias, un abanico por el que pasa la vida y nos hace mayores pero no necesariamente grandes. Las que hoy viven de prisa, no tienen conversación, carisma, ansias de saber, nada por decir, ni más conocimiento del estrictamente reglamentario, porque presencie un par de inviernos, no se volverá lo contrario. Será la misma, con menos visión, menos memoria, más peso, marcas, canas..., pero la misma.  Porque todos podríamos vivir lo mismo sin iguales resultados, porque somos DISTINTOS. El que a ustedes les llamen "señoras" y a nosotras "muchachas", no dice nada. Porque aunque vivir como si fuesemos a morir mañana alegan que no es la respuesta, hacerlo como si la muerte no existiera, tampoco lo es. Porque hay experiencias talladas bajo la piel y olvidos que no desvanecen los años. Porque hay cicatrices que no te ajan y canas que no se peinan, sino que bombean sangre. Y yo, amo a las mujeres, como aquella, que son capaces de verlo.


martes, 26 de febrero de 2019

Ojalá





                         Capítulo III - "Ojalá".
                         (Donna y Madeleine)


Ojalá pudiéramos llorar y llorar hasta quedarnos vacíos, hasta el punto de olvidar qué brotó la primera lágrima... Ojalá su caída significara la huida del dolor... Ojalá valieran de algo más que torturarnos y recordarnos que sentimos por un corazón ingrato... Ojalá con llorar una noche entera solucionáramos todo... Ojalá al amanecer, teniendo ya secas las cuencas de los ojos, pudiéramos decir que ya estamos bien, que ya no sentimos igual. Pero no es cierto, seguimos igual, latiendo por quien no debemos y ni llenando los océanos de lágrimas cambiaremos ni nosotros, ni ellos ni las malditas complicaciones de la vida y la sociedad... Ojalá no tuviese que continuar resignada a llevarle en silencio bajo mi pecho mientras voy de otra mano viéndola pasar de la de siempre... Ojalá todo fuera más fácil... Ojalá no haberle devuelto aquella mirada... Ojalá nunca... Ojalá otra... Ojalá...

Tantos <<ojalá>> que se quedan en deseos lanzados al viento que nunca serán realidad. Nunca terminamos de llorar, nunca se acaba el dolor, siempre vendrá algo por lo que sufrir (o así me siento hoy). Veo la vida como un camino por atravesar lleno de espinas, algunos, con la obligación de no alcanzar a ver la rosa, nuestros ojos están demasiado empañados porque nuestra piel es más sensible a las heridas de contacto. Esos que lo atraviesan suspendidos por el simple aroma de sus pétalos, son afortunados, esos, no se dejan lastimar ni por la mayor de la espinas, ojalá fuéramos todos así, al menos por un día... En este instante, donde no se divisan las rosas, el deseo continuo de tener las cuencas y el alma secas por el resto del camino, seguirá siendo otro incumplido <<ojalá>> por asumir.

domingo, 3 de febrero de 2019

Kan Matkub




            Capítulo II - "Kan Maktub".
                     (Donna y Hera)


Fue una misma noche cuando el descubrimiento de dos sentimientos totalmente opuestos, se abrieron paso en aquel sueño. Experimenté la felicidad intensa jamás conocida besando unos labios inadvertidos, y supe que había encontrado lo que ni percibía estar buscando. Disfruté tanto como pude... Le besé, me besó, abracé fuertemente su cuerpo para perderlo dentro del mío y tomé su mano en un oscuro camino sin saber dónde llevaba (eso no era lo importante). Me sentía inexplicablemente eufórica, por primera vez con la sensación de estar rellena de helio y que su mano era la cinta que sostenía mi vuelo. Me había mostrado ante alguien espectacular que se sentía mi mundo y en ese momento, yo parecía lo más importante del suyo. A lo lejos se veían unas luces transportadoras a las que me acerqué siguiendo los pasos de quién simulaba una ansiosa Dorothy por el camino de baldosas amarillas. Pensé que ya todo estaba bien, nos habían arropado diferentes amistades (en la mayoría suyas) que nos alababan, mas de repente..., le pierdo.
Nadie parecía notar su ausencia ni mi búsqueda de vuelta a la oscuridad. Abrir los ojos y no verle tampoco a mi lado fue cómo si arrancasen de raíz la más preciada rosa de mi jardín, como si se llevasen algo que ya me pertenecía. Honestamente fue el dolor más grande que nunca sentí, el de perder lo nuevo, los recién descubiertos sentimientos. Sentí cómo quedó un inmenso vacío que me hacía desfallecer, seguidamente lo creí una sátira de la vida que me volvía un personaje absurdo y de inmediato sintiéndome la boca arder, entré en pánico. ¿Qué acababa de suceder? ¿A qué se debían esas lágrimas? ¿Cómo le besé si había exiliado de mi vida consciente cada resquicio de duda? ¿Cómo hiciste para colarte en mi fase MOR? ¿Por qué se sintió tan bien? Sobre todo, ¿por qué ahora me sentía tan mal? Abrumada y perdida me preguntaba si su presencia fue causante de mi confusión o la más clara anulación de las dudas existentes.
Pronto esas interrogantes fueron despejadas..., me di cuenta que esa oscuridad abundante en mi sueño sin su presencia, no era más que el dibujo de mi realidad. Y tras aquella angustia inexplicable, cerrar los ojos era sinónimo de volver a tener a esa silueta culpable que no podía dejar escapar. Vivía ocupando cada pensamiento, cada suspiro porque sabía que le encontraría más allá de lo etéreo, que me había adelantado el destino para que tomara calmada la ruta. Me mostró que la felicidad, aquella que en conciencia creí haber tenido, no tenía comparación con la que aún me estaba esperando, la que viví por cortos instantes, pero la que no dejé de perseguir en pensamientos. Mas, también me hizo saber, que aquella angustia desgarradora podía venir de su mano. El destino proclamaba una boca enaltecida donde no había punto medio, o conocía la felicidad extrema o la más rotunda desgracia. Tan difícil como hermoso. Si perdía lo hallado, la pena desarmaría mi alma en pedazos pero aún así, no me importó.
– Ni el dolor, ni la angustia, ni lo que tuviese que sufrir importaban porque solo por tenerte, valdría la pena todo –me explicaba.
Tú, vales la pena y el no haber detenido mi búsqueda logró que cada día viendo tus ojos amanecer, sienta que vuelvo a descubrir el universo. Agradezco el fenómeno ancestral que te hizo danzar en mis pestañas demostrándome que era hora de despertar y vivir lo anhelado, sin eso, no me hubiese atrevido a admitir mi verdad (o quizás hubiese tardado más años). Me diste el valor faltante demostrándome que yo también deseaba que mi vida tuviera alegrías y sin lograr dejar esa nueva necesidad dentro de mí, mi búsqueda tomó sentido. A veces me crees desquiciada y te preguntas, "¿cómo por un sueño alguien es capaz de replantearse totalmente la verdad de su existencia?", "¿cómo este hace que le dé un vuelco a su vida persiguiendo nuevas metas?" Acaricio tu mejilla y sólo puedo darte la misma respuesta.
– Es simple, mi convicción: tú.
Tú has sido la respuesta a cada pregunta y fuiste mi última duda. Algunos le damos vital importancia a esas experiencias extrasensoriales que somos incapaces de controlar, creemos en que tienen un sentido y para mí, son el faro guía de nuestro destino. El solo soñar con lograr perderme en la profundidad de tus verdes ojos, ser los labios que te besaran y saber que estabas a solas en un mundo a mi espera, me daba fuerzas para no caer en la alienación. Creí haberte encontrado en varias ocasiones llevándome siempre chascos que me hacían preguntarme si estarías pasando algo igual. Podías estar sufriendo, entregándote a otro cuerpo pensando que era el mío y aunque quizás eras feliz sin mí (cosa que no quería pensar), tal vez aun no sabías que me estabas esperando, pero lo hacías. La primera vez que me crucé tus ojos, me llamaste loca con toda la razón. Sostenías mi libro favorito y no se me ocurrió nada más patético que decirte en plena librería "¿qué tal tu vida sin mí?". Tu mirada desconcertada buscaba la cámara oculta y ante su ausencia proseguí con un "te conozco desde hace años, aunque tú no me conoces aun" y al "¿de dónde?" (sonando como un cliché galán) respondí con poco procesado "de mis sueños". Dudé tras esa frase si aun viviendo para encontrarte no estaba lista para ello, mas tu automática risa alegando mi locura, silenció todos mis miedos. Supe que ese sería el primer día del resto de nuestra vida.
Conocía el precio de perderme en tu intenso tímido mirar, pero debe tener propiedades magnéticas porque no dejé de explorarlo. Sabía que en un paso más, pagaría siendo la única culpable (yo fui quién corrió el riesgo), pero no me importó nada, ni nadie y por fin tengo lo que buscaba. Quizás también fue su gusto a café..., pero desde entonces me volví una adicta declarada de tus besos. No sé qué será de mí sin ellos... Sé que tú no crees en los sueños, en las almas gemelas, en los amores de otras vidas o el destino más allá de fortuitos accidentes, pero te confieso, aquellas lágrimas de angustia me persiguen cada día más. Que antes de tenerte era más valiente, que es imposible me arrebaten el éxtasis de las manos (¿por qué ahora permitiría que se fuese de mi vida lo que tanto he querido?), pero aún así, me aterra el irónico destino, pues por mucho tiempo también creí imposible tu hallazgo y aquí estamos hace seis años. Si se cumplió su inicio, ¿por qué no también su final? Tal vez debí saborear la gloria de tenerte solo para perderte, pero tampoco habrá sido en vano. Mi consuelo serán los momentos que te tuve y la persona que me hiciste descubrir que soy. Tu marcha no sería más que la muestra de que aun siendo tú mi destino, yo no seré el tuyo, que sólo nos tocaba enamorarnos, mas no pertenecernos.
– Debo aceptarlo, contra eso no se lucha –le dije yo asustada.
Pidió encontrara la calma como lo esperaba, aunque no vi venir su repentina confesión.
– Yo también andé de tu mano en esa oscura noche. Llevas mucho más de seis años, siendo la superheroína de todas mis historias.
En ese momento tuvo sentido su frase "somos dos sueños hechos realidad". Y aunque sigo viviendo con miedos (cualquiera que ame lo entenderá), confío más que nunca en que todo está escrito.

martes, 29 de enero de 2019

Un lugar en el mundo

     



         Capítulo I " Un lugar en el mundo".
                                (Donna)


Para unos diferente, especial, otros me creen loca, y sin duda la más bella descripción hasta hoy dada "arrojada a este mundo en un soplido de viento". Mejor o peor de lo que muchos quisieran, al fin y al cabo: yo, quizá sólo incomprendida o desconocida. ¿Pero saben qué? Creo que a todos nos llega (o al menos debería) un punto inflexión, ese momento en la vida donde ya nos aburrimos de que nuestro autorretrato sea el espejo de la opinión pública. Lo cual sólo nos hace creer que somos quienes ellos quieren que seamos, pero no nosotros mismos. Por miedo, jamás debemos abandonarnos, es una autotraición que debería ser penada. Este punto, confieso que tardé en hallarlo (muchísimo), 19 años exactamente. Ocurrió tras las justas palabras del entonces ser más apreciado en mi vida: "¿quieres que te lleve a un psicólogo que te analice? Tú no estás bien, no puedes ser normal". ¡Gracias genia! No, no soy normal (eso sería un completo aburrimiento), teniendo en cuenta que para ella serlo es vivir tratando de pasar desapercibida vistiendo sentimientos ajenos. Así que no, gracias, quiero seguir "estando mal". De este lado "erróneo y antinatura" todo se saborea mejor, y al menos tengo la oportunidad de sentir, de vivir más allá de límites establecidos por mentes con barreras medievales.
Realmente, debemos darnos cuenta que somos perfectos cada quien a su forma, que no importa lo que piensen de nosotros, debemos ser auténticos y no dejarnos llevar por lo que quieren reflejemos. Ser fiel a uno mismo es un filtro de personas, los que nos quieran verdaderamente serán los únicos que se queden, que se acerquen, los que hagan lo opuesto, nunca merecieron ser pasajeros de nuestro viaje. Nos damos cuenta que sólo alababan la falsa cobertura que creamos para quedar bien en un mundo de cartón, nosotros, nunca les importamos. Quién ama lo hace incondicionalmente y ninguno merecemos otra clase de amor que aquella que estamos dispuestos a dar. En la oscuridad de en un alter-ego no encontramos lugar en el mundo (al menos no el nuestro), imposible, el camino a la felicidad. Cada imperfección es la esencia de nuestra verdad y justamente lo que nos lleva a la perfección, no es algo que rechazar, sino algo por lo que enorgullecernos. Por ejemplo, yo sé que soy un conjunto de adjetivos que harta estoy de escuchar, y los reconozco, pero dije "basta ya". Han pasado dos años de que llegué a dicha conclusión y no me arrepiento en lo absoluto. Créanme que de cambiar intenté millones de veces inútilmente , fue lo que me enseñó mamá: ser lo más soportable posible al mundo aunque para facilitarles mi presencia tuviese que ahogar mi persona; pero tarde o temprano... todos salimos a flote.
Hoy te digo mamá, que nunca lo he creído fácil, pero un día decidí resignarme a vivir en la superficie donde sólo quién lo desee podrá lidiar conmigo. Te cuento que ahí encontré miles de amigos con "desordenes mentales" a niveles excedentes de los propios, y me encanta. Que aprendí que la mejor versión de uno mismo es la que nos viene de fábrica, no la moldeada socialmente. Que ya no quiero cambiar. Que "respétate primero y los demás lo harán también", se ha convertido en mi filosofía de vida. Y que aun así, no imaginas cómo cuestan a cada segundo esas preguntas lacerantes "¿qué creerías de mi vida?, ¿qué sería de ella contigo?, ¿fueras de los que se quedaron?". Todos me ofrecen respuestas divergentes, y es una convicción que jamás llegaré a tener, ninguno podemos hablar por ti. Pero yo me aferro a la que me permite conciliar el sueño, me hubiese roto el alma desarmar el lazo que nos unía. Y es que sí, finalmente te confieso la carga más pesada de mi ser: me siento culpable de no tenerte. Mis doctrinas me arrastran a la creencia de que tuviste que irte para llegar yo... Lo siento mamá, juro que no fue mi intención... y amaría que aun me amases. Siento absurdo el tener que transformarnos para merecer amor, quien lo haga no nos está amando a nosotros, sino a los opuestos con agudas carencias afectivas que les ofrecemos. ¡Sé quién eres! ¡Mantente real! De nada nos sirven los admiradores arrastrados por generalismos banales. Debemos mostrar orgullo por nuestra singularidad sea cual sea la situación, porque todo pasa, todo cambia y todo llega. No debemos pensar que existimos solo porque sí, que debemos cambiar para encajar. ¡No! Todo tiene un por qué y cada quien un papel que cumplir en esta vida. Tal vez aún no sepamos exactamente cuál (todos hemos estado perdidos), pero no debemos ser impacientes ni ceder a sus prejuicios. Nos sorprenderá un día en que diremos "todo tuvo sentido". Porque cada paso fiel que anduvimos nos llevó al encuentro de ese destino. No creamos que somos una casualidad (no existe tal cosa), todos somos inanimadas intenciones del universo con objetivos trazados. Sólo nos resta ser pacientes y auténticos, para ocupar nuestro reservado: lugar en el mundo.


Claire Garbo

Índice

En este blog próximamente he decido comenzar a subir lo más variado de mis creaciones en un orden cronológico. Podrán encontrar desde relatos e historias cortas hasta poesía. Todos tienen relación y un personaje principal que los enlaza. Siempre junto al título encontrarán la especificación de sobre quién habla el personaje.... Historias, personajes y amores diferentes padecidos por una misma loca que si no escribe se ahoga: Donna Hepburn.

I - Un lugar en el mundo (D)
II - Kan Matkub (Estaba Escrito) (D y H)
III - ¿Por qué? (D y A)
IV - Juguetes I (D y A)
V - Je regrette (D y A)
VI - De romántica empedernida a desalmada irremediable (D y M)
VII - Ojalá (D y M)
VIII - ¿Cúal eres tú? (D)
IX - Amor sin fugas (D y C)
X - De la mano de Susan Alves (S, H y J)
XI - Ojalá, corazón cobarde (D y L)
XII -  Pensándole siempre (D y M)
XIII - Amor hoy de ayer (D y M)
XIV - Sensaciones Atrapadas (D, L y A)
XV -Tras mis párpados (D y M)
XVI - Lalaland (D y L)
XVII - A qué saben las nubes (D y S)
XVIII - 1625 Km (D y S)
XIX - Memorias de la imposible (D y B)
XX - Sólo de aquella (D y M)
XXI - Juguetes II (D y A)


(Puede en un futuro variar el título de alguna de estas obras pero siempre será aclarado). 

domingo, 27 de enero de 2019

Autorretrato.





Duermo los días y vivo las noches, no tengo cosquillas, no babeo ante cachorrillos o bebés ajenos, no amo el chocolate, no me gustan los perfumes dulces, el exceso de maquillaje ni GAME OF THRONES. Soy extremadamente controladora, dramática, posesiva, irritable, atea, engreída, opuesta, ilusa, anárquica, intolerante, analítica, autodestructiva, incontrolable, sensible, negativa, ingenua, presumida, impaciente, solitaria, inestable, distraída, explosiva, antisocial, vergonzosa, indecisa, tan enamorada como desalmada y por lo general demasiado expresiva. Tan nerviosa como para pasar los momentos serios con risas y dar malas noticias sonriente. Tan tierna , graciosa o seductora como lo consigas. Tan contradictoria que mi película favorita es del género que más odio, la escritora que más admiro escribe del modo que más critico y lo que más amo en el mundo es a lo más le temo... Tanto que presumo rudeza y soy de cristal, confianza y vivo de inseguridades, dolor por lo que no duele e irreverencia a lo que me desarma. Soy de arrepentirme más por lo hecho que por lo que no, difícilmente concluyo algo (nunca ha ocurrido), no tengo horarios, sentido de orientación, rango de dulce o salado y mi paladar no describe nada más preciso que "algo le falta". Adoro los corazones rotos creyéndome capaz de devolverles esperanzas, me gusta hablar (y hasta discutir) a solas, siempre se me ocurren los buenos argumentos de las peleas fuera de tiempo y no consigo imaginarme de mayor. Recuerdo tener un problema con alguien pero nunca recuerdo qué fue, si me siento mal no me gusta que me intenten hacer sentir bien, no le doy al sexo más valor del merecido ni lo veo como diversión por lo que soy incapaz de llegar a ese punto con alguien que desconozca o que no esté emocionalmente vinculada pero se me revuela el corazón entre letras a extremos médicos. Me gustan los postres como entrantes, comer tic tacs de naranja a toda hora, el café con más azúcar que café y la pasta en plena madrugada. Ser detallista más que lo sean conmigo, cruzar los límites de lo prohibido, jugar en la línea de peligro y vivir a destiempo en el borde de la realidad. Celo hasta lo desconocido y me imagino hasta lo improbable. Celo a muerte hasta a personajes cinematográficos. Si te amo, celo tu pasado, el aire que respiras, la vida de la que no formé parte, las lágrimas que no pude limpiar, las sonrisas que no pude disfrutar y los pensamientos que no me pudiste dedicar. Vivo poniendo mis sentimientos a prueba y las fronteras de mi cordura, no se reaccionar a las sorpresas (por ello las odio) y por el contrario de muchos, veo la mejor edad en una mujer a partir de los 40. Cada vez que logro algo que anhelaba lo dejo de lado, si no veo en un programa alguien que llame mi atención directamente no lo veo, todo lo aprecio luego de pasar de moda y decir odiarlo y siempre termino amando más, aquello que en principio detesté. Pasé de querer cuatro criaturas a no querer ninguna, de la más valiente a la más temerosa, de odiarla a hacerla mi mejor amiga. Creo en el amor a primera vista, en que se puede amar sin conocerse y extrañar a los labios que no se han besado. Que existen bien intencionadas personas (quizás esto demasiado), sirenas, vida extraterrestre, espíritus, vida después de la muerte y disfruto lo sobrenatural sin buscarle explicaciones científicas. Creo en el destino y no en la casualidad, en que nuestros pasos siempre nos llevan a un camino anteriormente premeditado y no a uno decidido. Creo en los cuentos de hadas, los amores de telenovela, en el "vivieron felices por siempre" aun sin creer en una felicidad más allá de momentos felices. Puedo ver mi película favorita más de 30 veces en 60 días y sentir cada vez que es la primera, escuchar desde Dusty Springfield hasta Mon Laferte y terminar internada en un hospital por un dolor más que físico, emocional. Puedo enamorarme de personajes de televisión más que de cualquier ser humano y mi alma literaria consigue sacar una novela de un cruce de miradas y dejarme años padeciéndolo. Puedo pasar horas en cualquier sitio hablando de arte o analizando el comportamiento humano, tener la mayor discusión y a los 20 minutos tratarte mejor que nunca, conocer perfectamente a una persona como nadie sin necesidad de que me importe más de la cuenta, estar años enamorada y decirle a todos menos a esa persona o pasar otro entero con un único pensamiento dominando cada acción. Prefiero andar con una persona que tener una "pandi", pasar los días encerrada en casa dentro de un libro que la mejor salida con amistades, los paseos casuales a los elegantes, vivir historias de amor utópicas que condenarlas a caminos reales no marcados por mí, crear antes que vivir. Prefiero lo malo conocido que lo bueno por conocer aun pareciéndome absurdamente estúpido. Paradójicamente me desestabiliza perder el control y no tener todo psicológicamente preparado pero amo el resultado de mis actos impulsivos. Mi mejor amiga es quién más claro tiene mis defectos y quién más los recalca (creo que justo por ellos le agrado, aunque lo va a negar). Cuando estoy triste escucho la música más deprimente hasta sentir mis lágrimas y no puedo conformarme con pocas creyendo que así vaciaré el dolor. Si no me quieres te quiero, pero si me quieres te odio. Adoro viajar en carretera y odio llegar al destino, amo el arte y odio a la mayoría de sus creadores. Veo todo lo relacionado con ataques de tiburones y asesinos en serie pero soy incapaz de atrapar un mosquito. Odio que me rectifiquen y amo rectificar. Soy extremadamente egoísta pero amo más de lo concebible, una poesía sacó mis lágrimas pero nunca antes me había gustado, no comparto pero me gusta que me compartan, amo el mar pero no resisto mucho tiempo en él. Busco ser la protectora de la relación pero amo ser protegida, me quiero creer madura pero no me apetece madurar, recuerdo lo más absurdo pero lo más importante lo borro, si decido acabar algo es para siempre, pero no respeto si lo decide alguien más. No olvido un mínimo detalle sobre algo que dijo quien me interesa pero fácilmente podría olvidar su rostro, detesto estudiar, las clases, la escuelas pero idolatro a las académicas. Detesto tanto ser el centro de atención como pasar desapercibida, no me gusta salir pero sí las invitaciones, amo ver los problemas y obviar darles solución. Sólo me enamoran las relaciones contrariadas y no hago nada por hacerlas posibles, porque perderían la gracia. Una vez que algo me gusta no lo dejo hasta odiarlo y graciosamente luego me vuelve gustar y lo vuelvo a odiar y entro en un círculo vicioso que nunca acaba, por lo que cuando una persona cree haberme conocido es cuando menos lo hace. Me molesta la presencia humana, las hipocresías y ser educada con personas idiotas (por lo que no lo hago), no disimulo el malhumor o desagrado ni me inmuto en agradarle a nadie y odiooo a quien lo hace. Nací con un odio intrínseco por los hombres sin que me hicieran daño. No lidio con los que  sobrevaloran la cultura y se burlan de quienes se preocupan por tenerla. Odio que me conozcan pero me gusta que intenten descifrarme. Odio el Sol, madrugar, que me despierten y despertar a solas aun odiando compartir mi cama. Odio haberme convertido en el ser que más he aborrecido en mi vida y no poder evitarlo, odio salir a bailar pero si me nace el deseo en medio de la calle no me corto y no tolero más de tres días fuera de mi cuarto aunque esté en el paraíso. Odio la puntualidad, la sensualidad forzada, que me hagan favores, regalos o me ayuden. Me resulta extraño que me quieran..., no me gustan los abrazos, las muestras de cariño me parecen símbolo de debilidad y aun sintiendo el deseo no logro llevarlas a cabo pero me pierden los susurros en voces graves y los besos en el cuello. Pero sobre todo, lo más irónico, es que detesto compartir mis obsesiones después de hacer que se enamoren de ellas. Así soy yo..., dueña de un carácter con suficientes razones para que lo odies o del cual enamorarte irracionalmente.
Claire Garbo.