martes, 15 de septiembre de 2020

Siento Celos


    


           

                         Siento celos


Siento celos de cada pareja que veo.
De las que están en las calles caminando de la mano
dando ese acto por sentado
sin saber la suerte que tienen
de poder tocar la piel de quien aman.
Siento celos de esos que salen en la tele
dándose los besos que solo sueño darte a ti
de nuevo.
Siento celos de esas que se tienen cerca
y no se dan el cariño,
el respeto y el cuidado que pueden,
que tienen la oportunidad de tener algo tan lindo
y no lo hacen.
De esas que sabemos que no se merecen más que nosotras
las facilidades que tienen.
De esas que siempre están peleando,
que se creen que tienen todo el tiempo del mundo
o que el otro siempre va a estar ahí.
Me dan ganas de gritar
que todos son unos éroneos suertudos.
Que la mayoría ni debería tener esa dicha,
que a las personas no tendrían que darle las cosas que no saben apreciar.
Me dan ganas de pedir que amen,
que amen mucho,
que se cuiden,
se valoren
y que no se queden donde no les explote el corazón.
Que no pierdan el tiempo,
que no besen a la ligera,
que aprovechen la cercanía,
donde hoy los tiene la vida,
porque aquí nadie sabe
qué pandemia vendrá mañana.
Míranos a nosotras...
¿Quién puede asegurar
que tras una discusión que la dejaste irse sola pensando que regresaría porque siempre lo hace,
regresará?
No debemos demorarnos en perdonar,
en arreglar lo que nos importa,
en hablar las cosas y estar bien,
porque a veces no volvemos a casa,
no todos amanecemos,
para todos no habrá un mañana,
así que vívanla hoy
para que luego a solas
no se arrepientan de nada.
Yo creo que el mundo necesita un equilibrio para mantenernos en movimiento,
para hacer la vida interesante,
para que tenga un propósito,
de lo contrario sería un juego muy aburrido,
demasiado fácil.
Además quién supera lo difícil merece el mayor de los premios
porque esas relaciones son las que se prueban a sí mismas que estarán ahí contra viento y marea,
que iban en serio cuando dijeron que no se rendirían
y que valía la pena demostrar
que también algunos para siempre existían.
Ahora estamos como al inicio,
con 7000km de mar distanciándonos físicamente,
haciéndome sentir envidia de cada persona que te mira,
del aire que te despeina,
de la botella de la que bebes,
de los dos cachorros que acaricias,
de las sábanas que te envuelven
y hasta el agua que te baña.
Estos kilómetros me han vuelto celosa patológica,
me han acumulado deseos que cumplir contigo,
me han sacado lágrimas de frustración
pero sobre todo,
me han demostrado que tú y yo,
somos de las que íbamos en serio.
Que en cuanto se rompa la barrera iremos a por ese para siempre,
que seremos entonces la pareja
que todos van a celar y desear tener. Porque aunque nuestros impedimentos,
-incluso a los que no los tienen,
logran separar a demasiadas relaciones,
a ti y a mí nos ha traído más cerca.
Más cerca de ti,
más cerca de mí,
más cerca de nosotras.
Hemos crecido,
hemos aguantado,
hemos peleado,
hemos llorado,
hemos reído,
hemos sido increíblemente miserables
pero también infinitamente felices.
Nos hemos demostrado continuamente
que por más celos que se puedan sentir
de aquellos que tienen contacto físico,
no tenemos razón alguna,
porque aunque no sea físico
tú y yo tenemos un contacto fortalecedor,
profundo y tan etéreo,
que jamás nos cambiaríamos por ellos,
aunque pudieramos.
Hoy sé que aun con nuestra distancia,
los de los celos siempre serán ellos.

jueves, 13 de agosto de 2020

¿Comunicación o desconexión?





      ¿Comunicación o desconexión?

No sé si sea solo yo, podría asegurar que no, pero hablaré por mí. Me da tanta pena el mundo en el que me ha tocado vivir, en lo que se ha convertido la sociedad, lo mal que lo estamos haciendo con los avances tecnológicos. En vez de utilizarlos para bien los hemos convertido en todo lo contrario, las redes sociales que eran para acercarnos solo consiguen alejarnos más, pero no solo de las personas que tenemos cerca y queremos, sino también de nosotros mismos. Ya no va solamente de que parece que los móviles son una extensión de nuestro cuerpo, de que cambiamos las conversaciones por chats, dejamos de compartir momentos para compartir posts, stickers, memes, videos, stories, de que dejamos de juntarnos para contar anécdotas y volvernos a reír o crear algunas nuevas solo para ser un grupo de conocidos actuando como extraños cada quien a la pantalla de su teléfono interesado en algo o alguien más que ese momento, no va de eso ya, va de lo que nos ha apartado de nuestra esencia. Tal vez soy yo que soy una rara pero todo esto me da hasta lástima, el ver a tantos chicos muriéndose porque alguien los conozca, viviendo literalmente para "ser alguien" en una red social, buscando la frase perfecta, creando la mejor foto, exponiendo totalmente su cuerpo al mundo entero, buscando promoción de sus cuentas, pidiendo y comprando likes y followers -que al final son cosas vacías y mentiras que ellos mismos se terminan creyendo-, solo para ser "populares", "conocidos" y creerse "alguien", en vez de culturizarse, sentarse a leer un libro o vivir. Realmente me da pena por varias razones... Y es que conozco a estos chicos en persona, de vivir experiencias de verdad y luego los veo en las redes y son personas totalmente diferentes. Son superficiales, son forzados, son mucho postureo y poca realidad y todo parece una búsqueda incesante por llamar la atención. Pero, ¿por qué? ¿Por qué hay que vivir del número de likes y comentarios o de ser popular para personas que ni te conocen o para ser conocido por tener un millón de fotos sin ropa? ¿En serio este es el mundo en que quieren vivir? Porque yo no.
También me doy cuenta que esta enfermedad la hemos creado nosotros mismos poco a poco, porque ahora vamos a mirar el facebook de una persona o su número de seguidores en instagram para contratarlos o para sacar conclusiones y dar juicios de quiénes y cómo son. Y no debería ser así, la mayoría de las cosas de internet y las redes sociales son totalmente falsas, son millones de personas queriendo encajar, buscando un sitio, esperando su oportunidad para sentirse especiales, diferentes y hasta mejores. No creo que nadie con dos dedos de frente se deba sentir especial porque lo sigue X cantidad de personas que no conoce y le comentan babosos a los que les calientan sus fotos desnuda. Hay que darse cuenta y tomar unos minutos de reflexión, esto realmente está yendo demasiado lejos, cada vez quieren hacer y enseñar más, aparentar más de lo que son, pretender que están en un sitio al que no han ido, tener una vida perfecta, vivir una relación idílica y solo levantar envidias, no es ni siquiera encajar, es sobresalir. Y todos vivimos, todos sabemos cómo es la vida real, cómo son las cosas para nosotros y para los mismos que vemos a través de la pantalla, así que no consiguen más que comentarios hipócritas.
Muchos hacen esto obviamente renunciando a quienes son, renegando de su verdad para convertirse en una mentira con muchos likes. Se creen escritores o inteligentes porque otros aburridos reaccionan a las pendejadas que suben, se creen graciosos por hacer o compartir memes, se creen fotógrafos por saber usar filtros y los hashtags de instagram, se creen que tienen amigos por agregar a todo mundo a facebook, se creen modelos por enseñar las nalgas. Tenemos amistades con las que hablamos por llenar el vacío pero que realmente no nos importa tanto mantener de lo contrario jamás se hubiera perdido tanto el contacto y creamos muchas nuevas a las que ni siquiera conocemos, les llamamos amigos por decirles algo. Estos agregados del facebook que tanto te comentan al final te ven por la calle y es como si no existieras, porque esa "amistad" existe en un mundo paralelo. Le contamos y mostramos nuestra vida a extraños, discutimos temas que normalmemte nos dan igual con gente que ni nos importa y después no tenemos ni con quién dar una vuelta para desahogarnos. Nos metemos tanto en estas pantallas que olvidamos vivir de verdad. No veo mal que comience una amistad o una relación por las redes porque este siempre fue el propósito, pero no se pueden vivir solo cibernéticamemte, para conocer a alguien de verdad tiene que ser en 3D, tenerlo al lado, viviendo momentos y disfrutando el día a día, así como tú eres en las redes quién tú decides ser, esas personas también lo hacen, pero cara a cara el tema va de otra cosa. Ya las peleas no tienen tanta fuerza ni duración, ya nadie tiene la misma valentía, ni siquiera la misma profundidad porque es más fácil tenerlo todo escondiéndose tras un móvil y las frases de Paulo Coelho.
El concepto de comunicación, de vivir, de cenar, de reír, de pasarla bien ha cambiado y es difícil aceptarlo. Ya nadie sale solo a disfrutar la compañía o el lugar, van enfocados en el vestuario, las fotos, las poses. Es casi imposible que alguien salga hoy sin su móvil y sin tomar fotos de ellos mismos, del lugar, de la gente, de las bebidas, de la comida. ¿Por qué no solo pasarla bien y olvidarse de compartir con el mundo lo que están haciendo? Nuestros mayores anhelos son ser youtubers y los ejemplos a seguir son estos influencers que viven de su imagen, de la superficialidad, de pretender que la vida es perfecta y sus viajes idílicos, son personas con una escasez de profundidad infinita y a ellos queremos imitar, esos son los nuevos "coaches espirituales" y nos vemos obligados a seguir lo que dicen, recomiendan y hacen, nos roban la personalidad y el descubrir quiénes somos y seguirnos a nosotros mismos. Los endiosamos sin necesidad alguna, son personas igual que nostros y en muchos casos hasta peores, y aun así les dedicamos nuestra vida en muchos casos. Luego nos quejamos de las falsas imágenes e ideas de la vida que nos dio Disney, de lo mucho que nos idiotizó y todas las expectativas y pautas que nos creó, y estamos dejando que nos lo hagan de nuevo pero ahora personas diferentes. ¡Es hora de despertar!
Este fenómeno es algo que va en aumento y no hay quién lo detenga, es algo adictivo que arrastra consigo a todo el que entra al menos un poco en las redes, no hay vuelta de hoja, te arrastra sí o sí. Yo he visto a las personas más nobles y tímidas, más buenas y de gran corazón, convertirse en cuerpos que siguen modas, que hacen retos, que son hipócritas diciendole linda a la que no soportan y que son tan superficiales que me digo "qué pena, antes era tan buena chica". Me parece feo e injusto que sucedan estas cosas pero finalmente es elección de cada uno transformarse o no.
No comparto la idea de tener una vida rodeada de esto, de ver cómo los que quedaban intactos cambian y cómo muchos más son así desde un inicio. Han habido personas que incluso han perdido la vida por intentar tomarse la mejor selfie, la más arriesgada, un video en un lugar peligroso..., solo para ser vista, envidiada y recibir likes, regalan la vida por ir metidos en el móvil y perder tan a lo bestia el sentido de la realidad.
A veces desearía que hubiera una red social, un espacio, un lugar, para gente que solo quiera socializar, compartir ARTE de verdad, una red sin postureos, ni maquillajes ni caretas, una red real... Me temo que no estamos a tiempo ni es el siglo indicado, pero no pierdo la esperanza. Es triste ver a los más chicos buscando pertenecer a algo y definirse para obtener likes, lo cual significa elegir uno de los varios grupos de millenials populares, solo para evitar sentirse excluido y desplazado sin un espacio en esta sociedad, para no sentirse menos, para no ser la excepción a la regla que nadie mira dos veces. Al final creo que estoy totalmente de acuerdo con Jean-Jacques Rousseau en que "el hombre es bueno por naturaleza y es la sociedad quien lo corrompe" porque nos hemos hecho esto nosotros mismos a través del tiempo y el mal uso de las herramientas que se nos han dado, nos merecemos todo lo que nos pasa porque la humanidad se ha transformado en un ambiente demasiado hostil del que solo dan ganas de huir, quizá por eso nací con ganas de vivir en una época pasada... porque es difícil vivir ser la Eugène de Rastignac del siglo XXI. Y no soy una heroína ni vivo fuera de las redes, al final puede que sea una víctima más, porque me he visto afectada por esto en diferentes maneras y ocasiones porque no sé manejarme en este medio, porque no me agrada, porque es una droga que se quiere dejar pero no se puede, porque es mi peor pesadilla, porque es revivir virtualmente el mundo del que escapé en cuanto pude. Siempre quise la calma, no estoy hecha para vivir en tempestades, para las competiciones, para las posturas, para pisotear por salir adelante, para estar alerta todo el tiempo de los peligros, los engaños, las dobles caras. No he podido jamás vivir de apariencias y hoy eso es todo lo que somos. A muchos no les afectará o me llamarán hipócrita por no elegir el camino austero de alejarme, pero para mí esto no es más que un círculo del infierno personal... Y no digo que las redes sociales son malas ni que hay que abandonarlas, tampoco busco ofender a quienes la utilizan, pero dejen de creerse superiores por el número de seguidores, vistas, comentarios, likes..., en definitiva la popularidad nunca ha sido el fuerte de un genio... Y ha sido de gran ayuda para personas retraídas como yo por ejemplo, pero no se puede vivir enteramente en y de un mundo cibernético porque hasta enfermos podemos acabar con miedo a enfrentar el real, sin saber cómo vivirlo, como esos animales en cautiverio que luego devuelven a su ambiente natural y mueren por no lograr adaptarse ni ser aceptados. Todo debe ser con medida..., si sacáramos lo mejor de las redes sociales todos, si evitáramos buscar impresionar a la gente o sentirnos mejor por estas chorradas, si las volviéramos un mundo cómodo y bonito en vez de tóxico, de seguro además de agradable sería muchísimo más amplio porque de momento más que ayudar en nuestra comunicación solo consigue desconectarnos.

lunes, 29 de junio de 2020

El deseado Neverland



              "El deseado Neverland"

Muchas personas aseguran que el deseo más estúpido que tuvieron de niños, fue el de ser adultos. Al parecer la memoria les juega una mala pasada... No estoy de acuerdo con su afirmación. Ser adulto es difícil y conlleva una serie de responsabilidades y problemas para los que muchos sentimos no estar listos, esto no significa que siendo un niño otra vez, se irán, esto no nos garantiza felicidad... Los niños, los adolescentes, los jóvenes, los más maduros y hasta los ancianos, tiene una gran serie de conflictos que les corresponden a cada cuál en su etapa, y tampoco los saben enfrentar. El anciano quiere volver a ser joven olvidando la experiencia y sabiduría que le dieron sus años, el adulto quiere ser un niño sin preocupaciones, el joven quiere ser un adulto con historias que poder contar y no sentirse en un punto muerto... Resumo esa afirmación en que siempre añoramos lo que no podemos tener..., tanto conocido o por conocer. Queremos vivir a destiempo, en las etapas que no nos corresponden porque siempre pensamos que allá hay algo mejor en vez de afrontar la que tenemos, porque pronto se irá, y la echaremos de menos por haberla desperdiciado teniendo la cabeza en los <<quisiera ser>>... Recuerden que si un día todo lo que deseamos era ser adultos a algo se debía, negarnos a crecer y volver a ser pequeños no traerá el elixir de la alegría eterna, porque de aquello también quisimos escapar...

sábado, 8 de febrero de 2020

Bestias al fin y al cabo






              "Bestias al fin y al cabo."


Yo soy, o era (ya ni sé), creyente en eso del amor verdadero, del real, del que no tiene comparación a ninguna otra experiencia, que te demuestra el significado de esta palabra, esa alma gemela, esa otra mitad que después de encontrarla se queda para siempre. Hay otras que creen, que el para siempre no existe, ni dicho amor eterno, que se viven solo varios amores por algún tiempo, hasta que por regla, se acabe el sentimiento y se pase a vivir lo mismo con el siguiente. Yo me he negado tanto a esta segunda teoría…, pero hoy creo que podría ser posible vivir de varios amores que cada cual en su momento y a su manera nos haga felices. ¿Qué por qué? Creo que por ella. Sí, la conocí y me enseñó que el amor y la felicidad eran tan opuestos a lo que yo creía y buscaba, que iban más allá, pero… todas las certezas, las alegrías y el sentimiento de que no había nadie más en el universo  que pudiera ni lejanamente captar mi atención, bueno, eso ya no es tan así. Y comienzo a creer, que el ser humano por naturaleza, por torpeza, no sabe valorar ni cuidar el amor como algo tan mágico como es, por eso, aunque sea tu alma gemela, quien lleva toda su vida esperándote, buscándote, llorándote en las noches a solas, clamando tu presencia, termina por destrozarla, por destrozarse mutuamente, porque al final eso somos, torpes animales que no respetan la maravilla de las cosas… 
Como simples mortales que somos, cual rey Midas con su oro, convertimos nos basta un solo toque para convertir: en efímero lo eterno.

Piezas Rotas




                       "Piezas Rotas."


Apenas y tenemos algo en común, podría decirse que nada, que somos polos opuestos, que ella es todo lo que siempre repudié, de lo que me alejaba y criticaba, y yo, resulté ser lo que ella buscaba desde el primer instante. Con el tiempo descubrí que no éramos tan opuestas, ni ella tan mala ni radical como se describía aunque ama que el mundo la crea. No pude dejar de hablarle después que tocó mi punto débil: el amor, el alma gemela, la pareja perfecta, la otra mitrad... Aquella aparente macarra que no le daba importancia a nada, ni creía en el compromiso, creía en esas cosas más que nada en el mundo, y encima, había pasado su vida buscándolo. Qué casualidad, ¿no? Bueno, por decir algo porque en las casualidades no creo, eso no fue más que un maldito truco del destino para que me acercara al fuego sin miedo a quemarme, y así hice. (Qué raro que ahora esté escribiendo esta queja sobre ello cuando algo tan involutivo siempre lo idealicé como la mayor expresión de romanticismo existente.) De cualquier modo, aquel amor por la inocencia y los cuentos de hadas no fue lo que nos unió, nos unieron nuestras oscuridades, los descocidos que llevábamos en el alma, los fantasmas que las rellenaban y las cicatrices que fingíamos no estaban ahí. Sentíamos haber encontrado alguien que nos entendía, que comprendía y compartía cada puta tara y locura que teníamos, porque la que no tenía yo, la tenía ella, o las dos, y si no, al menos la entendíamos. Eso nos hizo sentir en casa, en un sitio donde no había nada que forzar, donde no había que hacerse entender, que encajar. No nos dimos cuenta de algo, o ella no se dio cuenta, no sé, y es que eso que nos unió siempre tuvo más probabilidades de separarnos que de acercarnos. ¿Sabes por qué Stef? Porque el hecho de que tenga tus locuras, y tú las mías, que entienda lo que experimenta tu cuerpo y mente con solo un pensamiento y una película inventada, no significa que me guste, que no tengo límite, que soy inmune al acto que esto te hace realizar. Por eso por mi parte, he intentado que el que me entiendas sea para bien, para comunicarme y sentirme a salvo, pero jamás para aprovecharme de tu comprensión hasta llegar a tu punto máximo, probando a suertes, si vas a aguantar o no, teniendo seguridad de que lo harás “porque lo entiendes”. Y eso siento que haces tú, pero no, no funciona así. Y yo, ya no sé, no sé si vas a seguir toda la vida poniendo esto aprueba, sin control ni medida, ni sé si yo lo voy a soportar siempre, o sí lo sé, y tú también: no, no lo voy a aguantar. Y qué pena…, que pena que hayamos sido reducidas a lo que sea que somos ahora, esperaba que sabiendo que este comportamiento solo evitaría que me quedase para siempre (como en todo momento quise) pudieras modularlo. Veo que no, y me duele, porque yo sé me veía hasta viejita a tu lado… Será que aquello del inicio, esa luz y belleza que creamos de tanto oscuridad solo fue un espejismo, y que en realidad, dos piezas rotas, nunca formarán una figura completa… Es una lástima, porque también siempre he sabido, que serías el gran dolor de mi vida, el amor que me iba a irónicamente, hacer querer dejar de creer en él y en buscarlo, aun sosteniendo tu mano, sentía el hueco inmenso que se crearía cuando ya no la tuviera.

martes, 17 de diciembre de 2019

Diario de una Agorafobia




               Diario de una Agorafobia



No puedo. No puedo más. Estas son las únicas palabras que logro entrelazar desde hace un par de meses. Y no puedo más. Me odio a mí. Odio ser yo. Odio estar en este cuerpo y no poder escapar de él. Odio estar dentro de mi mente y perderme en sus millones de agujeros oscuros. Odio todo, no quiero nada. No quiero vivir, sentir, pensar, no quiero dolor ni felicidad, no quiero nada o sí, solo quiero no querer nada. No entiendo lo que pasa a mi alrededor ni cuándo ni cómo, no entiendo cómo de repente mis manos temblorosas están sangrando, y no sé cuándo sucedió, ni cómo lo hice, ni cómo a llegado la sangre a manchar la pared, no sé en qué instante hice nada o me hicieron algo si he estado aquí todo el tiempo, ¿cómo no lo vi? ¿Acaso no he sido yo la que ha estado aquí? Podría ser que fuera alguien más…, otra, porque hay días en que me siento como un globo que que se va inchando con ansiedad, con miedos, con locura, con depresión, con una ira descomunal sin sentido no sé ni dirigida a qué, y cuando la dirijo a algo, el globo crece a mayor velocidad y escapa de la Tierra, y no sé dónde va, no sé dónde me voy, solo sé que cuando regreso al mundo, es que me doy cuenta que por un momento me fui, que estuve ausente y que no recuerdo ni lo que hice, ni lo que dije, ni lo que pasó, solo recuerdo lo que sentía, mucha rabia, mucho dolor, muchas ganas de gritarlo y llorarlo, de cortarlo, de sacarlo de una vez por todas de dentro de mi sistema porque me está volviendo loca y cada vez se ve menos probable que algún día vuelva a estar cuerda y estable. Siento que este desenfreno que no me permite ni organizar una oración correctamente o pronunciarla, me va a llevar a la tumba. Que de repente este dolor en el pecho me detendrá el corazón, que esta falta de aire no me dejará volver a inhalar, que estos temblores romperán en miles de pedazos mi cuerpo y habrá una gigante explosión de carne, huesos, de orgános, de mi sangre y que solo ahí, solo entonces estaré en paz. Solo así dejaré de vivir en este punto entre rendirme y ver cuánto más puedo aguantar.

Me siento corriendo una maratón a la locura que mientras más lento intento correr más rápidos son mis pasos. Siento que cuando llegue allí mi corazón estallará finalmente y vomitaré todo este estrés, este puto dolor que no se por qué lo siento. Y soy incapaz de decir lo que pasa y todos son incapaces de entenderlo, ni los que quieren lo consiguen. Todo se ve mal, todo está mal, hasta el rosa de mis días lo veo negro. ¿Por qué mi antigua realidad está tan distorsionada? ¿Por qué no quiero ni tenerla delante si ella es la puta luz de mis días? ¿Por qué quiero sacarla de mi existencia si solo con ella exsito? ¿Por qué no puedo? ¿Por qué no puedo con nada? Todo pesa, todo duele, todo es demasiado, todo me aplasta el pecho y desorbita los latidos, me mata el dolor en mi cabeza y solo quiero quitármela de encima.  No quiero vivir más en la niebla, todo se ve borroso ante mis ojos, todo segundo es eterno y desenfocado, todo creo que se pondrá negro de un momento a otro, no tengo equilibrio y sé que me desmayaré en cualquier instante pero no, ni eso pasa para darme paz, ni eso puedo lograr, y es lo único que quiero, nada, ver todo negro de un segundo a otro, entrar en coma, salir de mi cuerpo y volver cuando todo esté en orden. No quiero más esto, no lo soporto, no soy así de fuerte aunque todos se hayan pasado la vida diciéndolo, ojalá me vieran ahora, soy todo lo contrario, soy un fracaso para ustedes y para mí misma. No le veo sentido a lo que hago o  digo pero igual lo ejecuto, es como que alguien piensa, siente y habla por mí y no se cómo echarle de mi cuerpo. Y no puedo dejar de temblar ni para sostener una bendita bebida, hasta mi respiración siento temblar antes de irse de mi cuerpo. Las palabras no puedo decirlas en un tono normal, o no salen o salen tan atropelladas que no se comprenden.  Llega el momento que solo puedo llorar y gritar para sacarlo de mí y ni así se va, solo quiero quejarme hasta que alguien se adueñe de esto, que alguien se lo lleve, que lo aleje de mí, que no quiero esto en mi vida, que no soy yo, y que no puedo pararlo, que necesito que se detenga porque no puedo, no lo aguanto ni un segundo más… 

Con este huracán de locura a veces, solo a veces, siento tocar fondo y es ahí que no tengo energías ni para dejar los ojos abiertos, esta entidad que se apodera de mí... luego del llanto, se va y me deja el alma hecha trozos y a mi cargo el ocuparme de lo que ella acaba de hacer. Y no soy nada, soy solo una bola de miedos y paranoias y neurosis caminando, no sé qué pasa , quién soy, hasta cuándo es todo esto, solo sé que ya no puedo y que tiene que parar y tengo que volver a ser yo misma, aunque tampoco nunca fui de lo mejor como para extrañar aquello, pero reconozco que era mejor que esto. Cualquier cosa lo es.

viernes, 6 de septiembre de 2019

Tenía que ser ella


     


   

                  "Tenía que ser ella".


A veces nos encerramos tanto en nuestros paraísos personales, esos que nos creamos como supervivencia de un mundo que ya dejamos de comprender porque no nos quiere entender, que olvidamos echarle un vistazo a la realidad y preguntarnos si estamos de acuerdo con ella, si quisiéramos cambiarla y por dónde comenzaríamos. (Tal vez es este otro mecanismo de defensa, como el que utiliza nuestro cerebro para no confinarnos a la ansiedad absoluta de siempre vivir inconformes y queriendo lo que no se puede.) Yo, hoy no puedo decir que vivía feliz, conforme o que tenía una vida de ensueño, pero tenía mi pequeña isla inmune a la realidad, sí, tenía. Tenía porque un día a las orillas de mis playas llegó una ola, que admiré encantada avecinarse, hasta que se transformó en el oleaje que desató una tormenta. Azotó cada una de las palmeras y no destruyó mi isla, pero la agrietó hasta precipitarme a la realidad. Una realidad que decía, que nada de mi vida era como parecía, pero no, no piensen que esto significa que vino a hacer mal, por el contrario, es en las lluvias de este huracán inadvertido, donde tengo pensado dar hasta mi último baile. Lo que ocurre es que con ella descubrí todo lo que me hacía falta. Fue como instantáneamente darme cuenta de que había algo que me ausente, nunca lo había percibido, nunca lo había necesitado, pero ahora que lo tenía, podía percibir que siempre hubo una pieza de inexistente en mí... Solo balanceándome en sus vientos pude sentir toda la felicidad de la que carecía mi vida, fue como explicarme en cada ráfaga "¿cómo podía considerar a aquello felicidad? Felicidad es esto, nada más". Ella me abrió los ojos a la realidad, a las miserias de mi vida, a lo mucho que me conformaba, a las aspiraciones muertas. Y tuvo que llegar dicho fenómeno para recordármelo, pero claro, tras mi exilio a la isla se ocultaban grandes motivos, no todos deciden autodesterrarse del mundo, y quien lo hace no lo hace solo porque sí. 



Mis motivos..., asumo fueron las decepciones de la humanidad y la muerte de la fe por la vida.
Hubo un punto de inflexión en mí, donde comprobé eso de que la muerte no se lleva consigo solo una vida, la mía se fue en el mismo viaje. Rompí cadenas con cada cosa que había conocido hasta el momento, todo absolutamente, me convertí en alguien nueva, en quién creo debí de haber luchado por ser siempre. Pero ese proceso fue largo, y con aquella perdida solo vinieron millones de catástrofes de toda índole y en todo sentido, más de las que cualquier ser humano podría soportar, supongo que tras la última, vino la decisión de tomar distancia de una cruda realidad con la que nunca tuve buena relación, una verdad que creía me odiaba. No fue una decisión tomada a sangre fría, sino una que ni me di cuenta había tomado, hasta que llegó a susurrármelo ella con marejadas. Mi vida se había quedado inerte, desvanecida, mi vida se había quedado sin vida en algún momento en el que estuve demasiado ocupada para percibirlo. ¿Por qué? Simplemente porque había existido hasta entonces creyendo en tantas cosas, que ver que solo existía una espera interminable, me hizo seguir esperando, pero ya convencida de que nunca llegarían. La felicidad, los amores bonitos, las almas gemelas, la persona indicada, el sentir sin sufrir heridas..., se volvieron solo ideas, ya no eran sueños, ni deseos, ni búsquedas, eran cosas que tenía asumidas como inexistentes, como la vida después de la muerte. Quizás la imposibilidad de descifrar el código de Houdini debió haberme preparado para ello, pero no lo hizo, lo hizo esa pérdida, lo hizo esta, porque era la mía. Porque si ella no volvió a mí ni al menos un instante, es imposible que las almas se queden en algún sitio, y desde que nací esa había sido mi convicción y esperanza más absoluta.
¿Cómo tiras para adelante cuando en lo que más creías es lo que tan grandemente te falla? Manera no había, ni de creer, ni de soñar, ni de volar, solo era asumir que los mejores momentos de mi vida, ya habían pasado y me los repasaba mentalmente noche a noche para saborear un poco la alegría, hasta que solo fueron infelicidad y dolor por discernir tanto del presente que me carcomía las paredes estomacales. Mejor olvidar el pasado feliz, porque no volverá, y las comparaciones más que odiosas, te hunden en la miseria. Dejando atrás la única época de júbilo conocida y asumiendo que en adelante nada mejor llegaría, comencé a vivir en piloto automático. Sin sentido, con cortas y esporádicas alegrías que me autocreé a consciencia, pero que me salvaban del acantilado del suicidio del que además fui muy cobarde para atreverme a lanzarme. Así que en vez de saltar, me escapé a mi paraíso desierto de pensamientos y culpas y "hubieras", dibujándome una vida, cualquiera, pero una. A partir de ahí, todos te ven y sienten orgullo y te llaman fuerte, pero tú no lo entiendes, porque en el fondo sabes que eres lo contrario. Sabes las millones de noches que pasaste a solas en llantos desconsolados, sabes las frustraciones que viviste cuando nada para mejorarte estaba al alcance de tus manos, cuando sabías que el único modo de aliviar tu dolor era imposible, cuando soñabas que vivías una pesadilla y despertabas aun en ella, cuando sabes que es imposible arrancar el dolor sin extirparse los recuerdos. Por eso cuando todos te ven fuerte, tú te ves como una basura, porque ya no puedes extrañar, ya ni el dolor más grande que sufriste, lo sufre, ya no te afecta, eres un robot que no echa de menos los días que debería desear seguir teniendo...
Pero justo cuando te das  asco completamente por la necesidad de convertirte en eso que nunca fuiste como único remedio y crees tener por dentro la más oxidada de las maquinarias, la que nadie más que tú misma ha logrado echar a andar, la pones en marcha a consciencia, y sin percibirlo un día cambiaron los vientos y las piezas siguieron su propio ritmo. Y te sorprendes, y te quedas perdida porque fuera de tu paraíso no sabes andar, porque estás acostumbrada a caminar por la arena y tus piernas en el pavimento de las calles de la verdad, se sienten más extrañas que las de Ariel al estrenarlas. Y vuelves a sentir, y vuelve a doler, porque nunca habías estado sin control, porque nunca había alguien más piloteando contigo, y te crees que te van a destruir, que no se puede sentir de nuevo, que no se puede dar ese poder, que no puedes permitir que inmunicen el sistema que tantos años te costó crear, pero ya lo hiciste, desde que sentiste ese miedo, ya le habías dado todos los permisos de secuestrarte el alma, porque ya estabas sintiendo todo lo demás... Y estás feliz, pero has estado tan entrenada para lo contrario que no sabes ni cómo se hace, no recordabas qué era eso, no recordabas qué era vivir sin tormentos, sin buscarte las espaciadas alegrías, sin ser responsable tú misma de tus horas felices, y esa fragilidad te asusta y desorienta, pero aquella tormenta se siente tan perdida como tú, porque jura haber estado durante más años, en busca de una isla donde descansar, aunque nunca pensó que se ubicaría en el Pacífico..., ella hubiera elegido una más cerca al Mediterráneo, pero como yo no elegí su llegada, ella tampoco pudo elegir su destino... 
Simplemente..., las cosas pasan, y hay que tomarlas como vienen y vivirlas con fuerzas, sin miedos. En la vida no hay nada seguro, solo la muerte, ¡no le rindamos homenaje en el día a día! Me costó entenderlo, a mi tormenta también, veníamos cargadas de tantas grietas que lo único que podíamos hacer era destrozarnos en el caos más absoluto... Bueno, ahora solo puedo decir: qué bien se siente no pensar y dejar que las cosas te sorprendan, porque cuando decidimos ambas perder el control y tomar todos los riesgos, encontramos la calma que jamás sospechamos ansiar. 



Ahora tenemos un mar entero a nuestra disposición…, uno sereno, sin prisas, ni presiones, donde sentimos que tener todo el camino por delante, pues ninguna desea huir después de al borde del abismo habernos encontrado. Un mar al que nos llevaron todos los errores pasados, para e que nos diseñó cada una de nuestras experiencias, uno en el que no hay que intentarlo tanto para que nadie se quede, en el que no nos desarma ningún tipo de tempestad aunque no tengamos nada asegurado, en el que nos entendemos sin comprendernos de todo y en el que no es necesario desvelar cada truco porque adoramos el misterio. Un mar en el que quisiéramos permanecer siempre, en el que no necesitamos controlar nada más que ser nosotras mismas, en el que nos abatimos y calmamos juntas porque el orgullo no es la prioridad. Un mar con azufre de realidad, en el que aun así, sin esfuerzo dejó de tener importancia el resto de la raza humana, el mundo tal y como lo conocíamos. Un mar al que elegimos una y otra vez abrazar cuando la crueldad exterior nos desarma o nos hace sonreír, porque en sus aguas habita lo mejor del universo, eso que te da una y otra vez la fe, esa hada que te revitaliza los sueños con objetividad, la misma que te hizo volver a creer, porque si ella existe, ¿cómo no va a existir la magia? Y es que parece utópicamente poética la verdad, y darte cuenta de que aquella que viste avecinarse como tu destrucción, fue la única dispuesta a quedarse y repararte. Después de haberte tú, pasado la vida reparando corazones ajenos sin mirar el tuyo (y también haberlo querido hacer con el de ella cuando todavía era una ola) y de todas, solo esa tormenta perfecta se preocupó por el tuyo. Te cambió la vida. Te devolvió todo aquello que solo habían quedado como ideas descartadas, e hizo sentir que hay alguien perfecto para ti aunque parezca el más imperfecto a primera vista, que cada quién tiene un sitio al que llegar que desde siempre le ha estado esperando seguramente sin haberlo percibido, que el amor si es amor no duele, solo alegra, solo es lindo, solo es una apasionada calma, el amor para ser amor, tenía que ser con ella...