sábado, 8 de febrero de 2020

Bestias al fin y al cabo






              "Bestias al fin y al cabo."


Yo soy, o era (ya ni sé), creyente en eso del amor verdadero, del real, del que no tiene comparación a ninguna otra experiencia, que te demuestra el significado de esta palabra, esa alma gemela, esa otra mitad que después de encontrarla se queda para siempre. Hay otras que creen, que el para siempre no existe, ni dicho amor eterno, que se viven solo varios amores por algún tiempo, hasta que por regla, se acabe el sentimiento y se pase a vivir lo mismo con el siguiente. Yo me he negado tanto a esta segunda teoría…, pero hoy creo que podría ser posible vivir de varios amores que cada cual en su momento y a su manera nos haga felices. ¿Qué por qué? Creo que por ella. Sí, la conocí y me enseñó que el amor y la felicidad eran tan opuestos a lo que yo creía y buscaba, que iban más allá, pero… todas las certezas, las alegrías y el sentimiento de que no había nadie más en el universo  que pudiera ni lejanamente captar mi atención, bueno, eso ya no es tan así. Y comienzo a creer, que el ser humano por naturaleza, por torpeza, no sabe valorar ni cuidar el amor como algo tan mágico como es, por eso, aunque sea tu alma gemela, quien lleva toda su vida esperándote, buscándote, llorándote en las noches a solas, clamando tu presencia, termina por destrozarla, por destrozarse mutuamente, porque al final eso somos, torpes animales que no respetan la maravilla de las cosas… 
Como simples mortales que somos, cual rey Midas con su oro, convertimos nos basta un solo toque para convertir: en efímero lo eterno.

Piezas Rotas




                       "Piezas Rotas."


Apenas y tenemos algo en común, podría decirse que nada, que somos polos opuestos, que ella es todo lo que siempre repudié, de lo que me alejaba y criticaba, y yo, resulté ser lo que ella buscaba desde el primer instante. Con el tiempo descubrí que no éramos tan opuestas, ni ella tan mala ni radical como se describía aunque ama que el mundo la crea. No pude dejar de hablarle después que tocó mi punto débil: el amor, el alma gemela, la pareja perfecta, la otra mitrad... Aquella aparente macarra que no le daba importancia a nada, ni creía en el compromiso, creía en esas cosas más que nada en el mundo, y encima, había pasado su vida buscándolo. Qué casualidad, ¿no? Bueno, por decir algo porque en las casualidades no creo, eso no fue más que un maldito truco del destino para que me acercara al fuego sin miedo a quemarme, y así hice. (Qué raro que ahora esté escribiendo esta queja sobre ello cuando algo tan involutivo siempre lo idealicé como la mayor expresión de romanticismo existente.) De cualquier modo, aquel amor por la inocencia y los cuentos de hadas no fue lo que nos unió, nos unieron nuestras oscuridades, los descocidos que llevábamos en el alma, los fantasmas que las rellenaban y las cicatrices que fingíamos no estaban ahí. Sentíamos haber encontrado alguien que nos entendía, que comprendía y compartía cada puta tara y locura que teníamos, porque la que no tenía yo, la tenía ella, o las dos, y si no, al menos la entendíamos. Eso nos hizo sentir en casa, en un sitio donde no había nada que forzar, donde no había que hacerse entender, que encajar. No nos dimos cuenta de algo, o ella no se dio cuenta, no sé, y es que eso que nos unió siempre tuvo más probabilidades de separarnos que de acercarnos. ¿Sabes por qué Stef? Porque el hecho de que tenga tus locuras, y tú las mías, que entienda lo que experimenta tu cuerpo y mente con solo un pensamiento y una película inventada, no significa que me guste, que no tengo límite, que soy inmune al acto que esto te hace realizar. Por eso por mi parte, he intentado que el que me entiendas sea para bien, para comunicarme y sentirme a salvo, pero jamás para aprovecharme de tu comprensión hasta llegar a tu punto máximo, probando a suertes, si vas a aguantar o no, teniendo seguridad de que lo harás “porque lo entiendes”. Y eso siento que haces tú, pero no, no funciona así. Y yo, ya no sé, no sé si vas a seguir toda la vida poniendo esto aprueba, sin control ni medida, ni sé si yo lo voy a soportar siempre, o sí lo sé, y tú también: no, no lo voy a aguantar. Y qué pena…, que pena que hayamos sido reducidas a lo que sea que somos ahora, esperaba que sabiendo que este comportamiento solo evitaría que me quedase para siempre (como en todo momento quise) pudieras modularlo. Veo que no, y me duele, porque yo sé me veía hasta viejita a tu lado… Será que aquello del inicio, esa luz y belleza que creamos de tanto oscuridad solo fue un espejismo, y que en realidad, dos piezas rotas, nunca formarán una figura completa… Es una lástima, porque también siempre he sabido, que serías el gran dolor de mi vida, el amor que me iba a irónicamente, hacer querer dejar de creer en él y en buscarlo, aun sosteniendo tu mano, sentía el hueco inmenso que se crearía cuando ya no la tuviera.

martes, 17 de diciembre de 2019

Diario de una Agorafobia




               Diario de una Agorafobia



No puedo. No puedo más. Estas son las únicas palabras que logro entrelazar desde hace un par de meses. Y no puedo más. Me odio a mí. Odio ser yo. Odio estar en este cuerpo y no poder escapar de él. Odio estar dentro de mi mente y perderme en sus millones de agujeros oscuros. Odio todo, no quiero nada. No quiero vivir, sentir, pensar, no quiero dolor ni felicidad, no quiero nada o sí, solo quiero no querer nada. No entiendo lo que pasa a mi alrededor ni cuándo ni cómo, no entiendo cómo de repente mis manos temblorosas están sangrando, y no sé cuándo sucedió, ni cómo lo hice, ni cómo a llegado la sangre a manchar la pared, no sé en qué instante hice nada o me hicieron algo si he estado aquí todo el tiempo, ¿cómo no lo vi? ¿Acaso no he sido yo la que ha estado aquí? Podría ser que fuera alguien más…, otra, porque hay días en que me siento como un globo que que se va inchando con ansiedad, con miedos, con locura, con depresión, con una ira descomunal sin sentido no sé ni dirigida a qué, y cuando la dirijo a algo, el globo crece a mayor velocidad y escapa de la Tierra, y no sé dónde va, no sé dónde me voy, solo sé que cuando regreso al mundo, es que me doy cuenta que por un momento me fui, que estuve ausente y que no recuerdo ni lo que hice, ni lo que dije, ni lo que pasó, solo recuerdo lo que sentía, mucha rabia, mucho dolor, muchas ganas de gritarlo y llorarlo, de cortarlo, de sacarlo de una vez por todas de dentro de mi sistema porque me está volviendo loca y cada vez se ve menos probable que algún día vuelva a estar cuerda y estable. Siento que este desenfreno que no me permite ni organizar una oración correctamente o pronunciarla, me va a llevar a la tumba. Que de repente este dolor en el pecho me detendrá el corazón, que esta falta de aire no me dejará volver a inhalar, que estos temblores romperán en miles de pedazos mi cuerpo y habrá una gigante explosión de carne, huesos, de orgános, de mi sangre y que solo ahí, solo entonces estaré en paz. Solo así dejaré de vivir en este punto entre rendirme y ver cuánto más puedo aguantar.

Me siento corriendo una maratón a la locura que mientras más lento intento correr más rápidos son mis pasos. Siento que cuando llegue allí mi corazón estallará finalmente y vomitaré todo este estrés, este puto dolor que no se por qué lo siento. Y soy incapaz de decir lo que pasa y todos son incapaces de entenderlo, ni los que quieren lo consiguen. Todo se ve mal, todo está mal, hasta el rosa de mis días lo veo negro. ¿Por qué mi antigua realidad está tan distorsionada? ¿Por qué no quiero ni tenerla delante si ella es la puta luz de mis días? ¿Por qué quiero sacarla de mi existencia si solo con ella exsito? ¿Por qué no puedo? ¿Por qué no puedo con nada? Todo pesa, todo duele, todo es demasiado, todo me aplasta el pecho y desorbita los latidos, me mata el dolor en mi cabeza y solo quiero quitármela de encima.  No quiero vivir más en la niebla, todo se ve borroso ante mis ojos, todo segundo es eterno y desenfocado, todo creo que se pondrá negro de un momento a otro, no tengo equilibrio y sé que me desmayaré en cualquier instante pero no, ni eso pasa para darme paz, ni eso puedo lograr, y es lo único que quiero, nada, ver todo negro de un segundo a otro, entrar en coma, salir de mi cuerpo y volver cuando todo esté en orden. No quiero más esto, no lo soporto, no soy así de fuerte aunque todos se hayan pasado la vida diciéndolo, ojalá me vieran ahora, soy todo lo contrario, soy un fracaso para ustedes y para mí misma. No le veo sentido a lo que hago o  digo pero igual lo ejecuto, es como que alguien piensa, siente y habla por mí y no se cómo echarle de mi cuerpo. Y no puedo dejar de temblar ni para sostener una bendita bebida, hasta mi respiración siento temblar antes de irse de mi cuerpo. Las palabras no puedo decirlas en un tono normal, o no salen o salen tan atropelladas que no se comprenden.  Llega el momento que solo puedo llorar y gritar para sacarlo de mí y ni así se va, solo quiero quejarme hasta que alguien se adueñe de esto, que alguien se lo lleve, que lo aleje de mí, que no quiero esto en mi vida, que no soy yo, y que no puedo pararlo, que necesito que se detenga porque no puedo, no lo aguanto ni un segundo más… 

Con este huracán de locura a veces, solo a veces, siento tocar fondo y es ahí que no tengo energías ni para dejar los ojos abiertos, esta entidad que se apodera de mí... luego del llanto, se va y me deja el alma hecha trozos y a mi cargo el ocuparme de lo que ella acaba de hacer. Y no soy nada, soy solo una bola de miedos y paranoias y neurosis caminando, no sé qué pasa , quién soy, hasta cuándo es todo esto, solo sé que ya no puedo y que tiene que parar y tengo que volver a ser yo misma, aunque tampoco nunca fui de lo mejor como para extrañar aquello, pero reconozco que era mejor que esto. Cualquier cosa lo es.

viernes, 6 de septiembre de 2019

Tenía que ser ella


     


   

                  "Tenía que ser ella".


A veces nos encerramos tanto en nuestros paraísos personales, esos que nos creamos como supervivencia de un mundo que ya dejamos de comprender porque no nos quiere entender, que olvidamos echarle un vistazo a la realidad y preguntarnos si estamos de acuerdo con ella, si quisiéramos cambiarla y por dónde comenzaríamos. (Tal vez es este otro mecanismo de defensa, como el que utiliza nuestro cerebro para no confinarnos a la ansiedad absoluta de siempre vivir inconformes y queriendo lo que no se puede.) Yo, hoy no puedo decir que vivía feliz, conforme o que tenía una vida de ensueño, pero tenía mi pequeña isla inmune a la realidad, sí, tenía. Tenía porque un día a las orillas de mis playas llegó una ola, que admiré encantada avecinarse, hasta que se transformó en el oleaje que desató una tormenta. Azotó cada una de las palmeras y no destruyó mi isla, pero la agrietó hasta precipitarme a la realidad. Una realidad que decía, que nada de mi vida era como parecía, pero no, no piensen que esto significa que vino a hacer mal, por el contrario, es en las lluvias de este huracán inadvertido, donde tengo pensado dar hasta mi último baile. Lo que ocurre es que con ella descubrí todo lo que me hacía falta. Fue como instantáneamente darme cuenta de que había algo que me ausente, nunca lo había percibido, nunca lo había necesitado, pero ahora que lo tenía, podía percibir que siempre hubo una pieza de inexistente en mí... Solo balanceándome en sus vientos pude sentir toda la felicidad de la que carecía mi vida, fue como explicarme en cada ráfaga "¿cómo podía considerar a aquello felicidad? Felicidad es esto, nada más". Ella me abrió los ojos a la realidad, a las miserias de mi vida, a lo mucho que me conformaba, a las aspiraciones muertas. Y tuvo que llegar dicho fenómeno para recordármelo, pero claro, tras mi exilio a la isla se ocultaban grandes motivos, no todos deciden autodesterrarse del mundo, y quien lo hace no lo hace solo porque sí. 



Mis motivos..., asumo fueron las decepciones de la humanidad y la muerte de la fe por la vida.
Hubo un punto de inflexión en mí, donde comprobé eso de que la muerte no se lleva consigo solo una vida, la mía se fue en el mismo viaje. Rompí cadenas con cada cosa que había conocido hasta el momento, todo absolutamente, me convertí en alguien nueva, en quién creo debí de haber luchado por ser siempre. Pero ese proceso fue largo, y con aquella perdida solo vinieron millones de catástrofes de toda índole y en todo sentido, más de las que cualquier ser humano podría soportar, supongo que tras la última, vino la decisión de tomar distancia de una cruda realidad con la que nunca tuve buena relación, una verdad que creía me odiaba. No fue una decisión tomada a sangre fría, sino una que ni me di cuenta había tomado, hasta que llegó a susurrármelo ella con marejadas. Mi vida se había quedado inerte, desvanecida, mi vida se había quedado sin vida en algún momento en el que estuve demasiado ocupada para percibirlo. ¿Por qué? Simplemente porque había existido hasta entonces creyendo en tantas cosas, que ver que solo existía una espera interminable, me hizo seguir esperando, pero ya convencida de que nunca llegarían. La felicidad, los amores bonitos, las almas gemelas, la persona indicada, el sentir sin sufrir heridas..., se volvieron solo ideas, ya no eran sueños, ni deseos, ni búsquedas, eran cosas que tenía asumidas como inexistentes, como la vida después de la muerte. Quizás la imposibilidad de descifrar el código de Houdini debió haberme preparado para ello, pero no lo hizo, lo hizo esa pérdida, lo hizo esta, porque era la mía. Porque si ella no volvió a mí ni al menos un instante, es imposible que las almas se queden en algún sitio, y desde que nací esa había sido mi convicción y esperanza más absoluta.
¿Cómo tiras para adelante cuando en lo que más creías es lo que tan grandemente te falla? Manera no había, ni de creer, ni de soñar, ni de volar, solo era asumir que los mejores momentos de mi vida, ya habían pasado y me los repasaba mentalmente noche a noche para saborear un poco la alegría, hasta que solo fueron infelicidad y dolor por discernir tanto del presente que me carcomía las paredes estomacales. Mejor olvidar el pasado feliz, porque no volverá, y las comparaciones más que odiosas, te hunden en la miseria. Dejando atrás la única época de júbilo conocida y asumiendo que en adelante nada mejor llegaría, comencé a vivir en piloto automático. Sin sentido, con cortas y esporádicas alegrías que me autocreé a consciencia, pero que me salvaban del acantilado del suicidio del que además fui muy cobarde para atreverme a lanzarme. Así que en vez de saltar, me escapé a mi paraíso desierto de pensamientos y culpas y "hubieras", dibujándome una vida, cualquiera, pero una. A partir de ahí, todos te ven y sienten orgullo y te llaman fuerte, pero tú no lo entiendes, porque en el fondo sabes que eres lo contrario. Sabes las millones de noches que pasaste a solas en llantos desconsolados, sabes las frustraciones que viviste cuando nada para mejorarte estaba al alcance de tus manos, cuando sabías que el único modo de aliviar tu dolor era imposible, cuando soñabas que vivías una pesadilla y despertabas aun en ella, cuando sabes que es imposible arrancar el dolor sin extirparse los recuerdos. Por eso cuando todos te ven fuerte, tú te ves como una basura, porque ya no puedes extrañar, ya ni el dolor más grande que sufriste, lo sufre, ya no te afecta, eres un robot que no echa de menos los días que debería desear seguir teniendo...
Pero justo cuando te das  asco completamente por la necesidad de convertirte en eso que nunca fuiste como único remedio y crees tener por dentro la más oxidada de las maquinarias, la que nadie más que tú misma ha logrado echar a andar, la pones en marcha a consciencia, y sin percibirlo un día cambiaron los vientos y las piezas siguieron su propio ritmo. Y te sorprendes, y te quedas perdida porque fuera de tu paraíso no sabes andar, porque estás acostumbrada a caminar por la arena y tus piernas en el pavimento de las calles de la verdad, se sienten más extrañas que las de Ariel al estrenarlas. Y vuelves a sentir, y vuelve a doler, porque nunca habías estado sin control, porque nunca había alguien más piloteando contigo, y te crees que te van a destruir, que no se puede sentir de nuevo, que no se puede dar ese poder, que no puedes permitir que inmunicen el sistema que tantos años te costó crear, pero ya lo hiciste, desde que sentiste ese miedo, ya le habías dado todos los permisos de secuestrarte el alma, porque ya estabas sintiendo todo lo demás... Y estás feliz, pero has estado tan entrenada para lo contrario que no sabes ni cómo se hace, no recordabas qué era eso, no recordabas qué era vivir sin tormentos, sin buscarte las espaciadas alegrías, sin ser responsable tú misma de tus horas felices, y esa fragilidad te asusta y desorienta, pero aquella tormenta se siente tan perdida como tú, porque jura haber estado durante más años, en busca de una isla donde descansar, aunque nunca pensó que se ubicaría en el Pacífico..., ella hubiera elegido una más cerca al Mediterráneo, pero como yo no elegí su llegada, ella tampoco pudo elegir su destino... 
Simplemente..., las cosas pasan, y hay que tomarlas como vienen y vivirlas con fuerzas, sin miedos. En la vida no hay nada seguro, solo la muerte, ¡no le rindamos homenaje en el día a día! Me costó entenderlo, a mi tormenta también, veníamos cargadas de tantas grietas que lo único que podíamos hacer era destrozarnos en el caos más absoluto... Bueno, ahora solo puedo decir: qué bien se siente no pensar y dejar que las cosas te sorprendan, porque cuando decidimos ambas perder el control y tomar todos los riesgos, encontramos la calma que jamás sospechamos ansiar. 



Ahora tenemos un mar entero a nuestra disposición…, uno sereno, sin prisas, ni presiones, donde sentimos que tener todo el camino por delante, pues ninguna desea huir después de al borde del abismo habernos encontrado. Un mar al que nos llevaron todos los errores pasados, para e que nos diseñó cada una de nuestras experiencias, uno en el que no hay que intentarlo tanto para que nadie se quede, en el que no nos desarma ningún tipo de tempestad aunque no tengamos nada asegurado, en el que nos entendemos sin comprendernos de todo y en el que no es necesario desvelar cada truco porque adoramos el misterio. Un mar en el que quisiéramos permanecer siempre, en el que no necesitamos controlar nada más que ser nosotras mismas, en el que nos abatimos y calmamos juntas porque el orgullo no es la prioridad. Un mar con azufre de realidad, en el que aun así, sin esfuerzo dejó de tener importancia el resto de la raza humana, el mundo tal y como lo conocíamos. Un mar al que elegimos una y otra vez abrazar cuando la crueldad exterior nos desarma o nos hace sonreír, porque en sus aguas habita lo mejor del universo, eso que te da una y otra vez la fe, esa hada que te revitaliza los sueños con objetividad, la misma que te hizo volver a creer, porque si ella existe, ¿cómo no va a existir la magia? Y es que parece utópicamente poética la verdad, y darte cuenta de que aquella que viste avecinarse como tu destrucción, fue la única dispuesta a quedarse y repararte. Después de haberte tú, pasado la vida reparando corazones ajenos sin mirar el tuyo (y también haberlo querido hacer con el de ella cuando todavía era una ola) y de todas, solo esa tormenta perfecta se preocupó por el tuyo. Te cambió la vida. Te devolvió todo aquello que solo habían quedado como ideas descartadas, e hizo sentir que hay alguien perfecto para ti aunque parezca el más imperfecto a primera vista, que cada quién tiene un sitio al que llegar que desde siempre le ha estado esperando seguramente sin haberlo percibido, que el amor si es amor no duele, solo alegra, solo es lindo, solo es una apasionada calma, el amor para ser amor, tenía que ser con ella...


jueves, 18 de julio de 2019

Llamarle por su nombre




           Llamarle por su nombre


El amor no depende del tiempo, de agujas de reloj ni fechas de calendario. El amor depende de química, de conexión, el amor... depende de ella.
Porque ahora entendí, qué era esa palabra. (Esa palabra que usamos tanto a la ligera describiendo cualquier sentimiento de ilusión, que solo es eso, ilusión, ganas de amar, pero no amor.) Que puede ser bonita, que no tiene que ser dramática, que va a doler, pero no del modo feo. Que te va a hacer sentir frágil mientras te hace fuerte. Que te va a ser bien con su caos, que te va a abrazar su desorden, que te va a dejar sin palabras por tener demasiadas en la mente cada vez que le ves a la cara. Que te hará temblar, que te pondrá nerviosa pero te hará sentir cómoda, como en casa. Que cuando sepas que eres correspondida, ya no querrás correr más, ahora querrás acariciar cada paso, porque sabes que ya no hay prisa, que ya llegaste a donde tenías que llegar. Que cerraste, que después de ella no habrá nada, por eso, la vas a cuidar, la vas a respetar, le vas a demostrar cuánto la amas cada día, cada instante, porque aunque tengas seguridad no deberías estar confiada, eso solo hace que nos creamos que ese estado de bienestar, es normal, que lo tendremos siempre y con cualquiera, pero no es así. Es con ella.
Ella que hace del amor enseñanza y aprendizaje... Porque a su lado el amor es entender la seriedad de la discusión y aun así detenerla solo para decirle que es la más tierna del mundo. Es verle a los ojos y desenfocar todo lo demás. Es perder el control de espacio, tiempo, gravedad y propia conciencia por atender su sonrisa. Es querer ser su princesa consentida y el príncipe encantador que enfrenta dragones en su nombre. Es que te duela no haberla salvado de su pasado, es que te mate no haber llegado antes, aunque sabes que todo lo que ambas caminaron, las dirigía directamente a los brazos de la otra. Es querer defenderla como si llevaran la misma sangre pero disfrutar sus guerras de almohadas y llenarla de mordidas. Es ser dos locas capaces de cualquier fechoría y dos damas que se gritan todo desde las pestañas. Es que todo lo que no te guste lo adores porque lo tiene ella. Es que no se pueda discutir en serio. Es que te derrita en una palabra y te deshaga los dramas a sonrisas. Es que no te pueda hacer enojar aunque te esfuerces. Es que esté hecha de todo lo que te gusta y disgusta pero sea perfecta, es como otro pedacito de ti pero en un universo paralelo. Es que diga la frase que llevas años repitiendo sin que nadie te entienda y te suenen todas las campanas de alaerta ciclónica de una vez, y que aunque quieras correr, sientes que te tienes que quedar. Es que sean el mejor equipo pues su único plan es hacer feliz a la otra. Es que te diga "idiota" y te estremezca como el mejor de los halagos. Es que quieras ser la mejor para ella, porque con ella eres la parte de ti que no permites que el mundo vea, que el mundo no se permite ver, que el mundo no te permite, por lo quebes la que más ella ama. Es ser y sentir sin etiquetas, regirte a ser tú y ella: ella, no lo que nadie diga que aparentan. Es que solo se necesiten la una a la otra y que se vaya la humanidad al carajo. Es jugar como adolescentes y respetarse como un matrimonio. Es que sean felices de que una sola persona en el mundo las entienda y a pesar de que ella te vea como una puta loca, también te sienta coherente. Es lanzarse a la piscina con toda la ropa puesta en medio de la noche o solo tomar su mano caminando bajo la envidiosa Luna. Es querer besarle de la espalda al alma. Es no querer irte nunca de sus huesos. Es querer que inhale tu rostro como tu sus besos. Es disfrutar una calmada, loca, extraña y caótica armonía a su lado, que les hace sentir que siempre han estado conectadas. Que cada paso, que cada error, que cada acto, beso, golpe, llanto, risa, amor, desamor, triunfo y agonía..., era necesaria. Cada una les enseñó y guió a donde están y lo saben, y lo sienten cada vez más. Es que haga tangible aquello en lo que no creías. Es conocer la realidad de algo de lo que solo tenías la idea etérea que te había esbozado Disney. Es tener algo de lo que jamás podrás prescindir en adelante. Es tener tristeza de tanta alegría, es entender por primera vez esa frase. Es estar dispuesta a todo si es a su lado por temeroso que parezcaEs conocerla sin querer descifrarla. Es que te entienda sin comprenderte. Es que pueda estar horas haciéndote el amor o una tarde entera besándote sin más intención que memorizar tus labios con su lengua. Es no cuestionar "¿por qué no coincidimos antes?", es saber que solo ahora sería su momento continuo. Es más que haberse reconocido, haberse esperado sin saberlo. Es sentir que estás en el lugar indicado.... (el que ni buscaste pero necesitabas) porque es en el que único tienes el cielo, sin que nunca ella se atreviera a prometértelo.
Ps: Y perdona que te diga amor, pero dijiste que te llamara por tu nombre.

sábado, 13 de julio de 2019

Kiwi





                           Kiwi


Usted estaba atorada en un juego de su teléfono móvil, cuya música me estaba enloqueciendo. Levanté la vista de mi lectura, y me fijé que era uno de estos de acertar varias respuestas a una misma pregunta. Se encontraba en la sesión de frutas con semillas y solo le quedaba una para avanzar de nivel. Se veía frustrada por los constantes intentos denegados de los que no desistía, y chasqueó con hastío la lengua. Yo había jugado en aquella aplicación millones de veces con mis amigas por aburrimiento, como todos supongo a día de hoy, como usted, que aparentemente prefería perderse en los mundos de "yupi" que establecer una conversación con la joven pasajera de al lado, con la que le quedaban 6 horas por delante. Yo sabía la respuesta, mas por repentina timidez, no me atreví a darle la palabra que ya rondeaba mi mente y solucionaría su problema. Pero cuando la vi al punto del colapso mental, se escapó de mi boca la palabra <<kiwi>> sin que pudiera evitarlo. Usted no entendió, y se volteó a verme por primera vez en el vuelo (aunque yo la había observado desde que llegó cargada de equipajes al aeropuerto, como supongo hicieron todos), y yo aun fingiendo estar pendiente de mi libro, le expliqué en un murmuro que esa era la respuesta que buscaba. Usted la probó (juraría que más por demostrarme mi error que por confianza) y al ver que no me había equivocado, hizo un ademán de sorpresa, y musitó un <<gracias>> casi mudo y sin contacto ocular. Aquel agradecimiento fue el peor que había recibido en mi vida, por su tono de voz, pareció hasta molestarle ofrecerlo y eso atrapó severamente mi atención (como a cualquier chica caprichosa, creí). Y más que solo un parecer, era la realidad, pude confirmarlo tiempo después. Porque a medida que la fui conociendo (sí, eso no acabaría allí), fui aprendiendo de usted, de sus rarezas y sus porqués.

Usted era una mujer que le costaba más que agradecer, necesitar. Asumía ser independiente y precisar de otro ser humano la corroía, lo supe el día que tuvo temperatura, por irse de parranda a solas hasta las tantas, y solo me permitió llegar a la entrada de su casa y dejar en el felpudo (cuya extraña frase era "fuck off"), los botes de sopa casera (que me tomaron siglos en aprender a hacer) y el jarabe para la tos que la ayudaría a dormir. Ahí me di cuenta que el suyo, era uno de esos... Uno de esos corazones quebrados que un día aprenden, con solo una pieza a latir como uno entero. Uno de esos que no aceptan piezas de repuesto, uno de esos necios, con miedo. Uno de esos frágiles con ansiedad de acero. Uno de los enjaulados, de los renegados, de los vencidos. Uno de esos que se niegan a amar a la correcta porque ayer amaron de más a la equivocada... Y el suyo (no se si por vocación o por obra del destino) no fue el primero que encontré en dicho estado, pero desde que me dió semejante basura de agradecimiento, y sentí que era otra alma blindada que lloraba a solas, desde que me dolió su frialdad y su distancia, me di cuenta que más que hacer a otro más sentir calidez, era al último al que se lo quería enseñar. Era ese, el suyo, en el que quería quedarme.

No, no es fácil de repente encontrarte palpitando por alguien que no se permite ni bombear sangre. No es fácil hacerle ver intenciones sinceras en ti, y menos aun que las desarrolle ella. Afortunadamente también sabía que tampoco era fácil dejarse... ser... Pero le aseguro señora, que de haber sentido el ritmo dentro de mi pecho cuando se acercaba al suyo, mucho antes, hubiese sabido desde entonces que mis ganas siempre fueron: reintegrar esa vieja maquinaria, aunque le tuviera que entregar todas mis piezas. Era un pecado que un artefacto tan hermoso y límpido estuviera en desuso cuando hay miles en función con un 2% de belleza. ¿Por qué usted no se iba a permitir volver a sentir algo bonito? Le adelanté que si algo cuesta, es porque algo vale. 

Por un tiempo pensé que quizás era yo, que el problema era que no era lo suficiente para hacerla sonreír de nuevo, pero el real asunto, era que como el llanto, ocultaba también la risa. Viví a su lado, paso a paso, como el andar de un infante mientras todo lo que me pedía el cuerpo era correr bajo la lluvia de su mano y robarle un beso para que luego me regalara cientos. Y al parecer, mi paciencia fue premiada (esa que me inventé por usted y desconocía tener) pues un día empezó a a dejar que le sacara carcajadas, que le explotara la vida por los ojos, que me ocupara y preocupara por sus fracturas. (No sé cómo no vio antes que su reticente dolor solo me brotaba lágrimas.) Y lo agradezco, pues no hay nada que me rompa más, que ver a un alma hermosa dejarse marchitar sin que nadie se atreva a regarla. Pero con usted (la más rebelde de todas) entendí que no es sencillo echar agua a una flor que autodecidió dejarse secar. Que toma tiempo y esfuerzo hacerle entender que vale la pena sentir el rocío y que no todas vienen a robarle sus pétalos, algunas queremos solo darle más color. Porque si como yo, lo que más amas es a las flores renuentes, todo lo que deseas es tomarte el trabajo de cuidarlas hasta verlos brotar más vivos que antes, y entonces, mantenerlos enteros y protegidos siempre. ¿Por qué les cuesta a ustedes tanto entenderlo? ¿Por qué no pueden comprender que venimos a curar heridas y no a abrirlas? 

Vale, digamos que entiendo también la complicación que conlleva reconstruir un corazón. Hacerlo volver a funcionar con menos piezas que las que tuvo de inicio, que eso hace difícil entonces que quieran volver a prestar piezas, volver a correr el riesgo, volver a atreverse. ¡Pero yo vine con ansias de regalarle todas las mías! Me parece una aberración, la condena a dejar de funcionar una maquinaria que fue creada justo para eso. Y el camino fácil es ese: detenerla, ¿pero quién dijo que los caminos fáciles son los correctos? ¿Quién dijo que la vida es de los que los paraliza el miedo? ¿Quién dijo que por negarse a que funcione no va a llegar el día en que otro corazón haga girar sus engranajes oxidados en contra de la voluntad de usted? Y está trillada la frase, pero es real: la vida es de los valientes, y ser valiente no es tener miedo a que se estropee tu maquinaria, sino, con todos ellos permitirle realizar sus funciones.

Creo que nadie debería declararse naturaleza muerta teniendo la oportunidad de ser la flor más hermosa de cualquier jardín. Cuando yo le ofrecía el mío, ella estaba a punto de hacerlo y aunque a veces sentí que simplemente tal vez yo no era la fruta correcta de su juego, hoy la admiro. Admiro su fortaleza, esa con la que resplandece despúes de elegirme sin saber a ciencia cierta si sería yo la indicada. Y aunque me enamoré de su corazón roto, de sus grietas, de sus piezas oxidadas, y sus pétalos a medio marchitar, no era correcto sentir que ya no tendría un intento más, que ya nadie tendría espacio en su vida, que ya no habría lugar a momentos felices por haber elegido un mal mecánico en su momento que más que reparaciones, robó material de trabajo.

En la vida ocurre de todo, nos encontramos con miles de personas y acontecimientos de los cuales debemos dejar ir los que nos maten para así permitir quedarse a los que nos den la vida. Y con cada uno de ellos, recibir el aprendizaje que trae. Su error, había sido creer que la lección que dejó una jardinera a sueldo, era cerrarse al mundo. Pero no señora, la enseñanza era que debía exponerse al mundo, a pesar de saber que este podría destrozarla, porque siempre es mejor elegir a nuestro propio verdugo, que entregarnos al que escoja la vida. Le agradezco que haya sido fuerte para reconstruirse, que me haya demostrado que no necesitaba de mi mano para hacerlo, que no se haya cerrado a nuevas vivencias y que entendiera que la solución, no era también quebrar a quienes como yo, solo quisimos rescatar la esencia, que logramos oler en usted, bajo miles de capas de acero.
Al final terminé aprendiendo de usted, yo que llegué con intenciones de enseñarle. Pues como dice, yo no tenía que darle mis piezas para reemplazar las suyas rotas, sino que era mejor lo que conseguimos: hacer ambas maquinarias funcionar en conjunto con la creación de una unión inquebrantable... Estoy orgullosa y feliz por usted, y por mí. Hoy sigue brotándome lágrimas, pero solo de alegría, de maratones de cosquillas, tardes de besos locos y noches de velar sus sueños en mi almohada. Gracias por aparecer con la misma arrogancia hace diez años en aquel avión. Gracias por dejarme vivir la metamorfosis de un corazón moribundo. Gracias por dejarse ser, por volver a amar, por hacerme la afortunada, por palpitar conmigo y atreverse a morder la manzana de lo prohibido...
¡Y pensar que todo empezó por un kiwi!

domingo, 7 de julio de 2019

A veces, casi nunca, raramente, pero llega...







A veces, casi nunca, raramente, pero llega...


¿Alguna vez has conocido a alguien que te hace sentir que hay una persona indicada esperando para cada uno y que tú acabas de tropezarte a la tuya?
Es tan malditamente alucinante que ni los pensamientos ni palabras son suficientes, porque hay tanto por digerir, tanto por decir que es imposible comenzar por nada. Simplemente es sentir que eso que ustedes tienen, eso que nunca ni tuviste ni viste ni soñaste, lo debería tener cada persona. Es la sensación constante de haber sido creada para ella y ella para ti aunque tardaron años en encontrarse. Es saber que cada cosa que has hecho en tu vida ha sido para acercarte a ella, ha sido preparándote para su llegada. Es que cada cosa que ella sueña lejanamente es de lo que has vivido y nadie entiende. Es que busca las cosas que nadie miraba en ti y estabas a punto de cambiar para encajar y te alegras de no haberlo hecho. Es sentir que fueron moldeadas a la medida en cada paso para pertenecerse un día.
Es entender de qué se trata amar a alguien y en qué consiste una pareja sin necesidad de serlo. Es que suceda lo que no esperabas que pasara porque no es que sea algo que habías perdido la esperanza de encontrar, es que es una cosa que ni sabías que existía pero de pronto está ante tus ojos, y aunque tardaste en descubrirlo, te das cuenta que cada engranaje gira a su favor forzándote a sus brazos. Es que no pueda ser más perfecta aun siendo todo lo que nunca buscaste y no pueden entenderse mejor. Es sentir que pueden hablar toda la vida sin cansarse porque de inmediato fluyó la energía la comunicación la compenetración en la primera charla. Porque las dos están locas pero sus locuras se complementan en su diferencia, porque las dos son maduras y conscientes pero desde diferentes puntos de vista, porque son dos polos opuestos pero miran del mismo modo a la misma dirección.
Ella es todo lo que nunca he conseguido y yo todo lo que ella quisiera poder ser. Y no diré lo típico, porque no es cierto, no la conocí y supe que era la indicada, no sentí la alineación de los planetas por nuestro encuentro, no se me enloqueció el estómago, no ese día. De a poco, sigilosamente, sin sospecharlo, mi corazón y mi estómago se agarraban las manos dando vueltas en una montaña rusa interna que no supe quién, cuándo o cómo se accionó. Una inestabilidad eufórica y ansiosa se apoderó de mí y mientras más intentaba apagar la atracción, más velocidad tomaba, y lo supe, simplemente un día lo supe: era imposible correr lejos de ella aunque ella ni siquiera supiera que participábamos en una carrera... Pues con el tiempo te das cuenta, que todas tus idas de olla, todas tus locuras y a lo que todos le llaman complicaciones, se hacen lo más común y sencillo entre las dos, porque las que no comparte, las comprende y viceversa.
Por eso, sí, ella tiene razón: no hay nadie más en el mundo que nos soporte además nosotras que somos insoportablemente desquiciadas, pero, ¿acaso necesitamos a alguien más? No necesito una tribu que me comprenda o soporte, I just need her... Y cada día confirmo eso, que fuimos hechas para aguantarnos mutuamente, por eso teníamos que equivocarnos tanto y sentir que nadie nos soportaba, para poder disfrutar de la sensación que es que alguien lo haga...
Es que lo mejor del mundo es, escucharla con temor decir lo que cree que es una barbaridad incomprensible, y que sea exactamente el mantra que tú has tenido. Es como, escucharte explicándote el porqué piensas como piensas y eres como eres, es como una conversación en tercera persona contigo mismo, y a la vez no, porque también ella tiene sus propios mantras que no van contigo ni con lo que querías en alguien a tu alrededor, pero maldita sea, ¡en ella es perfecto! Es de este tipo de mujeres que le teme a todo y no le teme a nada. Que es como es y punto, que no le van las falsas modestias ni las hipocresías ni las máscaras ni las verdades a medias. De estas mujeres que te gritan a la cara lo que le pasa a todos por la mente y ninguno quiere confesar, y tú eres de las que no confiesa, pero la oyes y pasas de todo porque piensas igual y ser uno mismo nunca debería estar mal. (Es una mujer con mucho por enseñar pero dispuesta a seguir aprendiendo por ti, de ti, contigo...) Es cierto, la honestidad sin filtro a veces hiere, y da miedo saberlo, pero solo porque el mundo nos ha acostumbrado a las caricias con mentiras al punto de que las verdades las sentimos como bofetadas, por eso a veces cerramos los ojos y los oídos ante la realidad y creamos nuestra isla aparte sostenida por autoengaños. Yo me consuelo por ahora en saber que todo lo que hace y dice es puramente real porque así es ella, y agradezco que por ahora todo lo que tenga por hacer y decir sea para bien, pero me aterra el día que tenga que escucharla decir una verdad no tan bonita, porque sí, porque todo pasa y todo se acaba y algún día (aunque es lo que menos quiero) ella se sentirá diferente y tendré que pagar el precio... Pero también siento que no hay nada que pueda contra nosotras, que somos una combinación mortal, exactamente, que o vivimos de una puta vez o acabamos matándonos.
Pero se siente bien, equilibradas las neurosis, y realmente entiendes lo que es ser un equipo, dos partes de una misma cosa, lo que es disfrutar con una sola persona el tratarse como amigas, como hermanas, como pareja, como colegas, como consejeras, como mala influencia, como todo. Es querer protegerla, hacerle bien y verla feliz aunque un día eso no sea contigo. Porque quieres hacerle el amor desmedidamente, pero también quieres hacerle café en las mañanas (with the coffee maker), convertirla en la musa a que le dedicas tus mayores obras y andar de su mano por la playa devolviendo medusas al mar... Es sentir que tienes a alguien no que saca la mejor versión de ti, es alguien que te saca a ti, y punto, y que te ama por cada espacio sea mejor o peor aunque a veces no entiendas que adore lo que todos han odiado y lo que tu no soportas de ti y te haga verla más loca. Pero es que no es que te acepte con tus manías, o que te ame a pesar de tu pasado y tus defectos, es que te ama por eso mismo, y ahí simplemente descubres que por eso: todos no somos perfectos para todos, porque nadie ama las mismas cosas... Es que todo te gusta si es en ella y con ella y de ella, y por su parte también. Que son dos huracanes caóticos llenos de calma que solo se liberan dentro del otro sin acabar de entender el fenómeno que lo causa pero sin quererlo tampoco. Es que los días no son ni fugaces ni eternos, simplemente son juntas o no. No es pesado, aunque la distancia lo haga difícil, el disfrutarla, el tener esta espera porque igual la viven juntas y también de algun modo se vuelve hasta bonita en vez de una condena.
Tenerle es entender que la palabra amor es muy grande, que debes manejarla con cuidado y que debiste haberlo hecho, porque no es algo que se te hace fácil decirle a alguien en una semana sin siquiera tenerla delante o asumir que es lo que te pasa con una mujer de la que malamente conoces dos cosas. No es eso. No es que el amor tenga explicación ni que tengas que tener una lista que te haga comprender por qué la amas, pero, sabrás que es amor cuando se vuelve algo que te da pánico hasta pensar, que no esperabas ni querías sentir. Es de repente una palabra que deseas borrar del diccionario, quizás porque conoces sus consecuencias, es una palabra que se te queda en el medio del pecho atorada, que la sientes respirar y hasta palpitar y querer saltar sobre ella de solo verle a los ojos cuando brillan al mirarte, pero no sale, no corre ligeramente fuera de tus labios como otras veces... La sientes, pero no puede salir. ¿Por qué? ¿Cobardía de sentirlo? ¿No saber llevarlo? ¿No ser correspondido? ¿Sentirte débil? Tal vez solo saber que hay que usarla correctamente y no estás segura o no quieres estarlo porque te entra pánico la idea de poder estarlo sintiendo... ¿Pero a qué se debe ese temor? ¿Por que esa contención? ¿Por qué mientras más lo sientes menos lo puedes decir? Quizás somos un poco idiotas...
Si es que ves tu futuro en sus ojos y lo quieres taaanto que desde la confianza de que todo puede estar perfecto, te estás muriendo de miedo. Porque sí, porque estás acostumbrada a llevar cosas temporales que se romperán de un modo u otro (y desde el inicio lo sabes) y puedes con eso, porque el ciclo de tu vida se ha basado en la recuperación entre dolor y dolor, porque ya ni crees saber amar sin grietas porque a eso te agarrabas en otros amores, porque hay cosas que parecen demasiado bellas para ser verdad y al final creo que todos somos pesimistas y aunque estemos pisando el puto arco iris vamos a estar buscando la tormenta y de no verla, le gritaremos que llegue y arrastre con nosotros lejos... Porque quizás necesitamos una excusa de la vida más allá de ser unos cobardes. Porque a lo mejor es demasiado para que te toque a ti aunque es lo que siempre has querido, porque no sabes si ya tenía que llegarte, si algún día te tocaba que llegara,porque creías que solo estaría en tu mente. Porque estás acostumbrada a fracasar en cada cosa de tu vida, y no eres la única, cada persona a tu alrededor que te conoce, ya da por sentado que esta es una historia más, así que mientras más les intentas convencer de que no, más te acaban haciendo creer que así la debes sentir y por primera vez, tú que amas volar entre las nubes, te decides a sentir en tus pies la humedad de la tierra. Tú misma cortas la cuerda y quieres solo sentir el crudo pavimento porque quizás desvistiendo arco iris tengas razones crudas para decir: no. ¿Seremos masoquistas? Quizás sólo queremos saber que la felicidad y los sueños existen, que están ahí, y son un objetivo de vida, pero nunca los queremos cumplir, porque nos aterra, que aquella única cosa que te ata al optimismo se te desvanezca ante los ojos, porque entonces ¿a qué te agarras? Sí, tal vez sale bien, pero aunque queremos un cuento de princesas no creemos en los felices por siempre. Tal vez por eso cuando la vemos llegar en nuestra dirección con la perfecta banda sonora a piano y su cabello moviéndose al viento en cámara lenta mientras sus ojos te gritan que te aman, lo mejor que se te ocurre es salir corriendo...
Y no quisiera que fuera así, y quisiera tener mi fe completa, y quisiera que realmente sucediera pero me aterraaaaa. No se si son los cambios, si es la perfección, si es una nueva vida, si es la mejoría y la falta de costumbre a tener algo por lo que sonreír a cada segundo. Pero el miedo está ahí, no se va. Y mi miedo me da más miedo porque, joder, quiero esto pero mi consciencia me advierte una escapada, y ya no se si prefiero que sea mía o de ella... Aunque no quiero ninguna. Tal vez mi karma es ser una pesimista que vive
compadeciéndose de ella misma por todas las decisiones que jamás tomó por miedo a que saliera bien y por una vez ser feliz de nuevo. Quizás me siento culpable de poder sentir alegría después de todas las razones que me la han robado. Porque pienso en mi felicidad, y veo que solo la disfrutaré yo, que solo la veré yo, que todos tendrán algo contra ella, que nadie la entenderá, pero también sé que mi felicidad depende de mí y que no necesito la aprobación de un mundo que no pide consejos para vivir y que siempre estará buscando el incendio en la casa ajena. Entonces me siento fuerte, y siento que a su lado... a su lado somos imparables, pero sigue aterrándome.
Por una vez creo tener el melodrama con la ideal combinación, con la madurez necesaria para echarlo a rodar pero ¿sabré llevarlo por siempre aunque lo quiera? ¿Y qué hago si se cansa ella? ¿Qué hago si se estropea todo con quien sientes que es la única indicada? ¿A partir de ahí como vives sabiendo que ya no tienes a quién buscar porque ya la habías encontrado? ¿Qué me hago si un día deja de sentir? ¿Y si un día se le olvida todo y descubre que si para mí ella era la correcta yo para ella era la equivocada? ¿Y si no esperamos de nuestra vida lo mismo? ¿Y si ella solo necesita a alguien que arrastrar a la de ella? ¿Y si no se manejarlo? ¿Y si me hiere? ¿Y si lo arruino? ¿Y si se acaba? ¿Y si me duele? ¿Y si a ella no?
—¿Y si todo sale bien amor y perdemos la oportunidad de una vida?